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Vivimos en una burbuja digital

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Hablamos del universo personalizado que se crea en Internet para cada individuo como consecuencia de los algoritmos de selección y depuración de contenido; sus ventajas y, por supuesto, sus riesgos

¿Sabías que, al hacer una búsqueda en internet, una serie de bots obtienen y guardan ciertos datos del intercambio entre tu dispositivo y el servidor (lugar de conexión, tópicos de interés en la región, actividad previa del usuario…)? Luego, esa información recopilada se utiliza para ofrecerte el contenido que más probabilidades tiene de captar tu interés y de ser consumido por ti. Así funciona una burbuja filtro.

Según Emilio Jurado, periodista especializado en el tema: “el concepto de filtro de burbuja viene de la matemática aplicada a la informática, particularmente del diseño de algoritmos, esos dispositivos que establecen y jerarquizan qué vas a ver y qué no vas a ver. Lo hacen teniendo en cuenta tus deseos y afinidades generadas por tus búsquedas y enlaces con toda clase de fuente, web, blog, contacto personal, red social, etc”.

La gran utilidad de estos procesos radica en que brindan contenidos interesantes para los usuarios y, sobre todo, recomiendan contenido similar filtrado entre los montones de bytes que circulan en internet.

Por ejemplo, si buscamos en un navegador con burbujas de filtro menos cerradas como Dialnet podemos encontrar más variedad de contenido, pero estamos sujetos a la probabilidad de encontrar mucha información ajena al tema del que estamos indagando.

Sin embargo, en Google y otros buscadores, gracias a todos estos procesos, es probable que hallemos la información deseada o de mayor interés para la investigación, apropiación de contenidos o recreación informacional.

DETRÁS DEL TELÓN

Dichas ventajas traen consigo grandes riesgos, sobre todo si nos referimos al tema de la privacidad. ¿Realmente damos nuestro consentimiento a esto? ¿Cómo se recopilan estos datos? ¿Quiénes tienen acceso a ellos? ¿Qué otros usos pueden tener? ¿A dónde van a parar?

Seamos sinceros, casi nadie lee la letra pequeña. Con tal de acceder al contenido de una página web, muchas veces aceptamos las “cookies” sin siquiera detenernos a leer qué representan.

Básicamente, las cookies son archivos que contienen pequeños fragmentos de datos (como nombre de usuario o contraseña) que se intercambian entre un grupo de usuarios y un servidor web. Su principal función radica en identificar usuarios específicos y mejorar su experiencia de navegación.

Información personal, anuncios dirigidos, petabyte
¿Cómo funciona este algoritmo? (Petabyte)

O sea, le otorgamos permiso al sitio para tomar nuestros datos y usarlos como crea conveniente. De esta manera, se pulen los algoritmos que seleccionan, entre los resultados, los que considere de mayor interés para el cibernavegante.

Lamentablemente, estos datos también son recopilados por empresas de publicidad que los utilizan para fijar al usuario como objetivo de anuncios personalizados. En otras palabras, lucran con nuestros datos personales y de navegación.

Normalmente el acceso a las cookies debería limitarse al sitio web que las solicita, pero existen diferentes tipos de cookies que envían información a terceros, burlando la privacidad del usuario, justamente para crear el perfil de cliente antes mencionado.

Este perfil constituye una burbuja de filtro, pues delimita, con la mayor precisión posible, el contenido que se muestra –desde opiniones hasta productos de una marca en específico–. La burbuja se mantiene en constante crecimiento, pero puede llegar a un punto en el que solo refleja los criterios propios. Muestra lo que se quiere ver y suprime el resto del contenido.

Consejos para protegerse de la burbúja filtro en línea
Consejos para protegerse de la burbúja filtro en línea (Petabyte)

De esta forma, se crea lo que se conoce como una “cámara de resonancia mediática” alrededor del usuario. Esta caja de resonancia encierra la realidad del individuo, permitiendo a las empresas su manipulación a través de campañas publicitarias dirigidas.

LA PUBLICIDAD COMO BURBUJA FILTRO

En un mundo hipercomercial, el combustible que impulsa a la sociedad es el dinero, por tanto, quien tiene el dinero, tiene el control. Existen mecanismos para lograr el predominio de determinados contenidos en la red de redes mediante pagos. Este tipo de publicidad puede estar orientada lo mismo hacia la venta de determinado producto o -en un caso muy frecuente- hacia eventos políticos relevantes.

Por ejemplo, durante los sucesos del 11 de julio de 2021 en Cuba, alguien pagó para que cualquier búsqueda que incluyera la palabra “protesta” -así fueran enunciados tan ridículos como “protestas en Júpiter”- mostrase como resultado lo que acontecía en la isla, creando un foco de atención extra en los acontecimientos. Aquí vemos claramente lo que puede hacer la burbuja filtro de publicidad al servicio de una agenda política, como es capaz de condicionar a millones de personas a generar una opinión sobre el tema.

ADVERTENCIAS DESDE LA CIENCIA FICCIÓN

La reducción de la realidad a un espacio hermético y sesgado ha sido un tema abordado ampliamente en la literatura de ciencia ficción. Obras como “Un mundo feliz” de Aldous Huxley y “Fahrenheit 451” de Ray Bradbury son ilustrativos ejemplos de ello. El Soma, la droga de la desinformación y los libros incendiados como método de represión cultural son temas que, al momento de publicación de los libros, eran lejanos y distópicos; hoy la dominación informacional por parte del poder se vuelve cada vez más real, aunque no tan grotesca y exagerada.

Si la manipulación de la realidad se realiza para colocarnos en un lugar feliz, sin dificultades. ¿Es buena o mala? ¿vale la pena entregar la libertad a cambio de la confortabilidad que brinda un ambiente donde siempre se habla de lo bueno? Déjanos tu opinión en los comentarios.

Las burbujas filtro condicionan nuestra vida en red. A pesar de su utilidad, es necesario dejarlas de lado en ocasiones; sobre todo si queremos ampliar conocimientos y criterios acerca de determinado tema. Aunque el tema sea eminentemente grave, es necesario aclarar que las violaciones de privacidad son evitables. En la mayoría de los casos, basta con prestar atención y ser precavidos mientras se navega.


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