Prosiguen labores de búsqueda tras derrumbe en el área de la chimenea de la CTE Antonio Guiteras
Dos personas fueron rescatadas con vida, un fallecido y una persona permanece atrapada tras el derrumbe de un tabique en el área de la chimenea de la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras de Matanzas. Durante toda la madrugada continuaron las labores de búsqueda. Cada minuto cuenta.
Al rededor de las cinco de la mañana, el periódico Girón informaba que Misbel Palmero Aguilar, director general de la Central Termoeléctrica Antonio Guiteras dijo que: “En estos momentos estamos moviendo un equipamiento que está trabajando en el Hotel Saratoga, que es un martillo, para poder romper el muro de afuera, la parte exterior, y poder acceder y sacar el hollín por otra vía, que no hemos podido todavía acceder”.
“El equipo se está moviendo en estos momentos y debe llegar en un estimado en 4 – 5 horas”.
A la misma hora en que una pared se desploma, una puede estar leyendo un libro, abrazando a un hombre, revisando un texto, fregando platos, o sintiendo una brisa deliciosa y feroz.
Una pared se desploma y no hay estremecimientos en el aire que anuncien la desgracia, no se detiene el tiempo, ni los gritos traspasan las paredes de la casa.
Pero en alguna parte que es un lugar específico una pared se desploma, y cuatro hombres quedan sepultados por capas de ladrillos, por hollín y por todo el miedo del mundo.
Y esa pared desplomada no cae solo sobre cuatro vidas sino sobre muchas otras vidas a ellas conectadas que también leen, trabajan, friegan platos, y hasta sonríen sin saber que en ese preciso instante la hondura terrible que llamamos fatalidad los está marcando para siempre.
La capa opresora de materia sucia dejará salir a algunos hombres y a otros los sacarán siendo ya solo el amasijo de recuerdos que guarden los suyos.
Y la vida seguirá, tan terrible y bella, y no pensaremos mañana en qué pared será la nuestra, o la de los nuestros; de hacerlo, el hecho de vivir sería insoportable.
Pero la hipotética pared existe. Quizá pensar en ella a veces nos haría más conscientes, o tal vez más generosos, o tal vez más amantes. Quizá.
Yeilén Delgado Calvo
(Noticia en construcción)