El poder de amar de Nelson Mandela (+ Fotos)
El doctor Felipe Delgado Bustillo, uno de los primeros colaboradores cubanos en llegar a Sudáfrica, puede contar sobre todos los poderes de Nelson Mandela, pero en especial su capacidad para amar al prójimo.
En entrevista exclusiva con la Agencia Cubana de Noticias, Delgado Bustillo refirió detalles sobre su encuentro con el entonces líder del Congreso Nacional Africano (CNA), y relató anécdotas de una foto histórica como sello de aquella cena especial que Mandela le ofreció.
“De mis ocho misiones internacionalistas, la mayoría fueron en África, pero la primera transcurrió en territorio sudafricano en 1992, asesorando al Departamento de Salud del CNA.
“En respuesta a la solicitud de Mandela durante su visita a Cuba en julio de 1991, se envió una primera representación de la Isla, integrada por el doctor Carlos Más Zabala, funcionario del Comité Central del Partido y yo. Recorrimos todo el país, las instituciones, y dimos a conocer a los promotores de lo que es hoy en día la poderosa presencia médica cubana en esa nación.
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“Fue una experiencia extraordinaria esos seis meses de trabajo con el CNA y distintas organizaciones no gubernamentales.
“Cuando llegamos, el 20 de julio de 1992, allí había una gran efervescencia política; hacía dos años que Mandela estaba liberado de la prisión, era el líder de la oposición y la figura indiscutible del Congreso.
“Vimos su capacidad para aglutinar, poseía el poder de amar, porque era un hombre que, como escribió el padre Michael Lapsley en su libro La sanación del ser humano, ayudó a sanar la sociedad sudafricana. Él inyectó amor por el país, por su pueblo fuera blanco, negro o indio.
“Ahmed Kathrada, uno de los amigos más íntimos de Mandela que compartió la celda con él, lo ayudó a sacar de la cárcel las primeras notas para su autobiografía titulada Un largo camino hacia la libertad, una narración tan humana, tan sencilla y bonita que uno se enamora del personaje”.
El también especialista en epidemiologia muestra un ejemplar de la primera edición del título en Sudáfrica, una obra con más de 600 páginas.
“Kathrada nos habló de ese ser humano, de la bondad de aquel Nelson, de su humildad, fortaleza y resistencia, de no dejarse doblegar, porque le querían ofrecer la libertad a cambio de que hiciera negación de la lucha de liberación.
“El tenía su Partido, una agrupación muy poderosa, fuerte, multirracial y con figuras destacadísimas, entre ellas profesionales, políticos y hombres extraordinarios que eran miembros del CNA.
“Mi colega Carlos y yo participamos primero en una reunión del Congreso y de la Confederación de Sindicatos, y sentimos mucho honor porque éramos dos humildes representantes del pueblo cubano siendo ovacionados por toda esa gente pero, por supuesto, a quien aplaudían era a Cuba, a Fidel. A todo lo hecho por la nación antillana en la liberación de los pueblos de Angola, Namibia, Sudáfrica, Zimbabue y Mozambique.
“Mandela nos quiso congratular con una cena, en un barrio distinguido. Era una comida muy frugal, sana, sin bebidas alcohólicas, no se fumaba y no había café, pero antes conversamos sobre las relaciones amistosas de Cuba con Palestina y de Fidel con Yasser Arafat, porque él ya había visitado ese país. También se interesó por los lazos entre Libia y el país caribeño.
“Nos contó que en las Olimpiadas de Barcelona, debido al protocolo, no pudo darle un abrazo al Comandante en Jefe y ello le había dado mucho sentimiento. Además, preguntó cómo era el pueblo de Cuba, sus características y se interesó por las consecuencias del Periodo Especial. Le hablamos de la tradición de lucha, de la historia de los cubanos”.
El doctor Delgado Bustillo guarda como un tesoro la foto con Mandela después de la cena, donde aparecen miembros del Congreso, así como su colega Más Zabala y él.
“En la imagen, Mandela tiene las manos extendidas y abiertas, porque ahí yo le empiezo a explicar que si se tiene en cuenta a la población y las medallas de oro alcanzadas en Barcelona, Cuba entonces había quedado en primer lugar por países.
“Durante la referida velada nos sentimos relajados porque él fue siempre muy acogedor y tratable. Fíjate, que en una ocasión el boxeador Teófilo Stevenson tuvo que esperar dos días en casa del embajador, porque Mandela quería conocerlo; sin embargo, su apretada agenda no le dejaba tiempo.
“Después regresé a Sudáfrica, del 95 al 97, como asesor de las Naciones Unidas y de la Organización Mundial de la Salud para la implementación de los principios de la atención primaria en ese país”.
El 5 de diciembre de 2013 falleció el líder sudafricano, el hombre que por sus ideas libertarias, los racistas le mantuvieron 27 años tras las rejas, pero por su poder de amar se mantuvo invicto.