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La OCLAE como símbolo histórico de la lucha estudiantil latinoamericana

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Durante el decimonoveno Congreso de la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (OCLAE) se ratificó la necesidad de que los pueblos de la región se levanten en búsqueda de una sociedad más justa, independiente y soberana

Contar la historia de la OCLAE equivale, en gran medida, a contar la historia regional, la otra historia, la nuestra. El 11 de agosto de 1966 ve la luz en La Habana, Cuba, la Organización Continental Latinoamericana y Caribeña de Estudiantes (OCLAE). Ante un panorama complejo para la América toda, de dictaduras militares y civiles, agresiones e injerencias imperialistas constantes, nace con el fin de aglutinar, dar voz y encaminar la lucha del estudiantado.

Durante años la organización se ha destacado en la contienda por la soberanía de nuestros pueblos, la nacionalización de los recursos naturales, la conservación del medio ambiente y por salarios dignos para la clase trabajadora.

La OCLAE, que arribó en agosto del año anterior a sus 55 años de fundada, está integrada por más de 35 federaciones estudiantiles (secundarias, universitarias y de postgrado) de una veintena de países. La “organización de organizaciones”, como la calificara su actual líder, el joven cubano Leonel Pérez Freeman, ostenta el estatus consultivo ante el Consejo Económico Social de Naciones Unidas y el de carácter operacional frente a la UNESCO.

La decimonovena edición del Congreso de la OCLAE, con cede en Caracas, Venezuela recién culminó este 25 de noviembre. En el evento se abordaron temas como la igualdad de género, cuidado medioambiental, desarrollo sostenible e integración latinoamericana y por supuesto, la calidad y gratuidad de la educación pública.

Rodolfo Romero Reyes, periodista y autor de La calle es nuestra, libro donde se recogen las voces del movimiento estudiantil regional y con ellas el pasado, presente y futuro de la organización, asevera que Cuba ha sido garante de la lucha estudiantil en América Latina pues desde el primero de enero de 1959 obtuvo conquistas en el campo de la salud y educación, que, para muchos pueblos latinoamericanos hoy, representan aún una quimera.

A propósito, el joven estudiante universitario Raciel Guanche, participante del evento asegura que la Isla es vista como un paradigma y desde esa responsabilidad guía la organización; en este rol el liderazgo de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU) ha sido fundamental.

En entrevista publicada en el libro La calle es nuestra de Rodolfo Romero,  el presidente de la FEU de Cuba José Ángel Fernández Castañeda refiere: “Hemos creado en nuestras universidades las cátedras de la historia de la OCLAE, las cuales deben coordinar actividades en materia de promoción de la organización continental, cuáles son sus objetivos, cómo funciona, cuál es su alcance. Como FEU llevamos estos temas a debate con los estudiantes a partir de estas cátedras que no tienen como elemento único la divulgación de la historia, son concebir acciones concretas que le den salida a las propias proyecciones de la organización».

“Cuba llevó al congreso las conquistas de su sistema de educación superior, su calidad y gratuidad, pero también la vocación social de nuestros centros de altos estudios, la extensión universitaria; las transformaciones que están ocurriendo en la universidad cubana referente a desarrollo tecnológico, profundización teórica y metodológica fueron enseñanzas que el país compartió durante el evento”, comenta Rodolfo, quien también participó como invitado al congreso.

La Mayor de las Antillas trasladó a Caracas, además, su experiencia en la labor comunitaria. Durante los paneles las miradas e intercambios se dirigieron al trabajo social desde las universidades, donde la FEU pudo compartir los conocimientos adquiridos en la etapa pandémica. 

“El mayor desafío de la OCLAE hoy, es que las voces que intervienen y participan del diálogo se hagan sentir. Continuar alzando esa voz firme, esos reclamos que se escuchan claros. Desde Cuba está garantizado el acompañamiento a las luchas que van a ser siempre revolucionarias, transformadoras desde una izquierda con una visión de integración y latinoamericanista”, refiriere Raciel.

Para Rodolfo Romero la OCLAE, además de un espacio propicio para el intercambio cultural entre naciones, resulta el lugar indicado para conocer la realidad sociopolítica del continente.

“América Latina constituye un espacio de lucha activa para el movimiento feminista, para la consecución de derechos de la comunidad LGTBIQ+ y dialogar con estas realidades resulta un aprendizaje para Cuba. La manera en que ellos asumen sus identidades de género, la forma en que incorporan sus códigos a la lucha estudiantil, la canalización de inconformidades son aprendizajes para nosotros”, destaca el periodista.

En este tema la Isla expuso lo que en materia de igualdad se trabaja en el país, cómo los estudiantes fueron partícipes en la elaboración y aprobación del Código de las Familias por ejemplo.

A lo largo de la entrevista dada a Romero, Fernández Castañeda declaró que para llegar a consensos Cuba y concretamente la FEU ha tenido que mirar hacia adelante, reconocer errores y hacer autocrítica. «Aspiramos a la perfección y lo hacemos con transparencia. El diálogo es complicado, es difícil, pero tanto en foros como en espacios bilaterales o multilaterales donde hemos coincidido con las demás organizaciones, siempre hemos partido del respeto, dejando claros cuáles son las líneas y los principios establecidos en los estatutos de la OCLAE».

Desde inicios del siglo XX, el estudiantado latinoamericano se ha mostrado activo en la busca de sus derechos y garantías. La expresión máxima de esto a principios de la centuria anterior fue la Reforma Universitaria de Córdoba, Argentina en 1918, la cual ponderó en su momento el poder decisorio de los estudiantes de la educación superior sobre la ruta que debían seguir las instituciones a las que pertenecían. Entre los objetivos fundamentales de la reforma se encontraban la democratización en el acceso a las universidades y su correspondiente apertura a todos los sectores sociales, gratuidad de la enseñanza y el establecimiento de un vínculo estrecho entre la universidad, el pueblo y la nación.

La Reforma de Córdoba resulta aún hoy un referente para la universidad latinoamericana e influye, también, en otras latitudes. Es tal su significación histórica que la OCLAE la toma aún como inspiración, siendo esta organización la mayor aglutinadora y propulsora hacia el porgreso.

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