Caibarién, amaneció en rojo y negro (+Audio)
Dialogar con el Teniente Coronel de la Reserva Humberto Rufino Perera Rodríguez, âHumberticoâ, me trasladó en el tiempo hasta los años cincuenta del pasado siglo. Una época en que Cuba estaba bajo la dictadura de Fulgencio Batista, y la mayoría de los cubanos luchaban por la libertad inspirados por la Generación del Centenario, guiada por el joven abogado Fidel Castro Ruz. Bajo estas circunstancias, un día Caibarién, amaneció en rojo y negro.
Cuenta Humbertico, que una tarde de junio de 1955, conversaba con sus amigos Juan José Pérez (Pito), José González (Pepe) y Alejandro Rojas (Rojitas), en el Parque âLa Libertadâ, y se les acercó Jorge Cabas, quién pidió hablar a solas con Humbertico. Ambos, se apartaron del grupo, y Cabas le manifestó que conocía de sus ideas independentistas y de sus deseos de ver libre a la patria, así que lo convidó a sumarse a una organización juvenil clandestina que se formaba en la Villa Blanca para combatir a Batista y sus esbirros.
Humbertico estuvo de acuerdo, y le aseguró que el resto de sus amigos, ahí presentes también compartían sus ideas, entonces Cabas le solicitó los datos personales del grupo. Bajo estas condiciones acordaron un próximo encuentro.
Después de despedirse, Humbertico regresó junto a Pito, Pepe y Rojitas, les comentó sobre la conversación, y todos estuvieron decidieron sumarse a la naciente organización revolucionaria.
Asegura Humbertico que al llegar a su casa, el corazón le latía muy fuerte, estaba feliz, con solo 16 años anhelaba la libertad de Cuba y admiraba mucho a Fidel y sus compañeros del Moncada, y luchar sería su manera de demostrarlo.
A la mañana siguiente, Humbertico se levantó bien temprano para escribir el listado de amigos y conocidos dispuestos a pelear por la patria. La lista la encabezaba él, seguido de Pito, Pepe y Rojitas. Con cuatro miembros no bastaba, así que salió para encontrar al resto, y después de conversar con varios conocidos llegó hasta ocho la militancia en su grupo.
Pasaron los días, y al no tener noticias de Cabas, Humbertico fue en su busca, por fin se encontraron. Cabas le aseguró que la organización del movimiento clandestino marchaba muy bien, que ya habían constituido varios grupos en la ciudad, estaban en Punta Brava, la Lomita de Carrillo, el Parque de la Güira, el Paradero de Narcisa, y el de Humbertico en Puerto Arturo.
Cabas, le pidió tener paciencia, actuar con cautela, y le planteó que tenía la primera misión para el grupo, le entregó creyones gruesos de colores rojo y negro, y le ordenó pintar las paredes de establecimientos y viviendas con consignas revolucionarias, como: âAbajo Batistaâ, âViva Fidelâ, âAbajo la tiraníaâ âBatista asesinoâ, entre otras. También le dijo que todos los grupos operarían esa noche al unísono, que a él y sus compañeros les correspondía el área ubicada desde la calle Jiménez y avenida Céspedes hasta la calle Cuarta, y siempre terminarían en el litoral.
Humbertico, reunió a sus compañeros, y acordaron iniciar la acción a las 7 y 30 de la noche. Así fue como, por primera vez, la ciudad completa amaneció llena de consignas revolucionarias. Los caibarienenses estaban sorprendidos, la mayoría felices por el golpe a la tiranía, y los esbirros corrían de un lugar a otro, hasta se movilizó la policía y el ejército Batistiano, esa acción les aseguró de la existencia de una organización clandestina, que sin lugar a dudas, era el preámbulo del Movimiento Veintiséis de Julio (M-26-7) en Caibarién.
Pasado un tiempo y el alboroto de los esbirros, Cabas se comunicó con Humbertico, y le ordenó que estuviera, con el segundo jefe de su grupo, a las 2 de la tarde, en las vidrieras de la otrora tienda âLa Japonesaâ (La Canastilla), sita en la calle Cuba, entre Céspedes y Máximo Gómez. Ahí se encontraron Humbertico y Pito (segundo Jefe del grupo), muy cerca de ellos, había una pareja de enamorados, que después supieron se trataba de una posta de guardia para proteger la reunión secreta. Entonces llegó Cabas, se peinó frente a un espejo, y sin mirarlos susurró: – Colchonería Barreiro, levanten el gancho y entren.
Esta colchonería estaba frente a La Japonesa, así que ambos brincaron la calle y cumplieron la orden, para su sorpresa, en el interior se encontraban más de una decena de caibarienenses, algunos desconocidos para ellos.
En ese instante Sebastián Arcos Bergnes, se presentó y dijo que la reunión sería breve por el peligro, fue hasta la cocina y regresó con su hermano Luís Arcos Bergnes, esa tarde, ahí en la Colchonería Barreiro, quedó constituido, a finales de agosto del año 1955, el M-26-7 en Caibarién.
Esta es la historia narrada una y otra vez por el Teniente Coronel de la Reserva Humberto Rufino Perera Rodríguez, âHumberticoâ, esta es la historia que comenzó cuando un día Caibarién, amaneció en rojo y negro.
A propósito, le envito a escuchar el testimonio que el Teniente Coronel de la Reserva Humberto Rufino Perera Rodríguez le ofreciera al periodista Máximo Luz.
A la memoria del Teniente Coronel de la Reserva Humberto Rufino Perera Rodríguez, fundador del Movimiento 26 de Julio en Caibarién.
Agradecimientos al Lic. Lenin Flores Márquez
Fuentes:
-Teniente Coronel de la Reserva Humberto R. Perera Rodríguez (Fundador de M-26-7).
-Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana de Caibarién.
Imagen de Máximo Luz