Desiderata desde el filo de la pandemia
Que el haber impuesto la salud por sobre la malsana presencia de la pandemia, no se quede en un logro. Que sea sobre todo un aprendizaje, para que el exceso de confianza no nos ciegue y podamos ver que aún hay sombras rondado nuestra luz. Aunque la victoria es segura, la lucha continúa.
Que seamos capaces de encender luciérnagas verdes de esperanza si es que el camino se oscurece, para que nos acompañen y guíen, para que podamos sentir la certeza de que nunca estamos solos del todo, que siempre hay compañía, que siempre hay manos amigas que ayudan a construir, y que son capaces de desplegarse como alas en pos de un futuro mejor.
Que la unidad familiar sea la mezcla que una las generaciones para que convivamos en nuestras especificidades, sin menoscabo de las formas propias de ser felices, reconociéndonos en sueños y desvelos. Que las familias cubanas puedan realizar el sentido de su existencia con igualdad de derechos y condiciones.
Que los hijos y las hijas acompañen y aprendan de sus padres y madres, tanto como estos de aquellos. Que la abuelidad sea vivida con ilusión y cariño, con apego a los afectos familiares. La vejez es un privilegio que el bien vivir nos regala y no tiene sentido desperdiciarlo en prejuicios y representaciones obsoletas. La familiaridad compartida es más y mejor familiaridad.
Que la ética de la justicia social y la de las relaciones interpersonales prevalezca. Que las diferencias no conformen abismos, que no sean motivo de exclusión sino de colaboración, que no se tornen hegemonías sino capacidad de apoyo, de compartir, de convivir, dando más los que más tienen y entregando todos lo que no nos ha de faltar nunca: amor al prójimo, al coterráneo, a la cubanía.
Amarnos como lo que somos: hijos e hijas de una historia común, de una cultura común, de un ansia inveterada de ser independientes, esencia de nuestra espiritualidad.
Que seamos capaces de contener la irracionalidad, la biológica y la humana. La que nace de la naturaleza, carente de voluntad consciente, se supera con conocimientos, con creatividad, con audacia intelectual. La otra, la humana, la cultural, también. Asumir la vida con racionalidad sentipensante es el mejor camino para el mejoramiento común, de todas y todos. Y aunque obstáculos naturales y construidos se interpongan en el camino y por momentos parezca que las fuerzas faltan convocando a un cierto desánimo, cultivando la inteligencia se podrán encontrar las redenciones éticas y los empeños comunes que nos devuelvan al camino de la felicidad.
Que cultivemos el optimismo inteligente, con argumentos, con razones. También con dudas y preguntas difíciles. Ellas convocan a la búsqueda de alternativas, y no al encasillamiento, convocan al movimiento, al cambio, y nos hacen superar el más de lo mismo con creatividad y flexibilidad. La complicidad con el pesimismo produce herrumbre y toxicidad. La alianza con el buen optimismo es sanadora y motivante.
Que la distancia no se torne impedimento, que los impedimentos no sean motivos de olvido, que el olvido sea solo el beneficio del arrepentimiento cuando reconozcamos que la distancia no tiene que ser pérdida. Que no se pierde nunca a las personas que se ama, porque el amor es uno y el mismo que vive y renace en nosotros cuando lo alimentamos de buenos sentimientos y las espinas no logran disuadirlo.
Que la solución a las discordias no la busquemos en la violencia, en la devaluación, en el irrespeto. Pensar distinto no es razón para el odio, para la agresión, para la mentira y el ultraje. Los conflictos se dirimen con educación, con tolerancia, buscando en lasfórmulas del bienestar y no las del infortunio. Que la paz sea nuestro destino común, que seamos capaces de convivir en armonía construyendo prosperidad y bienaventuranza.
Que la reconciliación venza al odio, el amor al desamor, la unión a la desarticulación. Que seamos capaces de hacer prevalecer en nuestra identidad, como cubanos y cubanas, los buenos valores construidos por tantas generaciones, que nos juntemos en la defensa del respeto, la honestidad, la honradez, la buena educación, que andemos con paso acoplado en las garantías de los derechos de todas y de todos, que asumamos el reto de vivir con laboriosidad y sensibilidad, con paz y armonía, con mas encuentros que desencuentros.
Que la defensa y el enriquecimiento del alma cubana presida nuestras acciones. Que seamos capaces de construir un mañana mejor que el hoy y el ayer, donde quiera que estemos, cualquiera que sea nuestra contribución. Que sea un mañana pletórico de espiritualidad, de comprensión, de buenos sentimientos, y que la vida que construyamos nos permita repetir una y otra vez, desde lo más hondo de nuestra existencia, que vale la pena.
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