Más que latinoamericana
No creo que sean muchos los que no conozcan y aprecien los resultados de nuestro país en el campo de la salud pública. No descubro nada si digo que a Cuba se le conoce y respeta en muchas partes del mundo, por su colaboración en el sector de la salud.
Pareciera que nuestro país estuviese predestinado al aporte solidario y el reconocimiento internacional en la salud y, quizás por eso, por mucho que se intentó despojar al eminente sabio Carlos J. Finlay, del descubrimiento del agente trasmisor de la fiebre amarilla, la verdad se impuso.
Así, el eminente sabio cubano resultó la inspiración para que se instaurara, primero, el Día de la Medicina Americana, devenido luego del triunfo revolucionario de 1959, en el Día de la Medicina Latinoamericana.
Estuvo bien acercar la conmemoración a nuestro entorno natural y geográfico, al lugar que años después recibiera con mayor fuerza la humanitaria colaboración que nos enorgullece y prestigia, pero nuestra vocación solidaria en un área tan sensible, ha desbordado esos límites, ya no se trata de la ayuda a países pobres y pequeños, tercermundistas; personal de la salud han sido nuestros mejores embajadores lo mismo en el empobrecido Haití del Caribe insular, que en la Italia de la Europa desarrollada y culta.
Cuba, además, se destaca a nivel regional, pero también global por sus extraordinarios resultados en el campo de la medicina. Basta señalar los indicadores en el programa materno infantil, o más reciente aún, la obtención de vacunas propias para enfrentar una de las crisis sanitarias mundiales más devastadora.
Celebremos pues, el Día de la Medicina Latinoamericana, sabiendo que por su trascendencia, la nuestra, es mucho más.
Imagen: tomada de Cubasí.