El cocuyo, el pensamiento creativo y la Matemática
Para pensar.
Este es un nuevo tipo de ejercicio de gestión del conocimiento en nuestra columna Para Pensar, que no dejará de tener su carácter participativo. El autor de este artículo de divulgación científica fue mi alumno en la Vocacional Lenin, y me sigue honrando al llamarme profe.
Sus datos: Luis Felipe Desdín García, Doctor en Ciencias Físicas, Investigador Titular del Centro de Aplicaciones Tecnológicas y Desarrollo Nuclear (CEADEN).
A continuación les invito a leer este interesante e instructivo artículo, y luego responder los tres incisos planteados.
«Con un cocuyo en la mano»
Dr. C. Luis Felipe Desdín
Muchos tenemos grabada en nuestra mente desde la infancia las primeras estrofas de una poesía de Juan Cristóbal Nápoles y Fajardo (las Tunas 1829 « 1859) titulada «Hatuey y Guarina»:
Con un cocuyo en la mano
Y un gran tabaco en la boca
Un indio desde una roca
Miraba el cielo cubano»¦
Al escuchar esta poesía del Cucalambé nos imaginamos la lucecita verdosa del cocuyo, un elemento muy distintivo de la noche en los campos cubanos. ¿Quién de niño no ha quedado hipnotizado viendo el puntito verde moverse en la oscuridad?
Nuestro cocuyo, de nombre científico Pyrophorus (del griego pyro, fuego y phorus, portador) conocido también como cucubanos y saltapericos, entre otros muchos nombres, es un insecto que posee dos órganos que producen luz verdosa en su dorso detrás de la cabeza y en la parte dorsal del abdomen que resulta visible solo cuando vuelan.
La emisión de su luz es una manifestación de un proceso denominado como bioluminiscencia que Madre Natura «ideó» mucho tiempo antes de que inventáramos las primeras formas de iluminación. El vocablo bioluminiscencia surge como una combinación de bios (vida en griego) y lumen (luz en latín).
El Cocuyo (Pyrophorus) es uno de los grandes tesoros con que la Madre Natura embelleció a la noche cubana.
Este fenómeno se encuentra mucho más difundido en los seres vivos de lo que imaginamos. El habitad marino está poblado de muchas especies con bioluminiscencia: celentéreos, gusanos, moluscos, cefalópodos, crustáceos, equinodermos y peces. En especial a grandes profundidades son abundantes las especies bioluminiscentes. Algunas evaluaciones afirman que nueve de cada diez seres vivos de los abismos marinos tienen la facultad de emitir luz de una u otra forma.
Madre Natura siempre que inventa algo lo hace con un objetivo muy concreto que obedece a una lógica muy rigurosa. Por lo que, llegado a este punto, surge la interrogante inevitable acerca de cuál es la función de la bioluminiscencia.
La respuesta no es sencilla. En ciertas especies está vinculada al sexo, al contribuir al apareamiento, ya que ofrecer una señal de referencia como es el caso de las luciérnagas. En otros casos la bioluminiscencia es empleada para simular una carnada llamativa, que atrae a la víctima incauta como lo hacen unos peces conocidos vulgarmente como rapes (género de peces lofiformes de la familia Lophiidae) que son muy estimadas en la culinaria.
También se ha reportado ejemplos del uso de la bioluminiscencia para la comunicación entre microorganismos y para la identificación de ejemplares jóvenes entre los de una especie. No obstante, el rol de la bioluminiscencia no ha sido descifrado complemente, existen algunos casos en que supone un gasto substancial de la energía del organismo y sin embargo hasta ahora no se conoce el objetivo específico de su emisión.
La producción de luz por seres vivos tiene dos orígenes. En el primer caso se debe a que contiene moléculas que tiene la capacidad de absorber una luz de determinada frecuencia (o color) y que en un paso posterior la emiten con una menor frecuencia es decir con otro color. A este fenómeno se le denomina fosforescencia o fluorescencia en dependencia del periodo de tiempo que perdura. Para procesos que duran menos de una cien millonésima de segundo se emplea la primera denominación y para los que duran más de esa fracción se usa el segundo. Si bien esta clasificación tiene interés para los científicos, lo cierto es que nuestra vista no tiene capacidad para diferenciar entre estos procesos. En ambos casos se requiere de una fuente que emita la luz inicial.
Un segundo origen de la emisión de luz en los seres vivos se origina en reacciones químicas que dan lugar a la generación de luz. En este caso no se necesita que se absorba previamente luz, esta se produce a partir de reacciones químicas y a ello debe su denominación de quimioluminiscencia.
Resulta interesante conocer también cómo Madre Natura diseña y ubica sus «lámparas de luz fría» para que cumplan sus funciones de manera más efectiva. En ciertos casos la emisión de luz se produce por células especializadas del organismo de ciertas especies, ya sean unicelulares o pluricelulares. Los paquetes de luz o fotones emitidos son transportados a través de la piel o son enfocados por medio de lentes y materiales reflectantes.
Madre Natura nos lleva una ventaja de miles de millones de años y ella constantemente está lanzando billones de dados diferentes en sus pruebas de ensayo y error. Ella dispone de billones de ejemplares de millones de especie que están interactuando constantemente con miles de ecosistemas diferentes. Cada uno de estos procesos de interacción son experimentos que se efectúan en laboratorios que muchas veces el hombre no puede imitar y que dan resultados asombrosos. Uno de esos grandes inventos fruto de la «experimentación» de Madre Natura son las moléculas orgánicas fluorescentes producidas por muchas especies.
Hemos recibido una herencia fabulosa que no está almacenada en las bóvedas de los bancos, sino en los genes de los millones de especies que acumulan la información de los grandes inventos de Madre Natura. Hasta este momento el hombre solo ha conocido una parte insignificante de estos tesoros.
Plagiando al cocuyo, en una institución científica cubana, el Centro de Aplicaciones Tecnológica y Desarrollo Nuclear (CEADEN), se imitan los inventos de Madre Natura. En este centro se ha desarrollado una plataforma tecnológica para producir y aplicar los llamados Puntos Cuánticos de Carbono, moléculas orgánicas fluorescentes que tiene un amplio campo de aplicaciones que va de las energías renovables a la biomedicina.
Nunca antes el hombre había tenido tantas posibilidades de aprovechar las ventajas de los inventos de Madre Natura como hoy. Muchos de sus inventos son de índole molecular, están en el mundo Nanoscópico. Un mundo que corresponde a dimensiones entre 1 y 100 milmillonésimas de metro (un nanómetro). Precisamente en este rango se encuentran las estructuras moleculares que gobiernan muchas de las funciones de mayor nivel de complejidad que nos hacen ser quienes somos: humanos.
Cuando conservamos la naturaleza sana, estamos contribuyendo a nuestro bienestar. Sin embargo, no solo se trata de un problema de instinto de conservación, pues cada vez que se extingue una especie también se pierden invenciones de Madre Natura que tal vez hubieran podido significar elementos en la elevación de nuestro bienestar y calidad de vida.
Todos los seres vivos somos familia y usted comparte un 70% de sus genes con las esponjas del Golfo de Batabanó. Seamos humanos y juiciosos, cuidemos a nuestra familia»¦
A continuación la tarea para ustedes:
1. Encuentre al menos 10 palabras que tengan una relación directa con el artículo, en la siguiente Sopa de Letras
2. Señale lo que más le impresionó del artículo
3. Si tenemos una cantidad total de 155 cocuyos de tres longitudes diferentes; los intermedios, miden 5 mm menos que los más largos y 1 mm más que los más cortos. ¿Cuántos cocuyos de cada tipo pondrías en línea recta, para cubrir un segmento de 1 metro?
Pista: La cantidad y longitud de los intermedios están asociadas con la palabra COCUYO.
Fundamenta tu respuesta.
Recuerden que:
«Es preferible una solución insignificante salida de cabeza propia; que una genial copiada en Internet o de otro, sobre todo sin entenderla». NGPA
«¡Manos y mente a la obra!