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El mundo empresarial de las oportunidades

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Durante la pandemia, en 2020, Amazon vio un aumento en sus ganancias de más del doble, a 21 000 millones de dólares. Bezos aumentó su fortuna en ese periodo en 74 000 millones de dólares. En contraste, los trabajadores en Amazon en promedio vieron su sueldo aumentar en dos dólares por hora.

El hombre en la encrucijada, mural de Diego Rivera

Jeff Bezos está considerado por Forbes la persona más rica del mundo. Los primeros cinco de esa lista la completan tres norteamericanos más un francés. Detrás de esos cuatro están compañías tecnológicas o, como a veces se les llama, de la nueva economía. Con frecuencia se habla que detrás de estas fortunas está la fuerza de la innovación y la capacidad de avizorar el futuro.

También hay otras historias que se cuentan menos. Hace cinco años, en 2016, Amazon se vio obligada a poner un cartel en uno de sus almacenes en Virginia, detallando que no ejercería presión o represión contra los trabajadores que abogaran por sindicalizarse o auparan a los trabajadores a hacerlo. Su descargo era resultado de haber sido acusada por la International Association of Machinists and Aerospace Workers de hacer precisamente eso. Los trabajadores de Amazon, la compañía principal de Bezos, no pertenecen a ningún sindicato.

Quejas de las condiciones laborales en Amazon se han ido acumulando por años. Jennifer Bates, al testificar frente al Senado de Estados Unidos, en marzo de este año, describió: «Trabajar en un almacén de Amazon no es cosa fácil. Las jornadas son largas. El ritmo es superrápido. Estás constantemente vigilado y monitoreado. Ellos creen que solo eres otra máquina más»». A pesar de ello, sus colegas en el almacén de Alabama votaron poco después de manera abrumadora en contra de formar un sindicato. El resultado del voto fue presentado como una sorpresa, pero algunos analistas no estaban sorprendidos. El ambiente de vigilancia feroz que la compañía tiene sobre sus empleados hace que, en un tiempo como el de la pandemia, todos estén aterrorizados de perder su trabajo. «Vigilan cada movimiento que haces («€¦), puedes ser disciplinado e incluso despedido por cualquier razón»».

De acuerdo con las leyes en EE. UU., se requiere que al menos el 50 % de los trabajadores en un empleo voten por sindicalizarse, para que el sindicato sea reconocido como un agente colectivo, representando a los

trabajadores. La ley viene de los tiempos de Roosevelt, cuando en 1935 la firmó. La ley, originalmente con el propósito de proteger a los sindicatos, ha sido deformada para convertirla en una barrera contra la sindicalización, opina Michael Walker, del Centro para el Futuro de la Fuerza Laboral, en la Universidad de Macquire.

Dentro de la compañía y previo a la votación, la administración condujo una feroz campaña contra la posibilidad de sindicalizarse. A los trabajadores se les enviaban mensajes a sus celulares e incluso propaganda antisindicatos fue ubicada en los baños, al lado del lugar del papel sanitario. Los gerentes de la empresa se acercaban a los trabajadores a preguntarles qué pensaban sobre el esfuerzo de sindicalizarlos.

Un precedente flotaba sobre los trabajadores. Bill Hough estuvo entre los primeros líderes que abogaron por la sindicalización en Amazon, en fecha temprana como 2015. En 2016 Bill fue cesado, la noticia le llegó mientras se operaba de la rodilla. La compañía le informó que había agotado su licencia médica y, a pesar de no estar en condiciones de caminar, fue despedido.

De acuerdo con Jennifer Bates, la administración condujo sesiones de adoctrinamiento antisindicatos,  «éramos forzados a lo que llamaron reuniones de «€˜»€˜educación sindical»€™»€™. No teníamos otra opción que asistir, no se nos daba la oportunidad de declinar, («€¦) duraban una hora y ocurrían varias veces a la semana»». Hope Pendleton testificó que en una de esas reuniones los amenazaron con que sus beneficios y seguro médico podían ser cancelados si la sindicalización ocurría.

Otras prácticas incluyen vigilar la actividad de sus empleados en las redes. Con anterioridad la empresa había solicitado que se ubicaran cámaras en el salón de votación, lo cual le fue negado. Serena Wallace, una empleada, confesó que cuando Amazon ubicó un nuevo buzón de correo, al que se podían enviar las boletas de votación, ella sintió que el buzón podía ser vigilado, a pesar de que Amazon aseguró que solo podían ser revisados por el servicio postal: «evité ese buzón»».

Si el voto hubiera sido a favor, su ejemplo podía extenderse a la totalidad de los centros de Amazon en EE. UU., un escenario que aterrorizaba a la compañía.

El tema no es solo Amazon. De acuerdo con Rebecca Givan, profesora de Estudios laborales en la Universidad de Rutgers, «organizar sindicatos bajo las actuales leyes laborales es extremadamente difícil, las probabilidades siempre están en contra tuya»». De acuerdo con una sentencia de la Corte Suprema de Estados Unidos, las compañías tienen derecho a impedir que organizadores sindicales entren en las empresas.

Estados Unidos tiene el mayor por ciento de trabajadores con bajos salarios, dentro de los países más ricos, de acuerdo con la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica (Ocde). Cerca de 32 millones de trabajadores están por debajo de 15 usd la hora, lo que les impide pagar simultáneamente por el alquiler de su casa, la educación de sus hijos y el seguro médico. Esos trabajadores están obligados a trabajar en más de un empleo diario, lo que implica horas de trabajo que pueden extenderse más de 12 horas diarias.

En 1980 solo el 20 % de la fuerza laboral de Estados Unidos estaba sindicalizada, en 2021 esa cifra se redujo al 11 %. En el sector público el porciento de personas sindicalizadas es de 34,8 %, pero en el privado cae a solo un 6,3 %. De acuerdo con una encuesta, en ese mismo periodo el número de trabajadores que manifestaron su interés en estar en un sindicato creció del 33 % al 48 %. Un proyecto de ley que busca favorecer la sindicalización espera ser votado en el Senado. La propuesta se conoce como El Acta para la Protección del Derecho a Organizarse y ha sido apoyada por el presidente Biden. El proyecto pasó la Cámara de Representantes, pero se espera muera en el Senado.

Quizá la razón por la que las compañías se opongan tanto a la sindicalización es el hecho de que el salario de los trabajadores, que no pertenecen a un sindicato, es como promedio un 16 % más bajo, que el de los trabajadores sindicalizados. Un trabajador sindicalizado cuesta más. No debe sorprendernos entonces que hay un sitio en la red con una explicación detallada de cómo deshacerse legalmente de un sindicato en EE. UU., paso a paso.

La burguesía no es una abstracción de los libros o la mente caliente de Carlos Marx, tampoco lo es la realidad de la sociedad dividida en clases.

Durante la pandemia, en 2020, Amazon vio un aumento en sus ganancias de más del doble, a 21 000 millones de dólares. Bezos aumentó su fortuna en ese periodo en 74 000 millones de dólares. En contraste, los trabajadores en Amazon en promedio vieron su sueldo aumentar en dos dólares por hora.

El trabajo en Amazon la empresa lo describe como demandante y un reto, pero una oportunidad para sus empleados. Esa es su descripción para una empresa que envía mensajes a sus empleados, en los que les dice «puedes dormir cuando hayas muerto»» o que, como descubriera el periodista James Booldworth, los empleados se veían obligados a orinar en una botella, porque la ausencia de su puesto de trabajo era penalizada en sus salarios. A Amazon no le quedó otra alternativa que pedir disculpas cuando ambos procederes se hicieron públicos, luego»€¦ las cosas siguieron iguales.

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