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Covid19: ¿Abuelos protectores en vez de protegidos?

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Casi siempre cuando se habla de los abuelos, sobre todo en estos tiempos de pandemia, se hace para insistir en la necesidad de cuidarlos y protegerlos.

¿Pero qué pasa si los abuelos son los protectores en vez de los protegidos?

Pareciera a primera vista una situación muy singular, sin embargo, el  13% de los niños cubanos conviven solo con sus abuelos.

Foto: SIPSE.com

Así lo comentaba el pasado abril la psicóloga Patricia Arés Muzio, profesora Titular y Doctora en Ciencias Psicológicas de la Universidad de la Habana, con motivo de la 8va. Edición de las Jornadas «Maternidad y Paternidad. Iguales en derechos y responsabilidades».

Generalmente, ese reto que asumen los abuelos resulta algo coyuntural: porque los padres del menor están en misiones u otras funciones de trabajo en el exterior, o por razones migratorias. 

Pero lo cierto es que, aunque sea de forma temporal, no pocos abuelos y abuelas hoy están reemplazando maternidades y paternidades.

Foto: ACN

Es una realidad que merece detenerse a reflexionar sobre ella sin que haya que esperar al Día internacional de los abuelos o a cualquier otra efemérides porque el aquí y el ahora se impone a cualquier esperar.

No es difícil suponer cuán sobre exigidos se deben sentir esas personas, que como tendencia deben andar por la tercera edad, al verse con la responsabilidad de los cuidados asistenciales, educativos y de todo orden de esos muchachos, a quienes, por demás, deben exigir el cumplimiento de las medidas de bioseguridad.

Súmesele a lo anterior los esfuerzos por mantenerlos en casa, por evitar que se aburran, por alimentarlos, y, además, porque sigan las teleclases.

Canas retadas 

Está claro que razones familiares muy de peso condicionan tales situaciones, a las que se agregan las características de las generaciones más nuevas, menos dóciles, más demandantes, cuestionando límites, siempre echando mano a argumentos a su favor cuando se trata de prohibiciones o indicaciones.

Y no digo con esto último que sean mejores o peores que otras generaciones, son, sencillamente, también hijos de su tiempo.

Esas características de «€œla nietada»€, así como las lógicas y posibles limitaciones que podrían acompañar a los abuelos, son un problema no solo para estos adultos mayores, también para los niños bajo su cuidado. 

No solo podría dificultarse el fluir de la dinámica hogareña así como la comunicación entre abuelos y nietos, también porque cabe la posibilidad de que la calidad de la atención brindada a estos últimos, aun cargada de amor y de las mejores intenciones, estuviera marcada por carencias y vacíos en varios órdenes.

Foto: lavanguardia.com

Habría que agregar  a lo dicho, las lógicas dificultades de quienes no son nativos digitales y se las tienen que ver con las nuevas tecnologías para muchas necesidades diarias como el pago de servicios y, sobre todo, para comunicarse con sus hijos, los padres de los nietos que andan cuidando. Si los niños son mayorcitos, podrían contar su auxilio, pero si no»€¦ a veces se les vuelve un reto más y bien estresante.

Retos todos que, por demás, se añaden a las condiciones de salud física y mental que acompañan a este grupo poblacional, y cuyas morbilidades son reiteradas una y otra vez como importantes motivos que lo ubican como un grupo de riesgo frente a la Covid-19, que ha de recibir atenciones especiales, y, en primer lugar, evitar en lo posible su salida de casa para impedir contagios.

Sin brazos cruzados

Lo descrito es una situación que podría agravarse, sobre todo teniendo en cuenta que si al terminar el año pasado, Cuba registró un 21,3% de su población integrada por personas de 60 y más años, los pronósticos demográficos indican que para el año 2050, seremos uno de los países más envejecidos del mundo y el más viejo de Latinoamérica.

Es una perspectiva anunciada y desde hace un tiempo van adoptándose estrategias para paliarla.

Foto: Dunia Álvarez Palacios/ Vanguarida

No obstante, aun cuando es conocida la necesidad de seguir reforzando nuestro sistema de salud de cara a una población cada vez más envejecida, esta pandemia ha puesto en evidencia también otros pendientes en el orden de la tercera edad.

Los trabajadores sociales no son tantos como se necesitan. Aunque la solidaridad no ha faltado, no siempre los vecinos u otros familiares que se han ofrecido a atender a estos abuelos están capacitados para hacerlo, desde el punto de vista no solo de las necesidades cotidianas sino también de en la esfera emocional.

Y eso se ha constatado cuando los nietos que cuidan, lamentablemente han tenido que permanecer en un centro de aislamiento o en otro centro asistencial en función de la pandemia, y estos ancianos han quedado solos.
 

Foto: escambray.cu

No obstante, aun en medio de la pandemia y también muy vinculadas a ella, no se han detenido las investigaciones asociadas al envejecimiento poblacional, entre ellos y según reportó la ACN, una propuesta de intervención en rehabilitación a adultos mayores en hogares de ancianos, y ejercicios para personas con fragilidad internadas en instituciones sociales, desplegados ambos por el Centro de Investigaciones sobre Longevidad, Envejecimiento y Salud (Cited), que también ha acometido otros importantes estudios.

Estos abuelos cuidadores más que ser cuidados son solo una arista del tema de los cuidadores en Cuba, tan requerido de atención que desde el 2020 se creó en el país la Red Nacional sobre Cuidados y ahora, con el anteproyecto del nuevo Código de las Familias, en el que se trabaja muy seria y científicamente, también emerge como una de las problemáticas a atender en esa normativa jurídica.

Al abundar en el carácter inclusivo que tendrá ese nuevo código, la doctora Yamila González Ferrer, vicepresidenta de la Unión Nacional de Juristas de Cuba y de la Sociedad Cubana de Derecho Civil y de Familia, preguntaba en el programa televisivo Palabra Precisa:

Dra.Yamila González Ferrer, vicepresidenta de la UNJC y de la Sociedad Cubana de Derecho Civil y de Familia.

«€œ¿Por qué tenemos que mirar con reparo a un papá, por ejemplo, que cría solo a sus hijos; por qué pensar que no va  a ser capaz?, ¿por qué subvalorar a una familia homoafectiva en el cuidado del hijo, que puede ser de uno de los miembros de la pareja; o el cuidado de uno de esos abuelitas y abuelitos que crían a sus nietos porque también el tema migratorio está incidiendo, o puede ser de padres o madres fallecidos, o que están en el exterior o tienen dificultades que no les permite verlos o atenderlos (a los hijos)?»€

Sin dudas, será también un código en el que también se proteja el envejecimiento que distingue a la sociedad cubana, que proteja el derecho de filiación, de corresponsabilidad parenteral, con definiciones en cuanto al derecho de comunicación entre miembros de una familia, a responsabilidades en la educación infantil y también en el cuidado, derechos y muchas otras cuestiones referidas a  los abuelos.

Por tanto, será también un reflejo de las familias y de la sociedad cubana, esa donde cada vez hay más personas para cuidar y menos cuidadores, en la que  abuelas y abuelos «€“ya sean cuidados o cuidadores- tendrán un espacio, que ha de seguir traduciéndose en acciones concretas, que traduzcan investigaciones y normas en hechos concretos a favor de una vejez cada vez más plena, con mayor calidad de vida.

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