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La huella de Luis Carbonell (+Audio)

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Su familia pretendía que Luis Mariano Carbonell Pulles (Santiago de Cuba, 26 de julio de 1923 «€“ La Habana, 24 de mayo de 2014) fuera abogado o médico, pero llevaba el arte en la sangre.

De niño oye a su hermana recitar en las actividades de la Doctora Camila Henríquez Ureña.1 Mientras estudia piano con Josefina Farré, lee Órbita de la poesía afrocubana, de Ramón Guiriao, y ello marcó su rumbo.

Nunca fue solista de piano, sin embargo desde los quince años acompañaba2 a cantantes en la emisora CMKR y a los veintiuno, era el director artístico de la programación en la CMKC, donde encontró su propia manera de decir las estampas populares.

En Santiago comenzó una labor de pedagogo musical, repertorista y promotor cultural perpetuas. Enseña canto, declamación y diseña el catálogo de solistas y grupos que alcanzaron celebridad.3

En la entrevista que me concedió en el 2003 confesó: «€œPoco a poco fui creando una metodología que hoy pongo en práctica para mi propio trabajo y para los artistas aficionados y profesionales que acuden a mis clases»€.

Entre 1946 y 1948, mientras trabaja como joyero en New York, se nutre de obras teatrales, espectáculos y ve cine. Esther Borja lo relaciona con Ernesto Lecuona y este con Diosa Costello, 4 quien lo hizo debutar triunfalmente en el Teatro Hispano.

Cuando en 1948, en el cine-teatro Warner actúa en la gala inaugural del edificio Radiocentro, triunfa en su patria.

Desde enero de 1949 inaugura De Fiesta con Bacardí en CMQ Radio, donde alterna con estrellas de la canción iberoamericana y se consagra como El acuarelista de la poesía antillana.5 En los más de seis años que permanece allí, alcanza popularidad nacional mientras actúa en el Teatro América, junto a Libertad Lamarque, María Félix y Josephine Baker.

Carbonell crea en Cuba un estilo propio de declamar la poesía caribeña, integra la percusión, la música, la actuación y los conjuntos vocales.

En los programas televisivos de los años 50 pasados diseña todo un espectáculo: mientras desgrana poemas acompañado al piano o la guitarra, el cuerpo de baile realiza coreografías, cantan agrupaciones vocales y toca la orquesta.6 Ese estilo se enriquece durante décadas.

Actuó en el programa inaugural del Canal 4 (Unión Radio TV) transmitido por control remoto desde el Teatro Alkázar y estuvo entre los primeros que hizo las pruebas de cámaras experimentales en el Canal 6 (CMQ TV). Su condición de fundador televisivo se incrementó en cada planta nueva. Las recorrió todas desde entonces.  

En 1952, Alejo Carpentier valoró su declamación: «€œNos ofrece el repertorio básico del género al que comunica una vida, una movilidad, una diversidad de acentos, que salta victoriosamente el escollo de la relativa uniformidad de lo escrita. Pero además de ello, uniendo el ritmo puro al verso, dice ciertos poemas por un grupo de instrumentos de percusión, haciéndose el iniciador de una técnica dotada de extraordinaria elocuencia explosiva»€.7

Ese año viaja a Venezuela, Colombia, Panamá y Santo Domingo, los primeros destinos en un periplo infinito.  

Lo conminaron a actuar pero decía que no tenía condiciones. Sin embargo, desde 1956 -en aporte creativo poco recordado- se convierte en narrador oral que memoriza los cuentos literarios cubanos y universales, se desdobla interpretando numerosos personajes8 en un unipersonal impresionante que con efectos escenográficos mínimos descansa en la plasticidad de su voz.

La sala teatro Hubert de Blanck admiró por ocho meses continuos durante cuatro horas diarias este despliegue artístico. El proyecto, se complejiza aún más por su afán perfeccionista que le hizo estudiar durante meses el español castizo para interpretar cuatro voces masculinas diferentes y simultáneas durante cuarenta minutos.

Esparció su interpretación de los cuentos de Félix Pita Rodríguez, Onelio Jorge Cardoso y Virgilio Piñera en una gira nacional por Cuba. Este proyecto culmina en 1972, en el teatro de Bellas Artes de Caracas (Venezuela).

Sobre el mismo reflexionaba: «€œLe cogí muchísimo cariño a los cuentos. Es lo que más me ha gustado porque es lo más difícil. En ellos respeto absolutamente el texto, hasta las comas. El empeño no está en hacer una versión libre sino en memorizarlo y lograr hallar la interpretación que quiero hacer»€.

Su vasta discografía comprende más de quince discos de larga duración y tres CD. Mención aparte merecen Rapsodia de Cuba y Esther canta a dos, tres y cuatro voces canciones cubanas, obras de las cuales fue intérprete, productor y redactor de sus notas9. Estos trabajos asombran más aún por realizarse en los años 50, sin las tecnologías actuales.

Su última producción discográfica fue La mulata, ñanigo, el cielo y otros poemas, patrocinada por instituciones dominicanas y los Estudios Ojalá, de Silvio Rodríguez.

«€œLas dos cosas más importantes que he hecho en mi vida son ese disco de Esther Borja, donde ella canta a cuatro voces. Es algo único, un clásico de la discográfica cubana y este nuevo disco para Santo Domingo»€,10 aseguraba Carbonell.

Fue paradigma de la perseverancia: «€œSoy un perfeccionista. Me gusta hacer cosas bien hechas. Soy autodidacta, yo mismo aprendí el uso de la voz, la selección de los temas y del material mediante lecturas constantes, ejercicios, ensayos y mi experiencia personal. Estudio desesperadamente cada día tratando de perfeccionar mi trabajo. Si no sale bien en la primera, a la cien lo hará. El estudio me ha hecho lo que soy. Mi consejo a los que vienen: «€œLean y estudien»€.

Esa tarde conocí su concepción de la amistad, la gratitud, el valor del ejemplo, la consagración al arte propio y al ajeno -desde la sombra-.

Su notoria longevidad y la enfermedad dejaron secuelas que hubieran rendido a otros. No obstante, constante en su optimismo y voluntad, se mantuvo en actividades insospechadas, sobre todo si de homenajear a otros se trataba.

Recibió numerosos reconocimientos11. Lo preocupante es que con su desaparición física, cuando aún no existe una Cátedra de Declamación, en la Unión de Artistas y Escritores de Cuba y en nuestros medios y actividades muchos presumen sin razón de esa disciplina. No puede permitirse que los géneros, estilos y excelencias que cultivó Carbonell con esfuerzo y amor se pierdan en el olvido.

Su magisterio y su arte son perpetuos porque con ellos daba la vida.///Por: Mayra Cue Sierra

CMHS Radio Caibarién le ofrece la oportunidad de escuchar «Un genio de la poesía negra» del realizador Oniel Álvarez.

Tomado del Portal de la Televisión Cubana

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