Nuevo Código, nuevo respaldo a las familias cubanas
Debe decirse familias, así en plural, porque la familia de mamá, papá y nené, tan hermosamente dibujada en libros de cuentos, no es, ni mucho menos una generalidad.
En Cuba, como en el resto del mundo, no existe un único tipo de familia. Las familias han pasado a ser un abanico de diversidades y así se propone reflejarlo el nuevo Código, al que en días recientes se refiriera el Presidente de la República, en un encuentro con encargados de su elaboración y otras autoridades.
No por gusto la dirección del país, en momento tan difíciles como los que hoy vivimos, ha dedicado tiempo a este tema. Subraya la importancia de este núcleo esencial para la vida de los cubanos y el nuevo documento normativo que se elabora es una expresión de ese convencimiento.
Como también lo es que el Presidente cubano abogue «Por un Código de las Familias moderno, que responda a todos los preceptos constitucionales y que realmente constituya un avance en materia de concepción de la familia en Cuba».
Tal es la trascendencia que se confiere hoy en Cuba al nuevo Código de las Familias, que su anteproyecto será llevado a debate y a referendo.
Y quien piense que el eje de estos cambios es el matrimonio igualitario, se queda corto.
Esa es solo una hebra del inmenso tapiz que es hoy el tema familias y que incluye a toda la sociedad.
El ministro de Justicia, Oscar Silvera Martínez, precisaba en la mencionada reunión, que durante todo el proceso de estudio e investigación previo se había identificado 21 problemáticas fundamentales. Se relacionan, entre otras, con el matrimonio y la unión de hecho, con los temas de filiación, las relaciones parenterales, así como con las instituciones de guarda y protección.
Haciendo justicia
La elaboración de este nuevo código – cuyo anteproyecto está en una fase muy avanzada, según Silvera Martínez- no es iniciativa de alguien en particular. Responde a un mandato constitucional y así asumido, con toda la responsabilidad y compromiso con los tratados internacionales ratificados por Cuba, y, por supuesto, con las ciencias.
Sin dudas, es muy necesario un nuevo código de las familias, pero, para hacer justicia, no puede dejar de reconocerse que el actual, de 1975, fue de los más avanzados de su tiempo, a tal punto, que sirvió de referente para otros que se elaboraron con posterioridad en América Latina.
El Código de 1975 respondió a su momento histórico, y sobre todo por sus planteos en cuanto a igualdad de derechos entre el hombre y la mujer, tuvo un impacto bien significativo en la sociedad cubana de aquella época.
No por gusto Blas Roca, quien entonces fungía como presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, de modo simbólico y en ceremonia presidida por el Comandante en Jefe Fidel Castro, hizo entrega del primer ejemplar a Vilma Espín, en aquellos momentos presidente de la FMC, y quien se ubicó entre los principales artífices de aquella normativa jurídica tan adelantada para su tiempo.