Canciller cubano desmiente uso de incidentes de salud para restringir viajes
El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, desmintió hoy que las prohibiciones contra viajes y remesas desde Estados Unidos hacia este país sean fruto de los síntomas de salud reportados por diplomáticos norteamericanos.
A través de su cuenta oficial en Twitter, el ministro de Relaciones Exteriores rechazó las declaraciones al respecto de altos funcionarios de esa nación y dijo que tales restricciones responden a «una situación deliberada promovida por los políticos anticubanos».
«No es verdad que las prohibiciones contra viajes y remesas entre Cuba y EEUU sean fruto de síntomas de salud reportados por diplomáticos estadounidenses, como altos funcionarios de ese país vienen alegando», escribió.
También en esta jornada, el director general para Estados Unidos de la cancillería cubana, Carlos Fernández de Cossío, hizo referencia al senador norteño Robert Menéndez, y aseguró que el cierre de los servicios consulares en La Habana fue el primer paso del Gobierno de Donald Trump contra el acercamiento bilateral.
En febrero de 2017, el Departamento de Estado y la embajada de Estados Unidos en la isla informaron al Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex) sobre la ocurrencia de presuntos ataques acústicos entre noviembre de 2016 y ese año, pretexto empleado para la reducción del personal diplomático de Washington en esta capital.
La Casa Blanca «se negó a cooperar y a actuar con transparencia en la búsqueda de respuestas’ ante el suceso, enfatizó Fernández de Cossío mediante un tuit.
En ese contexto, la subdirectora general para Estados Unidos del Minrex, Johana Tablada, aseguró en la plataforma que Menéndez es ‘responsable, como pocos, de políticas dañinas contra Cuba’.
Sobre la base de injusticias y falsedades, entre ellos las supuestas agresiones sónicas, el oportunismo y chantajes a su propio partido, personas como ese senador afectan también al pueblo estadounidense y la emigración cubana, remarcó.
Menéndez exigió al presidente Joe Biden que condicione una eventual negociación con Cuba a «mejoras en la situación de los derechos humanos y las libertades políticas», y fue uno de los principales críticos, dentro del Partido Demócrata, del acercamiento entre las dos naciones promovido por la administración de Barack Obama.
Como recordó Fernández de Cossío, la Casa Blanca ‘no ha aclarado oficialmente si reconoce el derecho de Cuba a la soberanía y la autodeterminación, si su pretensión es determinar desde Washington el destino de los cubanos, si se cree con derecho a interferir en los procesos políticos de un país que no es el suyo’.
Un informe del Departamento de Estado norteamericano consideró improcedentes las disposiciones del Gobierno de Trump frente al llamado Síndrome de La Habana, y calificó a los sucesos como un misterio, pues, meses después de ocurridos (en 2016 y 2017), no se sabía qué pasó, por qué, o quién lo hizo.
Según el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, el reporte confirma lo dicho por su país a partir de investigaciones científicas: los ‘ataques acústicos’ sirvieron como pretexto a esa administración para acusar sin evidencias y dañar las relaciones bilaterales.