José Martí y el credo económico
Decía Martí que los economistas estudian la dificultad en sus orígenes. Hoy 26 noviembre, Día del Economista y Contador en Cuba, desandamos las ideas del Maestro sobre esta temática.
Mucho se sabe del Martí poeta y del hombre revolucionario que luchó por la unidad de los cubanos en la Guerra Necesaria. Pero poco sobre su fuerte ideario económico presente en su pensamiento acerca del imperialismo norteamericano, espina dorsal de su ideario político.
Martí es un idealista, pero le da una importancia extrema a los factores materiales y económicos. Advierte que hay una serie de fenómenos económicos que están determinando el conflicto que el previó, y el que quiere dominar el factor norteamericano. «El pueblo que compra manda, el pueblo que vende obedece»». O un pueblo «»¦comete un crimen cuando cede su porvenir a otro pueblo»»: la expresión exacta de lo que es el fenómeno imperialista.
Y es que Martí, a pesar de ser un idealista, llega a descubrir las razones materiales que engendra el hecho imperialista. Descubre y anuncia una interpretación materialista de los hechos que desencadena el imperialismo.
A pesar de que habla de los factores económicos, no conoce el origen verdadero del fenómeno imperialista, que es, desde luego, el fenómeno económico que descubre, penetra y revela Lenin. Por sus síntomas es que lo califica y lo combate. Martí tiene la suerte de conocer las dos realidades de América. Viaja por todo el continente y compara las grandes desigualdades y los objetivos imperialistas del «monstruo»».
Entiende los problemas culturales de toda la América. Entiende que la cultura americana debe ser un conjunto de los elementos que la integran y no «llenarse de sangre blanca para vencer el atraso que existe en razón de las viejas civilizaciones.»» Elemento que demuestra como Martí llega a ser el antimperialista más consecuente y más penetrante de su tiempo. Esta idea es importante para entender por que nuestro Héroe Nacional llega a ver el imperialismo a pesar de no partir de los elementos materiales que le permiten a Lenin hacer un estudio profundo del fenómeno.
Por lo tanto, no puede pensar como Lenin y hablar de soluciones socialistas para desarrollar la economía propia para evitar ese dominio imperial. Martí como idealista insiste en dos principios fundamentales necesarios: la unidad porque divide la humanidad en razas para oprimirla; y la libertad. Y ve aquí como el dominio económico priva de la libertad a sus pueblos.
La magistral comprensión martiana del proceso de monopolización de la economía norteamericana y sus implicaciones para la América Latina es la más clara expresión de que su pensamiento económico es parte consustancial de su programa de lucha por la emancipación nacional y social latinoamericana.
El análisis de la imbricación entre Estado y economía está presente en el ideario doctrinal martiano sobre el imperialismo estadounidense. Igualmente, sus estudios sobre el proceso de concentración y centralización de la producción, los problemas monetarios y agrarios y sobre el surgimiento de los monopolios.
Su concepción acerca del imperialismo fue puesta en función de establecer las vías a través de las cuales la América Latina podía hacer frente al peligro que desde el norte se abalanzaba.
«¦ estrategia para el desarrollo
Durante la segunda mitad del siglo XIX, se dio la compleja formación de los llamados estados nacionales en América Latina que crearon una heterogénea estructura económica: comunidades económicas indígenas, pequeña producción mercantil, latifundios, así como el gran capital nacional y extranjero de gran importancia. Por lo tanto, esta híbrida estructura va a traer consigo un conjunto de contradicciones que van a permitir el subdesarrollo.
Martí es testigo fiel de todo este problema y como tal, estudia y advierte los peligros presentes y futuros en los que está envuelto el desarrollo latinoamericano con sus limitaciones y necesidades internas.
Sabe que los problemas de nuestros pueblos se deben a las formas heredadas del colonialismo y al hecho de copiar formas externas importadas que entorpecen el desarrollo en vez de acelerarlo.
Analiza como la mayoría de los políticos desconocen la verdadera América y de ahí esa forma de gobernar alejada de las necesidades de cada país entregándolo al poder extranjero. Martí ve la necesidad de una figura comprometida con los intereses de una nación para lograr fomentar el desarrollo.
Su basto conocimiento y su idealismo práctico lo inducen a ver el desarrollo en el sentido de cambios sociales profundos donde la liberación nacional y la reconquista de nuestro ser hispanoamericano son el requisito fundamental para alcanzar tal objetivo.
Concentra dos elementos fundamentales como centro para el logro del desarrollo: la especificidad de los problemas a resolver y la necesidad de la incorporación de las masas populares al proceso de transformación y desarrollo. Según él:»un progreso no es verdad sino cuando invadiendo las masas, penetra en ellas y parte de ellas».
Sabe que los gobiernos no hacen lo que deben, por lo que sostiene la tesis de que América Latina debe encontrarse a sí misma y actuar conforme a lo que es e ir, buscando su propio camino, haciendo la revolución con hijos que sientan su compromiso para con la tierra que les vio nacer.
Su aspiración era la de lograr en Cuba, con la independencia, una república diferente a las que había conocido, donde «se habrá de defender la política popular y donde el desarrollo debía realizarse por el esfuerzo consciente de las masas populares».
Su concepción estratégica de desarrollo económico se imbrica con su estrategia política que prepara y proyecta porque esta se dirige a cambiar las condiciones de injusticia y desigualdades y, por tanto, prever los peligros futuros de la nación en su desarrollo.
Su programa de desarrollo es un programa universal que abarca todas las fuerzas sociales posibles aplicadas al progreso material y espiritual de la sociedad.
Por tanto, según Martí, el desarrollo tiene que ver con la voluntad del hombre y su finalidad de construir para un pueblo «con todos y para el bien de todos»».
«¦ ideas sobre la pequeña propiedad
Respecto a las relaciones de propiedad sobre la tierra, Martí aspiraba a una república de pequeños productores. Plantea la necesidad de «cultivar, emprender, distribuir».
Habla de la injusticia de la riqueza exclusiva y de la necesidad de que esta pertenezca a muchos y no a extranjeros. Que pertenezca a aquellos que honrada y laboriosamente la merezcan y no a aquellos que se la apropian en las espaldas de los que trabajan: «Es rica una nación que cuenta con muchos pequeños propietarios. No es rico el pueblo donde hay algunos hombres ricos, sino aquel donde cada uno tiene un poco de riqueza»».
Para el necesario logro de las transformaciones en América Latina resulta imprescindible, después que se eliminen las grandes propiedades territoriales, explotar extensiva e intensivamente la tierra e incentivar la ciencia y la técnica con iniciativas y creatividad.
Claro, que la tierra debe estar en manos de sus legítimos dueños que Martí reconoce como los hombres que directamente la trabajan con la consiguiente distribución justa de la tierra. El trabajo y la riqueza constituyen la garantía en la reconquista de la personalidad del hombre americano.
Es la opinión de nuestro Apóstol que el «bienestar de un país no se mide por el poder económico de unos cuantos hombres, sino por la igualdad de los hombres en la apropiación de la riqueza»».
Para el desarrollo económico de América Latina, Martí valora la función social que tiene la propiedad de la tierra ya que busca aquella que excluya la explotación abusiva del trabajo ajeno y precisamente la encuentra en la pequeña propiedad.»Una economía auténticamente nacional en lo tocante a las ramas que desarrolle, un sistema de propiedad que sea garantía no solo de la robustez económica interna, sino también de la externa, son las bases primeras sobre las que habría de erigirse el desarrollo económico latinoamericano».
Para Martí, la pequeña propiedad sobre la tierra permitiría romper la concentración de la propiedad territorial que caracterizaba a la totalidad de nuestros países y hacer una distribución más justa de la propiedad. Con estas ideas se elimina la posibilidad de que unos hombres vivieran a expensas del trabajo de otros.
Martí concibe la idea de la pequeña propiedad como el medio para descentralizar el poder y las riquezas en las repúblicas latinoamericanas, con el objetivo de alcanzar la justicia e igualdad social entre los hombres, como condición indispensable al desarrollo.
Cuando se analiza esta idea sobre la pequeña propiedad, puede que se llegue a cuestionar el pensamiento martiano pero resulta imposible que este pensador, desde su objetivo de lograr la independencia de su Patria y de toda la América Latina y desde la visión de la época que le tocó vivir, pensara en una propiedad social al igual que Marx como vía de solución para resolver las relaciones de explotación de los sistemas sociales que conoció.
Su idea era la de comenzar el desarrollo por la agricultura mediante la distribución de la tierra a través de la pequeña propiedad. Esto no significa una vuelta atrás ya que el asocia este paso a un proceso de transformaciones científico-técnicas para poder explotar racionalmente la tierra cultivable.
«¦ puntos de vista sobre las relaciones entre capital y trabajo.
Martí consideraba el trabajo y la propiedad como la condición económica de igualdad de los hombres. Le dio gran importancia al trabajo como rasgo esencial más importante del hombre no solo como fuente material sino también espiritual.
Para Martí, el trabajo era creador de riquezas y la propiedad como la posesión de las riquezas. Según su opinión, la causa de las desigualdades sociales estaba precisamente en la violación de la identidad entre trabajo y riqueza. «Las riquezas injustas; las riquezas que se arman contra la libertad, y la corrompen; las riquezas que excitan la ira de los necesitados, de los defraudados, vienen siempre del goce de un privilegio sobre las propiedades naturales, sobre los elementos, sobre el agua y la tierra, que sólo pueden pertenecer, a modo de depósito, al que saque mayor provecho de ellos para el bienestar común. Con el trabajo honrado jamás se acumulan esas fortunas insolentes»».
Por último y a modo de conclusión, vemos como los contenidos del pensamiento económico de Martí están referidos a las imbricaciones entre las urgencias de la economía latinoamericana como imperativo para la consolidación de la independencia nacional, y a crear un estado de desarrollo económico que sirviera como garante de la vida nacional independiente, así como de valladar el expansionismo imperialista norteamericano con su creciente desarrollo de los monopolios.
Bibliografía consultada: El pensamiento económico de José Martí de Roberto Muñoz González; conferencias de Cintio Vitier; El credo independiente de la América Nueva de Roberto Fernández Retamar; Aforismos; Obras completas y José Martí: pensamiento económico para la emancipación nacional de Graciela Chailloux Lafifita.
Imagen tomada de Cubasi