Ciencia vs.Covid-19: la universidad tiene la palabra (+ Fotos)
Desde que a mediados de marzo de este 2020 se diagnosticara en Villa Clara el primer paciente con COVID-19, se disparó el sistema de alertas en la provincia al centro de Cuba para desplegar todo un entramado de medidas que permitiera frenar el avance de la enfermedad.
La Universidad Central Marta Abreu de Las Villas ha desempeñado un papel primordial que abarca tanto el asesoramiento en la toma de decisiones como el desarrollo de planes agrícolas, la acogida de centros de aislamiento hasta la investigación en temas de biociencias. Ha sido la Casa de Altos Estudios un soldado en el primer frente de batalla.
Ubicada a unos nueve kilómetros de la ciudad de Santa Clara, la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas (UCLV) «una ciudad en sí misma- pareciera desierta por estos días, cuando el avance de la epidemia en Cuba y en el mundo obliga a quedarse en casa para frenar su impacto. Ha desaparecido, de momento, el bullicio de estudiantes por pasillos y áreas comunes y el silencio impera, pero la quietud no siempre es sinónimo de inactividad.
Instituto de Biotecnología de las Plantas (IBP), centro referencia en la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas
Zenaida Rodríguez Negrín, directora general del Centro de Bioactivos Químicos (CBQ), fundado por el Comandante Fidel Castro Ruz..
Doctor Osvaldo Fernández Martínez, director del Instituto de Biotecnología de las Plantas (IBP), enfrascado en la producción de alimentos, más en las circunstancias actuales.
El agua destilada que utiliza por estos días el hospital Celestino Hernández, se prepara en el Centro de Bioactivos Químicos (CBQ), de la Universidad Marta Abreu de Las Villas.
Vitrofural, producto estrella y principal rubro exportable del Centro de Bioactivos Químicos (CBQ).
Cultivo del plátano, destinado a las diferentes biofábricas del país, figura como fortaleza de la Universidad Central en tiempos de COVID-19.
La Casa de Altos Estudios, se erigió, desde que se diagnosticara en el territorio el primer contagiado con el nuevo coronavirus, en soldado que defiende su puesto en la primera línea del frente y ha desplegado una serie de acciones para atacar al enemigo por varios y diversos flancos. La actividad científica y de investigación «asociada o no a la COVID-19- no se ha detenido, y ya sea por teletrabajo o escalonadamente, desde los centros adjuntos a la UCLV, los expertos continúan en sus labores porque una vez que pase la vorágine lo logrado se volverá esencial.
A grandes rasgos, la universidad villaclareña se ha movilizado, y en casi dos meses de convivir con la pandemia, ha acogido centros de aislamiento para sospechosos o contactos de pacientes, asesora al Consejo de Defensa Provincial en la toma de decisiones, desarrolla planes especiales de semillas para el impulso agrícola y no abandona las actividades asociadas a las biociencias. Ahora, la institución de su tipo más importante en la región central de Cuba, tiene la palabra.
El camino de una operación matemática
Con procedimientos que abarcan la modelación físico-matemática, la inteligencia artificial y la información geo-referenciada, un subgrupo de la UCLV se encarga de predecir la trayectoria que podría tomar la enfermedad en los dominios villaclareños, información crucial para tomar esta o aquella medida, soporte en el que se ha basado el Consejo de Defensa Provincial.
Yanet Rodríguez Sarabia, decana de la Facultad de Matemática, Física y Computación, y coordinadora del equipo que dentro del Polo Científico atiende informatización y automatización, explica que los modelos, por ejemplo, pronostican el avance de la COVID-19 en la provincia y permiten establecer su variabilidad en la central geografía. Resultado del trabajo en colectivo, unas 15 personas, que desde sus hogares se empeñan en esclarecer la ruta que toma el nuevo coronavirus por estos lares.
Los análisis, al decir de Rodríguez Sarabia, se llevan hasta nivel de municipios y se hace énfasis en dos de las demarcaciones más afectadas hasta el momento: Camajuaní y Santa Clara.
Y en lo que respecta a la información geo-referenciada ha sido vital en tanto ayuda a la Dirección de Epidemiología en la zona con información visual, que identifique en el lugar casos pesquisados y sospechosos o cuando ha habido que poner en cuarentena determinada área.
A la par de las ciencias exactas, las sociales también desempeñan su papel como grupo multidisciplinario que busca abarcar todas las aristas posibles del escenario actual.
El desarrollo de encuestas en tiempo real, para medir la percepción de riesgo de la población ante el nuevo coronavirus y el aumento de la comunicación en torno a ello figuran entre las principales acciones que desde el Consejo de Ciencias Sociales se han emprendido en Villa Clara para definir modos de actuar ante la pandemia.
Anabel Díaz Hurtado, Doctora en Ciencias Sociológicas, cuenta como, además de la encuesta que examina la percepción de riesgo, también se generó otra vinculada al aislamiento social y cómo es visto por los ciudadanos, ambas en línea, de manera que se pudieran conformar propuestas de acción para presentar a los Consejos de Defensa Provincial y municipales; a la vez que se crearon, desde la Sociedad de Psicólogos villaclareña, grupos de acompañamiento que a través de las redes y otros medios de comunicación trabajan por el bienestar en las comunidades cuando se hace inminente el distanciamiento social para cortar las cadenas de transmisión.
Aquí están las biociencias
La destilación del agua que utiliza por estos días el hospital local Celestino Hernández Robau, uno de los que atiende en el territorio a pacientes con COVID-19, se convirtió, a mediados de abril, en rutina del Centro de Bioactivos Químicos (CBQ), de la «Marta Abreu de Las Villas».
Unos 100 litros de agua son entregados diariamente al «Celestino Hernández», cantidad muy superior a la capacidad del destilador «no precisamente industrial- por lo que es necesario aumentar la cuantía de horas del proceso y que sea directamente proporcional a los volúmenes requeridos por la institución hospitalaria, explicaba en una entrevista Zenaida Rodríguez Negrín, directora general del CBQ.
Nacido como tal a inicios de la década de 1990 y fundado por el Comandante Fidel Castro Ruz, el Centro de Bioactivos Químicos se erige como institución que investiga, desarrolla, genera y comercializa productos con acción biológica y servicios técnicos, empleados en la salud humana, veterinaria, agricultura, construcciones y otros; y en consonancia con esto no ha detenido su accionar a pesar del nuevo coronavirus.
Hasta la fecha se ha continuado con la fabricación de Vitrofural, producto estrella de la entidad y su principal rubro exportable, esterilizante químico esencial en la desinfección de los medios de cultivo que emplean las biofábricas en Cuba y en el mundo.
Al decir de Rodríguez Negrín, en el caso del Vitrofural se garantiza la cantidad necesaria para que hoy funcionen todas las biofábricas del país, si se tiene en cuenta que, por cada seis gramos de la solución, que entregan al Ministerio de la Agricultura (MINAG), se pueden esterilizar hasta 50 litros de medios de cultivo.
La tintura hidroalcohólica de propóleo que utiliza Suchel Camacho en la obtención de todos los amenitíes (mini dosis) de los hoteles y que, con el receso del turismo, se destinan a la producción de aseo para la población; el CBQ-AgroG, a partir de microorganismos, y que mejora los procesos físicos, químicos y biológicos del suelo, capaz de proporcionar nutrientes que ayudan en el desarrollo de las plantas; y el CBQ-VTC, primer bioplastificante cubano empleado por el Ministerio de la Construcción (MICON) en la mayor de las Antillas son algunas de las líneas productivas en las que se mueve el CBQ y que representan aportes sustanciales para la economía territorial y de la nación.
Las producciones constituyen la razón de ser hoy del centro, sobre todo porque conocen que una vez pasada la pandemia, las solicitudes van a crecer y deben estar preparados para darle respuesta a la demanda.
Biotecnología vegetal a la orden
La obtención de materiales de partida en el cultivo del plátano, destinados a las diferentes biofábricas del país figura como otra fortaleza de la Universidad Central en tiempos de COVID-19.
Desde el Instituto de Biotecnología de las Plantas (IBP) un estimado de 75 mil posturas se había comercializado durante el último mes, de ellas 27 mil para Villa Clara y el resto a Cienfuegos, Mayabeque y Granma.
De manera escalonada y con todas las medidas de seguridad «habituales en un centro de este tipo- reforzadas por la presencia del nuevo coronavirus, el IBP continúa, además, con las investigaciones en el cultivo del plátano, embriogénesis somática en café, forestales y en el desarrollo de un proyecto con el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, referido precisamente a la biotecnología agrícola, según explica el Doctor Osvaldo Fernández Martínez, director de la institución.
Consciente de la importancia de producir alimentos, más en las circunstancias actuales, el IBP se prepara asimismo para adaptar entre 10 mil y 15 mil plantas de plátano macho FIAT 04 a campesinos de Fomento, en Sancti Spíritus, como parte de la línea de atención directa a productores que incluye a específicos de Cabaiguán y a villaclareños de Encrucijada, Santo Domingo o Quemado de Güines. Se concreta, de igual forma, un encadenamiento productivo con el MINAG mediante al cual entregan unas 30 mil posturas de sábila mensuales, que luego son reproducidas en las fincas y finalmente se destinan a la exportación.
Justo antes de que iniciara en el país el contagio del nuevo coronavirus, el IBP concluía la cosecha de la semilla nacional de papa en sus áreas, siete variedades que ya se calibraron y permanecen en frigorífico y ahora las casas de tapado se repueblan con cultivos de ciclo corto -para contribuir con el autoabastecimiento de comunidades circundantes- como acelga, tomate, pepino, pimiento y frijol.
Hoy, en tiempos de pandemia, cuando está demostrado que el que posea semillas tiene poder en el IBP se han organizado las labores todavía más y de manera eficiente, que es la única forma de trabajar por estos días, agrega Fernández Martínez, porque si hay algo que no puede detenerse es la agricultura.
Ubicada a unos nueve kilómetros de la ciudad de Santa Clara, la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas»una ciudad en sí misma- no descansa, mucho menos en climas de pandemias. Su calma inusual lo es solo en apariencia: en su interior, no necesariamente el interior físico, de edificios, se gesta un accionar que garantizará la tranquilidad después de la batalla. Y mientras esta no acabe, el soldado se mantiene en la primera línea. Como ha sido su costumbre por casi 70 años.