Crónicas desde CaibariénEspeciales

Un canto Caibarién

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Si usted abre un mapa de la Isla de Cuba, busca el centro del caimán y tira una línea vertical, observará que en el mismo norte, esto es, en el centro norte, aparece un punto en la costa llamado Caibarién. Antes de la llegada de los españoles su territorio perteneció al Cacicato de Sabana o Sabaneque, que abarcaba lo que antiguamente era toda la costa norte de la antigua provincia de Las Villas, aproximadamente lo que hoy es la costa norte de la provincia de Villa Clara, el norte de la provincia de Sancti Spiritus y una pequeña porción de la provincia de Ciego de Ávila. Se dice que, hacia el oeste del actual Cayo Conuco, exactamente frente a Caibarién, existía un pueblo aborigen con casas sobre pilotes llamado Carahate, que, al ser visitado por los descubridores, hizo afirmar al Padre de las Casas: «porque fue cosa maravillosa la abundancia de comidas de muchas cosas que allí tuvieron, de pan y caza, y sobre todo de papagayos, que, si no me he olvidado, en obra de quince días que allí estuvieron, se comieron diez mil papagayos, los más hermosos del mundo…». En 1830 los habitantes de San Juan de los Remedios, considerada por muchos como la octava villa fundada por los colonizadores, optó por cambiar el puerto de la Ensenada del Tesisco, para el actual Caibarién que ya desde mucho antes era una aldea de pescadores y agricultores separada de Remedios por unos siete kilómetros más o menos, pero no es hasta 1835 que se funda como pueblo, caracterizándose por la distribución de calles y manzanas de manera diferente a como se había hecho hasta entonces en las distintas ciudades cubanas. A Caibarién lo diseñó un ingeniero español llamado Don Estratón Bauzá que trazó las calles rectas y paralelas de norte a sur, desde la loma hasta el mar, convirtiéndose desde entonces en la Villa Blanca por la luminosidad de sus calles. En 1851 se establece el ferrocarril entre Caibarién y Remedios y ello favorece el incipiente desarrollo económico de la zona. En 1864 se funda la Sociedad Filarmónica, había una escuela para varones con 109 niños matriculados y el puerto, según el Diario de la Marina, «se ve visitado por más barcos que recogen el azúcar de setenta y pico de ingenios que hay en la jurisdicción.» En 1873 se le da el título de Villa. En 1878 tiene ya una imprenta y se imprime el primer periódico llamado «El Porvenir» que era dirigido por Emilio Ayala. En 1879 se constituye en Municipio, independizándose totalmente de Remedios. En las primeras décadas del siglo XX Caibarién era una ciudad con un importante puerto comercial, pues su cercanía con puertos del sur de la Florida provocaba que, a pesar de que el verdadero puerto de carga está situado a unas quince millas náuticas de tierra firme, en Cayo Francés, el comercio fuera muy intenso y se hiciera a través de grandes lanchas de dos palos primero y después a partir de patanas de fondo plano y haladas por un remolcador. Esto permitió un importante desarrollo económico, quizás el más grande de la zona y que a la ciudad afluyeran marineros de distintas latitudes del mundo, lo que le dio un aire cosmopolita característico que aún hoy no ha perdido del todo. Contaba además con un importante puerto pesquero, porque la amplia bahía de Caibarién, de poca profundidad, es muy rica en peces y crustáceos, fundamentalmente la langosta y el famoso cangrejo moro, que solo se encuentra en zonas del puerto de Sagua y de Caibarién. Esas eran activas fuentes de trabajo que dieron lugar a que surgiera un poderoso movimiento obrero donde se destacaba el Sindicato Único del Puerto, el entonces famoso Alonso Uno, nombre dado por su ubicación y de donde partían todas las marchas obreras y se concertaban las huelgas y otras protestas populares. Tenía además el gigantesco Sindicato del Estibadores El Yara y el Sindicato de Jornaleros, todos trabajadores portuarios. Y este desarrollo económico debía obligadamente traer consigo un desarrollo cultural y artístico, tan es así que desde 1878 hasta 1997 Caibarién contó con la existencia de 125 periódicos y revistas, entre ellas la revista de arte y literatura Archipiélago que era conocida en muchos países de América y de Europa. Existía una Filial de la Sociedad Hispano Cubana de Cultura, dado el desarrollo artístico cultural del territorio, que en 1930 trajo como invitado a Federico García Lorca para impartir una conferencia en la Sociedad Liceo y en 1931 invitó a Gabriela Mistral que pasó varios días en el pueblo y disertó sobre literatura en el propio Liceo. En otras manifestaciones artísticas se destacaron artistas de la talla de Leopoldo Romañach cuyas famosas marinas fueron inspiradas en paisajes de Playa Ensenachos y Las Brujas de cayo Santa María, músicos de la talla de Manuel Corona, Juan Bruno Tarraza, Marcos y»  José Ramón Urbay; escritores como Ramón Arenas, Francisco de Oraá, Antonio Hernández Pérez, Carlos Galindo Lena; artistas plásticos como Florencio Gelabert, Clotildo Rodríguez Mesa, Flavio Garciandía, Juan Vázquez Martín, Pablo Toscano. Y sucede que el 8 de agosto del 2018 se cumplieron 64 años de que José Julio Pérez Borroto (Yuyo), alcalde de la villa en 1954 y uno de los más y mejor recordado por la población, tuviera la feliz idea de organizar la Asociación de caibarienenses ausentes en La Habana y luego, al año siguiente invitarlos a participar en los primeros Carnavales de Verano celebrados en la Villa Blanca. Y así ha sido hasta hoy a pesar de todas las inconveniencias. El Día de los caibarienenses ausentes se celebra desbordado de fiestas y manifestaciones muy particulares de arte popular, básicamente ubicadas en el llamado Carnaval Acuático que se celebra a lo largo del malecón cangrejero, (porque Caibarién es el pueblo de los cangrejos y ostenta una enorme escultura de un cangrejo en su entrada); y que se compone de barcos acondicionados como si fueran carrozas desfilando por las tranquilas aguas de la bahía mientras el público disfruta del espectáculo y participa en la selección de las mejores composiciones artísticas. Por la noche son los paseos clásicos de carrozas y comparsas. Otra de las visitas más que esperada por los visitantes ausentes es a la cayería de la costa norte, los cayos de Santa María, unidos a tierra firme por un Pedraplén y donde ya funcionan varios hoteles para el turismo internacional, se cuenta con una pista de aterrizaje y con las instalaciones requeridas para satisfacer todos los gustos. Ello es una nueva vía que se abre a la ciudad para su reactivación económica, por cuanto la desaparición del puerto comercial, no así el pesquero, fue un duro golpe para la economía de sus pobladores. En fin, Caibarién es una ciudad en auge, a la que recientemente le han restaurado las famosas playas, prácticamente las únicas playas con que cuenta la provincia de Villa Clara, tiene construido un malecón a todo lo largo de la costa que es orgullo de los cangrejeros y desarrolla una industria turística aún incipiente pero pujante, que debe aportar con creces a la economía y nutrirse de los valores culturales e históricos de la Villa Blanca. Foto: Lázaro Abreu

Emilio Comas Paret

Emilio Comas Paret

Escritor y periodista cultural, con diez títulos publicados, galardonado con varios premios nacionales y dos menciones internacionales. Nacido en Caibarién en el 1942 y miembro de la UNEAC.

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