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El espíritu que llevó a la victoria de Girón

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Ciénaga de Zapata, Matanzas.– No hay poderío mayor que el de un pueblo unido y decidido a defender una causa justa.

Esa fue la lección más poderosa que dejó la victoria de Playa Girón y fue, a su vez, la motivación esencial de los combatientes cubanos en aquellos gloriosos días de abril de 1961.

Todavía habrá quienes se pregunten cómo una fuerza representada básicamente por las milicias obreras, campesinas y estudiantiles, pudo resistir y derrotar, en apenas 66 horas, a unos invasores mercenarios bien organizados, bien armados y con el apoyo de la potencia que los envió. Por demás, a tres millas de la costa, una fuerte escuadra estadounidense, que incluía un portaaviones e infantería de marina, estaba lista para intervenir.

Ahí radica lo épico del triunfo en las arenas de la Ciénaga.

Al enemigo le faltó la justeza de la causa que defendía, comentaría José Ramón Fernández, protagonista de la gesta. «Por ello no combatieron con el ardor, el valor, la firmeza, el denuedo y el espíritu con que lo hicieron las fuerzas revolucionarias».

Cuentan que todo un pueblo corrió a sus puestos de combate para defender la Revolución Socialista: artilleros, policías, soldados, pilotos, tanquistas, médicos y milicianos, cayeron encima de los invasores.

Días después de la victoria, Fidel comentó que una de las características principales y más notorias de toda esa lucha fue el valor con que pelearon nuestros hombres.

Se batalló incesantemente día y noche, sin un solo minuto de tregua, dijo tras destacar que lo de Girón había sido una gran proeza del pueblo, y no solo por lo que hizo, sino por lo que estuvo dispuesto a hacer.

En una de sus impresiones sobre lo ocurrido en Girón, el entonces capitán Fernández subrayaría, además, que la presencia de Fidel animó al pueblo, y contribuyó mucho a la alta moral de las tropas.

Aseguró que su prédica y su ejemplo son importantes para entender el rumbo de los acontecimientos.

Otros investigadores consideran que si Girón es una epopeya y un pedazo de historia viva de la Revolución, se debe a la impronta del Comandante en Jefe.

Solo así se explica cómo se logró vencer un proyecto tan descomunal y agresivo, precedido de infinidad de episodios terroristas contra Cuba, que revelan la intención yanqui de acabarnos.

La Victoria de Playa Girón es considerada un suceso de importancia mundial, pues a partir de entonces, como dijera Fidel, los pueblos fueron un poco más libres.

Nada transmite mejor el significado de la victoria que un fragmento de la intervención del Líder Histórico de la Revolución Cubana en la conferencia académica Girón 40 años después: «Yo estoy absolutamente seguro –eso lo digo aquí con toda franqueza– de que fue una gran suerte que esa invasión fracasara. Una gran suerte para nosotros, incluso también para Estados Unidos, porque Vietnam se habría producido en Cuba y no en Vietnam».

La invasión mercenaria por Bahía de Cochinos terminó siendo un acontecimiento marcado por la victoria, la heroicidad del pueblo y la influencia de su indiscutible líder. Y aunque el tiempo transcurrido conduce a verbos citados en pasado, el espíritu de Girón es siempre hoy, y no solo porque un hecho de ese calibre no se olvida, sino, esencialmente, porque no dejó lugar a duda de cuál sería siempre la postura de este pueblo, en caso de una amenaza sobre aquello que considera sagrado.

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