El inicio de los cubanos en la computación y en Internet
Los chascos que más de uno se lleva ahora en el uso de la IA serán en un futuro tema de chistes y anécdotas, cuando esa herramienta sea lo más cotidiano.
En eso se han convertido las tantas pifias y conductas loquísimas que estuvieron asociadas en esta Isla al comienzo de la computación y de la navegación por Internet.
Foto: tomada de windowsreport.com
Cuenta a CubaSí uno de los periodistas que fuera testigo y protagonista de aquellos despegues, que cuando, junto a otro colega, viajó desde su provincia a La Habana para registrar el sitio recién creado de un periódico digital, al proponerles completar por primera vez los campos de usuario y contraseña, ambos se llevaron las manos a la cabeza y anunciaron apesadumbrados: tenemos que sacar pasaje y regresar: el que ideamos se quedó en la gaveta del buró.
Imagen: tomada de carecoin.cl
En los medios de prensa, cuando comenzó la navegación por Internet, se ubicaban una o dos PC en un local habilitado para ese fin, preferiblemente con una puerta enrejada o con candados y seguros, y cuando alguien se aventuraba a sumergirse en la aventura, debía anotar en una planilla la hora de comienzo, la hora de terminación, los sitios visitados y con qué objetivo. Parece ser que entonces se desconocía la existencia del historial de navegación, que registra la propia compu.
Imagen creada por IA para CubaSí
El cuento de abrir la ventana sí es conocido –en una clase de computación, el maestro indica abrir la ventana (en Windows) y el alumno va a abrir la ventana del aula-, pero quizás no tanto aquel en que alguien fue visto casi sumergido en la gaveta del buró, mouse en mano, porque el puntero del cursor lo estaba guiando a él y no viceversa.
Pero quizás uno de los mejores cuentos de aquella época es el los dos aprendices de diseñadores de sitios web. Enfrascados, a prueba y error, en crear un portal digital, uno le sugiere al otro: usa Java, chico. Y el interpelado le responde casi molesto: ¡pero concéntrate, para qué tú quieres ahora una jaba mi’jo!