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Manipulación política y asfixia económica: armas para un éxodo

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El Informe sobre las Migraciones en el Mundo 2024, de la Organización de las Naciones Unidas, afirma que «la migración, una parte intrínseca de la historia humana, a menudo es opacada por narrativas sensacionalistas. La mayor parte de la migración es regular, segura y enfocada regionalmente, directamente vinculada a las oportunidades y a los medios de subsistencia. Pero, aún así, la información errónea y la politización de la temática han enturbiado el discurso público y, por ello, es necesaria una descripción clara y precisa de la dinámica de la migración».

El pasado 16 de abril, durante conversaciones migratorias bilaterales en Washington, la delegación cubana reafirmó su disposición para cumplir y respetar, como hasta el presente, los compromisos establecidos, y reiteró la preocupación por las políticas y medidas de estímulo a la migración irregular que se mantienen vigentes por decisión política del Gobierno estadounidense.

En ese contexto, Cuba reiteró con énfasis la denuncia de que el bloqueo económico de Estados Unidos y su reforzamiento extremo desde 2019 ejercen presión sobre las condiciones socioeconómicas de la población cubana, factor que constituye un incentivo a la migración. Asimismo, cuestionó la injustificada permanencia del país en la llamada Lista de Estados patrocinadores del terrorismo, el trato preferencial que reciben los cubanos que entran de manera irregular en el territorio de ee. uu., y la vigencia de la Ley de Ajuste Cubano.

En los países del sur se disparan las alarmas de los potenciales migrantes que tratan de acelerar los tiempos para llegar a territorio estadounidense antes del desenlace electoral del 20 de noviembre. Foto: Juvenal Balán

La importancia del cumplimiento de los acuerdos migratorios bilaterales en su integralidad, y no selectivamente, y de que se restablezca el procesamiento de visas de no inmigrantes en la Embajada de Washington en La Habana, como un procedimiento consular que evitaría el traslado a terceros países de los ciudadanos cubanos interesados en este tipo de visado, constituyen otros tópicos claves defendidos por la delegación de la Isla.

En correspondencia con la voluntad política de Cuba y de 45 años de experiencia en la aplicación de la legislación vigente, el pasado 19 de julio la Asamblea Nacional del Poder Popular aprobó, por votación unánime y luego de un amplio proceso de consultas dentro y fuera del país, la nueva Ley de Migración, que plantea en uno de sus por cuantos que: «El asedio sostenido de las organizaciones criminales internacionales por utilizar a Cuba como país de tránsito, el estímulo a la migración irregular y desordenada, y la utilización permanente del tema migratorio por el Gobierno de ee. uu. contra Cuba, trazan el imperativo de compatibilizar la legislación migratoria vigente con las nuevas condiciones existentes».

La nueva norma complementa postulados constitucionales actuales en esta materia, al tiempo que forma parte del proceso de actualización iniciado en 2012, de la política y la legislación migratorias, acordes con las condiciones actuales y las mejores prácticas internacionales.

En las explicaciones de la fundamentación de la Ley se han señalado, entre sus objetivos principales: lograr un sistema migratorio actualizado, que ofrezca respuesta a las proyecciones del nuevo modelo económico y de desarrollo actual del país; continuar fortaleciendo y regular adecuadamente los vínculos del Estado cubano con sus ciudadanos residentes en el exterior (algo más de tres millones, de los cuales dos millones nacieron en Cuba y los restantes son descendientes), así como establecer las disposiciones normativas requeridas a tales efectos.

El nuevo sistema migratorio que gestionará la migración internacional cubana fortalece el reconocimiento de los derechos constitucionales de los cubanos y de los extranjeros que participan en el proceso migratorio, especialmente a entrar, permanecer, transitar y salir del territorio nacional, cambiar de domicilio y residencia sin más limitaciones que las establecidas en las regulaciones jurídicas aprobadas democráticamente por nuestro pueblo.

La reciente Ley de Migración promulgada favorece la unidad de todos los cubanos, la participación social, la no discriminación por razones de clase alguna, la contribución a la economía nacional, el retorno de los migrantes a la patria y la comunicación e integración de las familias cubanas sin perjuicio del lugar de residencia.

Sin embargo, son múltiples los desafíos que afronta el país en el empeño de implementar la nueva Ley, a partir de los históricos obstáculos impuestos desde Estados Unidos, la manipulación política del tema por la Casa Blanca, el estímulo a la migración irregular, las tendencias internacionales al incremento de los movimientos desde el sur al norte, el impacto del crimen organizado internacional en el que se entremezclan el tráfico de personas, drogas, armas, especies naturales, obras de arte y muchas otras modalidades delictivas asociadas a la trata.

El tema de la migración se ha convertido, como nunca antes en los últimos 25 años, en un punto clave de la actual campaña electoral de ee. uu., ubicado –según datos oficiales– en los primeros puestos en la lista de preocupaciones de los votantes estadounidenses, a partir del manejo de la frontera sur, la gestión de la crisis migratoria y la integración de los inmigrantes a la sociedad.

Conscientes de tales preocupaciones, los candidatos presidenciales, como parte de su competencia política, incluyen en sus campañas electorales propuestas de nuevas medidas para responder a tales inquietudes, que en el propio orden migratorio traen como consecuencia inmediata serias distorsiones al comportamiento natural de la movilidad demográfica en los potenciales migrantes.

En los países del sur se disparan las alarmas de los potenciales migrantes que tratan de acelerar los tiempos para llegar a territorio estadounidense antes del desenlace electoral del 20 de noviembre, y en no pocas ocasiones recurren a los movimientos migratorios irregulares para lograrlo, que son aprovechados por las mafias dedicadas al tráfico de personas y la migración irregular.

La migración es una parte intrínseca de la historia humana y a menudo es opacada por narrativas sensacionalistas. Foto: Juvenal Balán

En el caso de Cuba, estas condiciones apócrifas afectan notablemente a los ciudadanos cubanos interesados en viajar a ese país, como parte de las relaciones familiares y vínculos sociales que existen y se desarrollan de forma espontánea entre los miles de cubanos residentes en ambos países, que cada vez más sufren las consecuencias de tener que afrontar múltiples, disímiles y costosas gestiones en terceras naciones para poderlo hacer legalmente desde Cuba hacia Estados Unidos.

Generan incertidumbre y gran preocupación no solo entre los cubanos las promesas xenófobas y antimigración de Donald Trump, con amenazas de nuevas políticas restrictivas, de deportaciones masivas, reducciones de flujos de refugiados y migrantes en general, militarización de la frontera, extensión del muro y la eliminación de las escasas y complicadas medidas impuestas por el actual Gobierno demócrata, que de forma dilatada y violatoria de los derechos de los migrantes, establecieron algunos procedimientos para gestionar los movimientos migratorios desordenados a que conducen sus desacertadas políticas.

Quienes perciben que no tienen otra vía que la irregular, buscan diferentes rutas para llegar cuanto antes a ese país, y se involucran en salidas irregulares por medios rústicos, robados o con apoyo del exterior. Todas constituyen desafíos para las autoridades encargadas de garantizar la migración regular, segura y ordenada, tal como sostienen la voluntad política del Gobierno cubano, nuestras leyes y acuerdos internacionales bilaterales.

De tales tendencias se aprovechan elementos criminales e inescrupulosos dentro y fuera de Cuba, que promueven la organización de acciones de tráfico de personas, con una mayor incidencia de lanchas rápidas procedentes de Estados Unidos, México, Bahamas y República Dominicana, fundamentalmente.

En esos hechos, que afectan a varias provincias del país, las autoridades cubanas han neutralizado operaciones en las que convergen tráfico de personas, de drogas, armas y especies endémicas de alto precio en territorio estadounidense, lo que evidencia la presencia del crimen organizado internacional y mafias radicadas en aquel país.

Existen pruebas de que los mismos que favorecen la asfixia económica, se benefician del negocio del tráfico de personas, del lavado de dinero, del desvío de fondos federales, del fraude migratorio, de la corrupción de abogados, prestanombres, diplomáticos, otros funcionarios y de cuanta maniobra sucia salpica los lares burocráticos decisorios de esos trámites.

Autoridades del sistema de enfrentamiento cubano han denunciado, además, la peligrosidad y conducta desafiante con que actúan esas redes mafiosas, la mayoría asentadas en la Florida y Cancún, que en sus modos de operar demuestran altos niveles de organización, la existencia de alianzas, combinaciones de modalidades delictivas, uso de armas de fuego durante sus operaciones y monitoreo de las fuerzas navales cubanas que enfrentan esas actividades delictivas, para evadirlas.

En este contexto, se incrementa la detención de organizadores internos de salidas irregulares, con la participación de mujeres, niños y ancianos, quienes tienen que pagar altas sumas sin garantía alguna de llegar al destino elegido, sin las más mínimas condiciones de seguridad para la navegación, y la alta probabilidad de ser devueltos a Cuba cuando sean interceptados en el mar por autoridades migratorias de ese país.

Al mismo tiempo, se enrarece la ruta ilegal marítima, con la detección y neutralización, por las fuerzas cubanas de enfrentamiento, de redes internacionales de traficantes de personas que operan en territorio de Estados Unidos y tratan de sacar ilegalmente, de nuestra Isla rumbo a Norteamérica, a extranjeros que llegaron de manera legal.

A ello se suma el enfrentamiento a la organización de tráfico de personas por el canal legal aéreo, a partir de la obstaculización de 268 hechos con 569 personas involucradas, entre cubanos y extranjeros de 59 nacionalidades, mediante falsificaciones, fraudes y otras manifestaciones ilícitas.

Cuba reiteró, recientemente, la preocupación por las políticas de estímulo a la migración irregular que se mantienen vigentes por decisión del Gobierno estadounidense. Foto: José Manuel Correa

La histórica manipulación política tiene su expresión actual en el bombardeo de mentiras, tergiversaciones, propagación de falsas expectativas, incitaciones a las rutas irregulares, peligrosas y violentas, medidas restrictivas para los trámites consulares, violaciones de la letra de los acuerdos migratorios, exaltación de las aventuras de los traficantes de personas y difamaciones para denigrar de la sociedad cubana e incitar al éxodo, que aporte al libreto socavador del prestigio de la Revolución,

Estos procederes ilícitos pretenden lograr la desestabilización política y el desorden social, que permitan justificar el reaccionario pretexto de una intervención militar estadounidense ante una amenaza a su seguridad, provocada desde el propio territorio norteamericano.

La maquinaria imperial desde el mismo triunfo de la Revolución manejó el caso Cuba con exclusividad y privilegios, con una perspectiva reaccionaria y de guerra fría, con el amparo y reclutamiento de politiqueros corruptos que vaciaron las arcas de la nación y esbirros asesinos que huyeron de la justicia y fueron protegidos como futuros mercenarios, mafiosos o terroristas.

Con posterioridad y sin escrúpulos, los servicios especiales yanquis organizaron la denigrante Operación Peter Pan. Según la directiva subversiva utilizada a lo largo de seis décadas, quien sale de Cuba «huye» o «escapa» del comunismo o del socialismo, mientras que en el resto del mundo las personas emigran; gran infamia que nada tiene que ver con las estadísticas ni comportamientos históricos del fenómeno migratorio en la región y en el mundo.

La mafia anticubana, engendro de la sexagenaria política, con su estado mayor en Miami y sus capos en el Capitolio; medios de prensa anticubanos de la Florida y sus padrinos monopólicos globales; y las plataformas en redes digitales subversivas, mantienen la inhumana estrategia de estimular el recrudecimiento del bloqueo, eternizar la presencia de Cuba en la desprestigiada lista de presuntos «países patrocinadores del terrorismo», y vetar cualquier posibilidad de cambio de política hacia Cuba.

En su desespero recurren a acciones terroristas, a la pobreza inducida, a la guerra económica, a reblandecer la sociedad y a consagrar la migración como un arma destructiva de la nacionalidad, la independencia y la soberanía de Cuba; una apetencia imperial fallida, demostradamente inalcanzable y tan longeva como la Enmienda Platt.

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