Cultura

Ramsés en la telenovela Renacer: un guiño a otra masculinidad

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Las masculinidades tradicionales, cargadas de estereotipos, heteronormativas, basadas en la fuerza, la competitividad y la supremacía, están siendo desafiadas en un mundo que se reinventa constantemente. Un nuevo panorama emerge, donde las nuevas masculinidades ofrecen un camino alternativo, más inclusivo y saludable para hombres y mujeres.

El plural llega justo para mostrarnos la posibilidad de vivir «la hombría» más allá de conceptos asfixiantes que van desde «los hombres no lloran» hasta la negación de su masculinidad a un hombre homosexual.

Es por eso que Ramsés se ha convertido en mi personaje favorito de la telenovela Renacer, porque va más allá de una mirada (otra) a la homosexualidad, por la forma en que lo ha encarnado el excelente actor Roberto Romero; me parece también, y sobre todo, una reflexión sobre las masculinidades.

En el mundo, la presión por cumplir con rígidas exigencias de género ha llevado a altos índices de violencia, suicidio, adicción y problemas de salud mental entre los hombres. Ha generado discriminación y grandes brechas de oportunidades y hasta de afectos entre las personas.

En Cuba, particularmente, seguimos preguntándoles a los niños varones «¿cuántas novias tienes?» casi desde que comienzan a hablar, y llamando «flojitos» a los que no encajan en la concepción de «ser macho, varón, masculino» que heredamos de tiempos inmemorables. 

Y de pronto, aparece en la sala de nuestras casas Ramsés, que es peluquero, pero no chismoso; que puede llevar al mismo tiempo su amor por Damián y sus bigotes. Ramsés, que es amigo de sus amigos, leal, discreto, justo y divertido. Un hombre orgullosamente gay y orgullosamente masculino.

Pues la de él es solo una forma de vivir la masculinidad, entre tantas que ojalá sigan ganando espacios. Creo firmemente que mientras los hombres sean más capaces de expresar emociones sin miedo a que la vulnerabilidad se perciba como debilidad, conseguirán ser más empáticos, conectar con sus sentimientos y buscar apoyo sin miedo al juicio.

Redefinir la masculinidad pasa también por liberar a los hombres de la presión de ser siempre fuertes, inquebrantables; de la frustración cuando no llevan «la voz cantante» dentro de la familia; del miedo al ridículo; de la obligación de salvar a las princesas en todos los cuentos…

Reconocer y desafiar la desigualdad de género; apoyar la equidad de derechos y oportunidades para hombres y mujeres, más allá, por supuesto, de su orientación sexual; desarrollar habilidades de comunicación efectiva; aprender a expresar necesidades y deseos sin recurrir a la agresión o la manipulación; asumir sus responsabilidades reales consigo mismos, con la familia y la sociedad, y no las que el patriarcado les ha impuesto, son superpoderes de las nuevas masculinidades.

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