Yamel Vives abrió la senda de las medallas para Cuba en París
El velocista ganó el subtítulo de los 100 metros planos de la categoría T44 con récord para el área panamericana
París.- YAMEL Vives entró a la meta del Estadio de Francia, en Saint Denis, sin tocar a la puerta, más bien la derribó con fuerza, de un zarpazo que duró 11.20 segundos, el tiempo que registró en su carrera de 100 metros en la categoría T44.
Así despejó el camino del medallero con la primera presea para Cuba en los Juegos Paralímpicos de París 2024, una de plata forjada a golpe de irreverencia y empuje.
La competencia empezó un poco antes del disparo de salida: cuando probó el carril siete de la pista púrpura despegó de un tirón para mostrar la fuerza que tiene, para impresionar a sus rivales. Y lo consiguió.
Apenas escuchó la señal de arranque salió a embestir la meta, el podio, el récord para el área de América con ese tiempo inédito para cualquier corredor de la categoría nacido en ese continente.
A su lado, Matheus de Lima, brasileño que arribó a París con la segunda mejor marca de la temporada, salió a perseguirle y explotó ante la fuerza del cubano. Las revoluciones de Yamel quebraron su plan y sus músculos al punto de quedar en último lugar.
Por el centro corría Mpumelelo Mhlongo, recordista del mundo, alejado del antillano como para servirle de referencia, y una vez que se convirtió en carrera de dos, se lanzó tras él.
Pasados los 70 metros no había mucho margen para recortar distancias, pero sí para asustar a Mhlongo, ganador con marca de 11.12 segundos, y presentarse como su retador.
Completó el podio el representante de Malasia Eddy Bernard, quien con 11.58 s puede decirse líder de la segunda carrera, porque la primera la animaron Vives y Mhlongo, lejos del resto.
«Era una sola carrera y había que salir pa’bajo con todo, estoy muy contento con esta medalla de plata en apenas mi segunda presentación internacional», reseñó luego de la hazaña, ya convertido en héroe.
Cuando atravesó la línea imaginaria de la meta sacó los dedos índice de ambas manos y avisó de su presencia «aquí», sin que ello pueda reducirse a la dimensión física: está ahí en la élite, pasó del anonimato a reclamar los reflectores de un subcampeón paralímpico y amenazó con ir más allá, ¿quién sabe hasta dónde?
Yamel pulió la piedra bruta, derribó el portón de Hefestos y señaló el camino de los metales a Omara, Yankiel, Sheyla, y a otros que contemplan su oportunidad de emularlo y hacer a Cuba escalar posiciones en el medallero, nadie lo dude.
Mereció el aplauso y el reconocimiento de todos, hasta del presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, quien calificó de inmensa su medalla, y aseguró con toda razón que Palmira, su tierra, estaba de fiesta tras ese logro, incluso le arrancó una manifestación más que justificada de optimismo: «Sí se puede, lo demostró este campeón».