Cruza el umbral a tu propio ritmo
Y siempre habrá más que la primera vez / pero nada como aquel hechizo / de probar tus pies más allá de los permisos.
Dúo Buena Fe
Ese primer coito en tu vida, ¿es bueno planearlo o dejarlo a la espontaneidad? ¿Es mejor con alguien conocido o en una descarga a la ligera? ¿Conviene una pareja que tenga práctica o que comparta tu inexperiencia? ¿Es igual en relaciones hetero y homosexuales? ¿Qué riesgos corremos? ¿Se habla antes de lo que te gusta o disgusta, o dejas todo a la iniciativa ajena? ¿Hace falta amor o con el gusto es suficiente?
Son preguntas que con frecuencia llegan a nuestros espacios educativos en Senti2, y que probablemente también te has hecho tú, o te han hecho familiares y amistades cercanas.
En esta página de verano compartimos algunas recomendaciones para lograr una primera experiencia enriquecedora, no un mal momento del que nunca valga la pena hablar. Si tienes más dudas, en septiembre haremos un ecotaller sobre el tema en el parque Almendares. También puedes contactarme en el 52164148.
Hazte un plan
Saca cuenta de la fecha probable de menstruación y ovulación, para no estar incómodos ni preocupados.
Ten a mano condones, lubricantes, toallas o papel higiénico y ropa interior de recambio.
Elige alguien de tu confianza (mejor si es adulto) a quien contarle previamente donde estarás y con quién, y lleva tu teléfono cargado por si necesitan ayuda médica, emocional o aclarar una duda práctica.
Elige el ambiente adecuado en cuanto a higiene de la superficie donde se apoyarán, aislamiento de miradas y ruidos, agua potable a la mano, bolsa para desechos.
Tómate tu tiempo para la penetración; no durará mucho una vez iniciada (ni es recomendable porque tu cuerpo no está listo para un maratón), pero todo lo que ocurra antes y después marcarán la calidad del encuentro, y tal vez sea en esos juegos que logres un orgasmo memorable.
Los nervios están bien, forman parte de la vivencia: solo respira a conciencia, ve despacio, confía en tu cuerpo, mira a los ojos y comunícate. No cedas por presión o por «salir de la virginidad».
Acepta los riesgos y toma previsiones
Hombre o mujer, la primera penetración (vaginal o anal) puede ser traumática. Pequeños vasos se rompen con algo de sangramiento, y si la zona no está relajada puede haber desgarros de tejido, a veces significativos. Por eso también hay que elegir a quien te acompañe hasta el final y no se asuste o te abandone en ese momento.
Una vez superado el umbral, la práctica puede seguir si no hay abundante sangre, pero despacio, sin salidas y entradas frecuentes ni movimientos bruscos o cambios de postura.
Si sigue doliendo e incluso sientes que te arde, ya no es normal y no está bien seguir porque puedes dañar tus órganos a largo plazo o sembrar un trauma que te aleje del sexo disfrutable.
Aún con tu consentimiento inicial, si tú decides parar porque te sientes en riesgo o no te gustó el ambiente o el trato, y te insisten, eso tipifica como violación. No importa el vínculo o la edad de ambos, no lo permitas.
Tu cuerpo sigue la música como un recurso natural para acoplar el movimiento y fluir. Con ritmos violentos o reiterativos, sin pausas ni variaciones creativas, tu cerebro no disfrutará la experiencia sexual.
No tiene sentido filmar ese momento para recordarlo o estudiarlo. Puede cortar tu espontaneidad en futuros encuentros o prestarse para chantajes y burlas crueles.
En una primera vez, así sea breve, hay intercambio de fluidos, y como siempre que hay microheridas puedes entrar en contacto con una ITS, conocida o desconocida por tu pareja. Algunas no dan síntomas visibles, pero son peligrosas. El condón es tu única garantía, y no quita placer a ninguno de los dos.
Tu primera vez es mejor de a dos, sin apuro y en espacio privado. Vívela para ti y reserva otras peripecias que te llamen la atención para más adelante.
La fecundación no está descartada, incluso si la penetración no se completa. Elige bien la fecha, ten a mano píldoras anticonceptivas y no descartes el condón a mitad de proceso. El coito interrupto es ineficaz.
Habla antes con la pareja sobre lo que esperan de esta relación, sus prácticas anteriores, sus fantasías, su propio inicio. Esta no es la ocasión para agotar todo el repertorio o saldar deudas pasadas, y debes aclarárselo.
Ten clara tu meta
Entregar el cuerpo no es prueba de amor ni garantiza continuidad de la relación, hazlo por voluntad, no por miedo o simple curiosidad.
El orgasmo se consigue mejor por otras vías, y de hecho facilita el acto penetrativo.
Demostrar al grupo que eres «mujer» u «hombre» no está ligado a la experiencia sexual. Muchos cuentan mentiras para no reconocer el precio de precipitarse o de estar esperando aún a la persona correcta.
En la adolescencia es normal confundir afinidad con atracción sexual porque hay muchas hormonas revueltas. Si te atrae alguien de tu género no te apures en negarlo ni te entregues para alejar sospechas.
Lo que cuentan las canciones de moda o la pornografía es falso, cruel y discrimina el placer femenino real. Busca otros patrones y no te aferres a esas expectativas.