Mariana nos empinó a todos
Y tú, empínate, porque ya es hora de que te vayas al campamento! Es la frase más conocida de Mariana Grajales, dirigida a Marcos, el menor de sus hijos, cuando en medio de la desesperación y el llanto de quienes le acompañaban, pidió sosiego para salvar a su hijo Antonio.
Quien escuche o lea esa frase, sin conocer a la madre de los Maceo, se preguntará si era una madre desnaturalizada que solo tenía como objetivo enviar a sus hijos a la guerra, sin embargo, los que conocen la historia de Cuba pensarán ¿De qué estaba hecha Mariana? ¿Cuánto decoro y entereza había en esa mujer que trajo al mundo hombres de valor?
Madre de 14 hijos a los que legó coraje, integridad, serenidad, arrojo, acometividad y muchas otras cualidades, que los inmortalizó como una estirpe de colosos y titanes, nombrados así por Bonifacio Byrne en su poema “Los Maceo”.
Cuando tenía 53 años de edad marchó a la manigua mambisa donde afrontó con valentía los rigores de la vida en campaña, las largas caminatas que debían realizar, la temprana muerte en combate de su esposo Marcos y la de varios de sus hijos por el fuego enemigo, centrada en atender a innumerables heridos, salvándole la vida a varios.
Según el historiador Fernando Figueredo, los heridos y enfermos querían atenderse solo con ella, pues a pesar de la carencia de medicamentos curó a más de uno, empleando sus conocimientos sobre plantas medicinales y el amor hacia quienes defendían a la Patria.
José Martí, sobre ella expresó: la Madre de los Maceo, que quería a todos los cubanos que luchaban por la independencia. Y abría las puertas de su hogar a todos, como madre de todos.
Mariana fue síntesis y esplendor de la mujer cubana en las guerras independentistas, consagró su vida a la lucha por la independencia y liberación total de Cuba, a ella entregó con amor de madre y orgullo de patriota a todos sus hijos y no tuvo ni un minuto de flaqueza ante peligros y vicisitudes.
Su presencia se resalta en las múltiples virtudes que hicieron de ella un estandarte y un símbolo de combatividad, impulsando a cada cubano a empinarse y defender los logros por los que nuestros antepasados lucharon.
Mantener presente a Mariana Grajales es recordar el espíritu de lucha que caracterizó a las cubanas durante todo el proceso revolucionario y que en la actualidad continúan forjando el carácter de muchas mujeres que al igual que ella se yerguen sobre su tiempo y hacen de sus vidas un ejemplo de seres humanos consecuentes con sus ideas.
Hoy se cumplen 209 años del natalicio de la declarada por miles de cubanos como la Madre de la Patria, en la provincia de Santiago de Cuba, tierra caliente como el coraje de esta virtuosa madre, cuya significación está vigente en los valores que su ejemplo transmite a las nuevas generaciones, su enseñanza de amor a la patria y el compromiso eterno con la Revolución.