¿Alfabetizarse en el lenguaje marginal?
Alguien me aconsejó que debía consumir más a menudo las producciones de «la farándula» para poder entender lo que dicen cuando cantan y cuando hablan.
Por «farándula» mi interlocutor se refería a reguetoneros y especímenes afines. Sucede que el idioma español queda tan desfigurado, tan destrozado en las letras de sus canciones y en su decir, que apenas resulta entendible, al menos para quienes no comparten en su cotidiano de vida esa jerga.
Me niego a poner un solo ejemplo, para no ayudar a su difusión; pero conste que este no es un texto a favor de un idioma encartonado o arcaico. Nuestro español está vivo, vivito y coleando junto al tiempo que le toca vivir, pero en modo alguno tributa a su vitalidad lo que le están haciendo con esas canciones —si es que así se pueden llamar— y con esa manera de hablar.
Por eso, la exhortación de mi amigo a alfabetizarme en esa jerga va a caer en saco roto. Prefiero seguir sin entenderlos, necesitando un traductor para saber lo que están diciendo. De todos modos, no creo que me esté perdiendo demasiado.