Lágrimas empoderadas
Eso de que la cultura pop intenta empoderar a las mujeres asegurando que “las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”, según la cantautora colombiana Shakira, es muy discutible, abundan los argumentos para rebatirla.
Pero este texto no tiene como objetivo polemizar sobre esa sentencia y tampoco acerca de la canción en sí, Las mujeres no lloran, la cual da nombre a su nuevo álbum y que realmente desatara toda una conmoción mediática –lo cual no equivale a una puntería en el orden conceptual.
Sin embargo, aunque parezca un contrasentido, aquí se va a hablar sobre lágrimas de mujeres… y de hombres.
Foto: Getty Images
Sucede que una investigación reciente concluyó que las lágrimas son portadoras de una señal química que podría reducir la agresividad. Y la clave está en su olor.
Dado a conocer en diciembre último por la revista científica PLOS Biology, el estudio, desarrollado por el Instituto Weizmann de Ciencias de Israel, concluye que las lágrimas, además de sus significados ya conocidos, son también un mecanismo de los mamíferos que les proporciona “una manta química protectora contra la agresión”, según declararon los investigadores a la agencia AFP.
Algunos medios digitales han referido esta conclusión solo a las lágrimas femeninas, porque se tomó como fuente de estudio a roedores hembra y también a mujeres –que fueron quienes se ofrecieron como participantes-, pero los expertos aclararon que ello no significa que este afecto “anti agresivo” dependa del sexo.
En general, las lágrimas humanas contienen una señal química que reduce la actividad cerebral vinculada a la agresividad, indicaron.
Imagen ilustrativa, tomada de tvazteca.com
Dando seguimiento a estudios con roedores, los investigadores expusieron a dos grupos de voluntarios varones inhalar lágrimas «emocionales» o solución salina, sin diferencias evidentes.
«Dado que la reducción de la testosterona está asociada a la reducción de la agresividad, probamos la hipótesis de que las lágrimas humanas actúan como las lágrimas de los roedores para bloquear la agresividad masculina», aseguraron como conclusión en una nota pública.
«La reducción de la testosterona tiene un mayor efecto sobre la agresividad en los hombres que en las mujeres», aclaró uno de los autores de la investigación.
Al constatar la disminución de la violencia en los sujetos ante un juego de ordenador, analizaron el impacto que provoca el olor de las lágrimas estudiando los cerebros de los hombres conectados a escáneres de resonancia magnética.
Dichas imágenes evidenciaron que el córtex prefrontal y la ínsula anterior, relacionados con la agresividad, se activaban más cuando los hombres eran provocados durante el juego, pero el efecto no era tan fuerte si habían inhalado lágrimas.
Los investigadores señalan que las lágrimas de los roedores contienen sustancias químicas utilizadas como «señales sociales». Foto: Imago/Plusphoto
«En conjunto, nuestros resultados implican que, al igual que en los roedores, una señal química ligada a las lágrimas humanas reduce la agresividad masculina, un mecanismo que probablemente se basa en la superposición estructural y funcional de los sustratos cerebrales del olfato y la agresividad», refirieron los investigadores.
¿Por qué y cómo lloramos?
“El dolor profundo” de Miguel Matamoros por la partida de la amada le hacía llorar un llanto que, metafóricamente, tenía “lágrimas negras como mi vida”.
Pero no solo motivos como esos son causantes de lágrimas. Al decir del artículo La neurobiología del llanto humano esta expresión es una respuesta secretomotora a eventos o conductas que provocan una reacción a nivel fisiológico, cognitivo y social.
En consecuencia, existen tres tipos de lágrimas:
• Basales: se producen usualmente para mantener los ojos lubricados y los protegen de infecciones, humedecerlos y limpiarlos es su función. Son generadas en un tipo de glándulas lagrimales llamadas accesorias que están funcionando constantemente, de no hacerlo, se produce la conocida resequedad ocular.
• Reflejas: aparecen de forma automática cuando el ojo está ante algún peligro como un objeto extraño en su interior y para eliminar sustancias nocivas asociadas al humo, gases, polvo u otros irritantes. Crean una capa que protege el iris de los agentes extraños y se identifican por ser lágrimas incontrolables y abundantes, como las surgidas al cortar una cebolla.
• Emocionales: se desencadenan a partir de emociones como la tristeza, la felicidad, la ira, el alivio…
Solo en lo referido a las lágrimas basales y las reflejas, el humano produce como promedio un total de entre 55 y 110 litros de lágrimas al año. Y lo mismo estas que las emocionales tienen como elemento común el producirse en las glándulas lagrimales, ubicadas en el ojo, y que no tienen la función de excretar toxinas, como sí ocurre con otras secreciones como el sudor o la orina.
Llora, llora
Todos los humanos hemos llorado alguna vez en la vida, aun cuando ciertos prejuicios puedan alzarse en contra del correr de ciertas lágrimas.
Desde el nacimiento hasta el último instante de existencia se llora, y es bueno que así suceda, también en el caso de las lágrimas emocionales.
Foto: tomada de noticiasdelaciencia.com
Por eso, abundan los consejos de “llora, llora” para nada asociados con malsanas intenciones y sí buscando aliviar tensiones o angustias.
Sucede que las lágrimas emocional, más complejas que las otras dos al involucrar al cerebro y a las glándulas hormonales, tienen un contenido elevado de hormonas y proteínas, a diferencia de las otras sobre todo compuestas por agua e iones.
Las hormonas contenidas en ese llanto emocional son las surgidas como respuesta a situaciones impactante en lo emocional regulando y liberando estrés.
Además de la prolactina y la adrenocorticotropa, otra de las hormonas contenidas en ese tipo de llanto es la llamada leucina encefalina.
La singularidad de esta última radica en que se trata de moléculas opioides encargadas de modular la percepción del dolor a modo de analgésicos naturales.
Es por ello que llorar también produce una especie de calma, sobre todo al final.
Y lo dicho no es solo referido a las lágrimas por una honda tristeza, también vale para la alegría muy intensa y repentina, que igual genera llanto porque igual implica un estremecimiento en lo emocional que rompe el equilibrio.
También se llora de alegría. Foto: tomada de Facebook
Por tanto, además de la función biológica de los otros tipos de lágrimas, también las de corte emocional resultan saludables a la vez que constituyen una forma de comunicación no verbal y posibilitan expresar y elaborar las más intensas emociones.
Aun cuando algunos credos, prejuicios o culturas consideren el llanto como una expresión de debilidad, vulnerabilidad y falta de fortaleza, llorar es saludable porque libera emociones.
Además de propiciar un alivio emocional, las lágrimas igual permiten expresar empatía. Es decir, no solo se llora al experimentar emociones propias sino al solidarizarse o sentir compasión por las ajenas, lo cual habla de esa valiosa conexión emocional que distingue a los humanos y que, lamentablemente, en determinadas circunstancias a veces pareciera desdibujarse.
Foto: tomada de gacetaunam.mx
Llorar es bueno para la salud física y mental ya que libera estrés, facilita la comunicación y genera vínculos.
No obstante, mejor tratar de evitar los motivos que provocan el llanto de tristeza y repetir, no con Shakira que “las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”, sino el popular estribillo multiplicado por tantos cantantes de “no hay que llorar, que la vida es un carnaval y es más bello vivir cantando”.
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