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La primera acción en el mar…

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Era de noche ese martes 23 de marzo de 1869cuando el vapor  español Comanditario terminó las operaciones de carga y embarque de 78 pasajeros en el puerto de La Habana. El práctico subió al puente de mando y le dio instrucciones al oficial de guardia para comenzar a realizar la maniobra de desatraque de la nave. Y esta, una vez separada del muelle, comenzó a surcar lentamente por el canal de salida de la bahía hasta mar afuera, dondegiró a estribor, fijó el rumbó y comenzó a navegar avante toda.

Algunos días antes los jóvenes patriotas cubanos Angel Loño y Agustín Santa Rosa, contactaron con la Junta Patriótica Revolucionaria de La Habana, a quiénes les dijeron  que era posible apresar el vapor Comanditario  en alta mar secundados por algunos tripulantes de su confianza, artillarlo y convertirlo en una nave de guerra mambisa.

La misión fue planificada minuciosamente porque en el menor tiempo posible debían capturar la nave  un reducido grupo de patriotas, 27 en total, muy inferior a la de tripulantes y a los 78 pasajeros que estaban a bordo. Los jefes del comando asaltante fueron Loño y Santa Rosa, y los complotados del barco, Juan López O Connor, segundo comandante del buque, el piloto Eloy Felipe Camacho, los maquinistas Joaquín Aguiar, Juan López, Antonio Roig y Pedro Hombrón; y el sobrecargo Juan B. Osorio Borrero, quien fuera miembro de la armada española, donde alcanzó el grado de alférez de navío. Se jubiló en 1867 y pasó para a la marina mercante a navegar como Sobrecargo.

Cuando el Comanditario navegaba en su ruta de cabotaje de La Habana al puerto de Cárdenas, Matanzas, lo que hacía dos veces a la semana, alrededor de las 11:30 de la noche del 23 de marzo, teniendo de través Punta de Guano, muy cerca a la entrada del puerto de Matanzas, el grupo de patriotas que estaba a bordo, armados con machetes,  fusiles y revólveres ocuparon las entradas a las cámaras,  el puente de mando la sala de máquinas y otros estratégicos puntos de la embarcación, que en pocos minutos cayó en su poder..

Una falsa llamada logró que el capitán del barco, Telmo Jofre acudiera a la cámara de señoras. Allí lo detuvieron y lo llevaron para su camarote, donde lo sentaron en una silla y lo ataron.

José Chacón Castellanos, quien fuera uno de los jóvenes que participó en el apresamiento del vapor español Comanditario. Foto: La Revista de Cayo Hueso

José Chacón Castellanos, quien fuera uno de los jóvenes que participó en esta riesgosa misión, le ofreció el siguiente testimonio en 1898, a La Revista de Cayo Hueso:

«sin más ni más, apuntaban  airados diciendo: ¡atrás! Y al mínimo asomo de protesta siquiera quitaban toda gana al osado, conminándole: No se mueva. Si se mueve lo mato»

Cuando el capitán del barco penetró en la cámara de señoras, el piloto Eloy Camacho le apuntó con un revólver y lo detuvo. Sin perder la calma, el oficial intentó persuadirlos y les dijo:

 «No sean locos. Vean bien lo que hacen. Yo soy un caballero, y  si desisten no se sabrá nada. Todo quedará en paz, como en familia».

Los pasajeros, entre ellos seis mujeres, fueron encerrados en sus camarotes al igual que el resto de la tripulación que no había participado en la acción. A la mañana siguiente les dijeron que el barco ahora se nombraba Yara, que pertenecía a la República de Cuba en Armas, primera nave de guerra mambisa y en su mástil se izó la enseña nacional. Todos fueron desembarcados en Cayo Roque, dejándoles provisiones y agua.

En una breve reunión los ahora intrépidos marinos, designaron al alférez de navío Eloy Felipe Camacho como comandante del buque y a López O Connor como su segundo. Levantaron acta y procedieron a llenar la  Patente de Corso, que el presidente Carlos Manuel de Céspedes había firmado en blanco. Ignoraban que el mandatario, anteriormente, el día 16 del propio mes, había nombrado a Juan B. Osorio Borrero como capitán de fragata de la Armada de la República de Cuba, primer cubano en ostentar ese grado.

Los marinos cubanos decidieron poner rumbo a Ragged Island, Bahamas,  para solicitar la protección de un buque peruano que allí se encontrabay servirle de auxiliar, hasta tanto  el Yara pudiera artillarse y equiparse adecuadamente. Armarlo en corso.

En La Habana los armadores del barco, la Compañía General Cubana de Navegación pensaban lo peor; que había naufragado o que había ocurrido otra desgracia, pero hasta el momento no había evidenciaque así lo demostrara. Se enviaron mensajes telegráficos a las naves que navegaban por esa  zona solicitándoles información urgente del desaparecido Comendatario.

Caía la tarde el día 25 cuando el oficial de guardia del bergantín inglés Plower, que navegaba muy cerca de Cayo Sal, detectó  un bote a la deriva con un grupo de personas a bordo que le hacían señales. Cuándo les prestaron auxilio los náufragos se identificaron como pasajeros y tripulantes del Comanditario, e informaron que otros 50 se encontraban en el islote en espera de que fueran rescatados.

Oficiales del buque inglés enviaron un mensaje a los armadores del Comanditario informándoles que los pasajeros y tripulantes se encontraban sanos y salvos indicándoles, además, el lugar dónde se localizaban.

La noticia de la captura del vapor Comanditario se divulgó ampliamente en España, lo que puso en una incómoda situación política al Capitán General en la Isla Domingo Dulce, quién montó en cólera y dictó el Decreto sobre Piratería, mediante el cual los buques españoles podrían apoderarse en alta mar de cualquier nave sospechosa. Lo que provocó protestas por parte de Estados Unidos, Inglaterra y otros países, por lo que luego se vio obligado a suspenderlo.

Antes de llegar a Nassau el Yara agotó las reservas de carbón, su máquina se detuvo y quedó al pairo (sin avanzar) hasta que pudo izar las velas para continuar lentamente navegando.

En tanto en La habana, las autoridades españolas para darle caza al buque mambí,  movilizaron a la cañonera Luisa, al vapor de guerra San Quintín y a los mercantes artillados Marsella y Dihigo para que peinaran toda la cayería donde supuestamente se podría ocultar la nave mambisa.

El Yara llevaba varios días navegando a la vela cuando fue avistado el día 31, entre los cayos Grand y Little Stirrup, por un barco mercante que alertó a las autoridades españolas de La Habana.

En efecto, cuando se aprovisionaba de carbón en el canal norte de la isla de Nueva Providencia, Bahamas, fue localizado  por la cañonera Luisa. El Yara intentó escapar pero fue capturado con seis tripulantes a bordo y remolcado a La Habana. Seis se ahogaron al tratar de llegar a la costa a nado y el resto, unos quince, en varios botes consiguieron escapar.

Angel Loño, Agustín Santa Rosa, Juan Bautista Osorio y el resto de los patriotas integrantes del comando de acción, lograron llegar a Nassau, donde se ocultaron y luego abandonaron la isla.

Fuentes:

Diccionario Enciclopédico de Historia de Militar de Cuba,(1510-1898) T III

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