Rubiera: La basura espacial podría dejarnos encerrados en este planeta
Los humanos hemos contaminado océanos, la superficie terrestre, el aire que respiramos… y nuestros desechos andan también ensuciando el espacio cósmico.
Indagaciones realizadas el año pasado evidenciaron que más de 100 mil millones de piezas de basura espacial, desechos de operaciones pasadas, orbitan alrededor del planeta, la mayoría con menos de un centímetro de ancho.
Y si el asunto es de “tallas” mayores, debe anotarse que unos 30 mil objetos más grandes que una pelota de béisbol se mantiene igual orbitando en torno a esta Tierra, cada vez menos azul.
Basura espacial captada por Google Maps en tiempo real, en mayo del 2023. Imagen tomada de elespañol.com / LeoLabs/ Omicrono
Algunos de esos objetos viajan a altísimas velocidades y cabría la posibilidad de que terminen impactando a este planeta, sin obviar el riesgo para las misiones espaciales y para la Estación Espacial Internacional.
Y tal panorama se pone aun peor a partir de que la carrera espacial sumara a su quehacer fines también comerciales.
Así lo comprobó la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA,) de EE.UU., al utilizar aviones de vuelo alto que, por primera vez, tomaron muestras de la estratosfera, cuyo estudio permitió corroborar a los científicos cómo los cielos andan cambiando para mal cada vez más.
Imagen: tomada de computerhoy.com
De acuerdo con ese estudio, el 10 % de las partículas de la atmósfera superior contienen ahora fragmentos de metal procedentes de cohetes o satélites que caen fuera de órbita y se queman. Predicen que los desechos de origen humano constituirán la mitad de los aerosoles estratosféricos en las próximas décadas.
En busca de más precisiones y sobre todo soluciones, el pasado febrero la compañía aeroespacial Rocket Lab lanzó la misión «On Closer Inspection» que indaga los peligrosos desechos orbitales. Pusieron en órbita un satélite de inspección japonés que, luego de evaluar, posibilitará en un futuro desorbitar tales objetos apoyando así la sostenibilidad de venideras operaciones espaciales, que ahora se ven amenazadas por esta chatarra flotante.
Lanzamiento de la misión «On Closer Inspection». Foto: tomada de rocketlabusa.com
También en coherencia con esas preocupaciones, hace un año un grupo internacional de profesionales de la tecnología espacial y expertos en contaminación solicitó un tratado jurídicamente vinculante para proteger la Tierra de tales desechos espaciales.
Rubiera opina
La amenaza que representa la basura espacial es tan importante que el doctor José Rubiera, conocido por todos los cubanos, se ha pronunciado al respecto.
Fue al iniciar este marzo cuando el reconocido meteorólogo escribió sobre el tema, sus orígenes y sombrías perspectivas para excelenciascuba.com.
Recordó que los orígenes de esta basura espacial pueden remontarse a aquel guante que, en junio de 1965, escapó por la escotilla abierta de la nave por la que había salido el astronauta estadounidense Edward White, para protagonizar una de las primeras caminatas espaciales.
Edward White en su histórica caminata. Foto: NASA
Era solo un guante, un aparentemente inofensivo guante, pero, al ganar una velocidad de 28 mil kilómetros por segundo orbitando a la Tierra, se había convertido en “un potente proyectil”, como lo calificara el experto, a la vez que también se anotaba entre las primeras basuras espaciales generadas por los humanos.
El doctor cita a la Agencia Espacial Europea (ESA) para recordar que en el año 2022 la cantidad de material que orbitaba este planeta superó las 10.000 toneladas métricas. Y aunque ahora hay conciencia del problema que esto ocasiona y se trata de evitar, dice, el número parece que seguirá creciendo en los próximos años, a no ser que existan mejores medidas de control.
Entre las posibles medidas de control quizás pudiera incluirse, además de las arriba mencionadas, también un singularísimo satélite de madera, ideado por científicos de la Agencia Espacial Japonesa (JAXA) en colaboración con colegas de la Agencia Espacial Norteamericana (NASA).
Imagen: Universidad de Kyoto
Sucede, según reporta la revista Smithsonian Magazine, que la madera parece soportar bien, sin daño alguno, las características del espacio luego de las comprobaciones realizadas con variedades de abedul, cerezo japonés y magnolia, las cuales permanecieron 290 días en la Estación Espacial Internacional, sin mostrar variaciones.
La otra de las fortalezas de este proyecto es que al reingresar a la atmósfera terrestre dicho satélite se quema, desintegrándose completamente.
De esa forma queda eliminado el riesgo de contaminación espacial o de posibles impactos, en contraste con los satélites hasta ahora conocidos y que, en caso de convertirse en escombros, entrañan significativos peligros.
La Universidad Nacional Autónoma de México indica que hoy unos 13 mil satélites orbitan la Tierra, de ellos solo 8 mil están funcionando. Foto: Getty Images
LignoStella Space Wood es el nombre de este original proyecto del satélite de madera, que se espera tenga su primer lanzamiento en el verano de este año.
Este pudiera marcar un antes y un después en cuanto a la basura espacial sobre la que el científico cubano José Rubiera, luego de abundar sobre el gran riesgo de un choque con algunas de estas partículas en el espacio, alerta:
“El peligro mayor, con vistas al futuro, es que la basura espacial continúe creciendo y alcance zonas de altura en las que ahora hay menor concentración de la misma. En ese caso, podríamos quedarnos encerrados en nuestro planeta, sin poder salir de casa, sin poder lanzar ningún satélite o nave espacial. Así de que, si no se logra poner en ejecución un procedimiento viable para retirar todos los satélites e ingenios espaciales que estén inactivos, ese momento, lamentablemente, pudiera llegar”.