Un homenaje a quienes siembran valores de humanidad
Como parte de la jornada en que Cuba recuerda de modo especial a sus maestros, esos que velan porque los valores de humanidad sean transmitidos de generación en generación, tuvo lugar, en la noche de ayer, en el capitalino Salón de Protocolo de El Laguito, el acto nacional de condecoraciones de la Educación Superior, para reverenciar a un grupo de profesionales con trayectoria relevante.
Con la presencia del Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista y Presidente de la República de Cuba, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, así como de otros dirigentes de la Revolución y de prestigiosos educandos, se realizó el homenaje a un grupo de maestros pertenecientes a universidades y entidades de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Con la Orden Frank País de primer grado y de segundo grado, con la Medalla José Tey y la Distinción Por la Educación Cubana, fueron distinguidos decenas de maestros, reseñó el sitio web de la Presidencia.
De manos del Presidente Díaz-Canel, un grupo recibió la Orden Frank País de primer grado; y ese gesto precedió a la entrega, por parte de otros dirigentes, de los distintos reconocimientos otorgados en la jornada. A nombre de los educadores condecorados, compartió sus ideas la doctora en Ciencias Osana Moleiro Pérez, rectora de la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas, quien trajo a colación a José Martí y su sentencia, según la cual hay verdades esenciales que caben en el ala de un colibrí, y que, por lo que entrañan para el ser humano, los maestros tienen la gran responsabilidad de defender.
Resaltó que, en el presente de Cuba, el profesor universitario adquiere especial connotación. Es una obra –como ella recordó que definiera José Martí, hablando de la táctica del amor– de rocío o goteo (es decir, de constancia).
El doctor en Ciencias y ministro de Educación Superior, Walter Baluja García, recordó que el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz había definido la educación como parte imprescindible de la Revolución Cubana. Rememoró hitos como la Campaña de Alfabetización, y aquella convocatoria fidelista al pueblo de que, por sobre todas las cosas, leyera.
Baluja distinguió a los profesores por ser artífices de la batalla por los valores humanistas, y por ser parte inseparable del proceso transformador del socialismo en la Mayor de las Antillas