Stieg Larsson (+ Libros)
A principios del año 2014, una compañera, Wanda, andaba con un libro muy grueso que en su portada tenía a una muchacha raquítica, y aun conociendo de su gusto selecto por la lectura, aquel no me tentaba. Sin embargo, estaba en todas las librerías y en cualquier timbiriche de venta de libros usados, no en una esquina tirado, sino como protagonista, y las personas se mostraban absortas con él.
Luego supe que se trataba de uno de los tomos de la serie Millennium, que en total eran tres libros negros, grandes, uno más corpulento que el otro. Pero esa tapa sombría mostrando una mujer muy delgada, seria, quizás enferma y solitaria, vestida de rojo en la oscuridad, a veces descalza y atada, o con aspecto de muñeca, no sé, no parecía atractiva; y en esto de elegir qué leer, a veces me dejo llevar por la superficialidad de la imagen.
Además, ¡los títulos! Los vi un poco raros, tanto como sus ilustraciones: Los hombres que no amaban a las mujeres (2005), La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina (2006), y La reina en el palacio de las corrientes de aire (2007). Sin dudas, bastante tétricos desde el pesimismo, primero, y, sobre todo, por esa parte del fósforo y el combustible. ¿Cómo imaginarlo de otro modo, y no asociado con desastre? ¿Cómo encontrarle sentido a un palacio de corrientes de aire? Un poco desatinado.
No obstante, después los compré porque las reseñas eran importantes y las reimpresiones, numerosas. Lo guardé en una caja y, años más tarde, terminando 2019, me los leí uno tras otro, sin pausa y con avidez. Me sorprendió esta lectura, la disfruté; me atrapó de tal manera, que no podía dejar de leer; y fue tan ameno y adictivo, que prácticamente lo devoré en un dos por tres. Lamenté no haberlo hecho antes, con más calma.
Por eso sugiero esta serie. No solo porque es distinta, y posee cierta capacidad hipnótica. Claro, es mi opinión personal, es subjetiva; pero intento ser crítica, y también busqué valoraciones en la red y hallé coincidencias. Considero que si para una persona tan dispersa como yo, que me entretengo hasta con las guasasas del camino y cambio de actividad cada siete minutos porque me aburro rápido de hacer lo mismo, aunque me guste, mantuvo mi interés y motivó sentimientos de apego y viví los sinsabores que allí describe, entonces no puede ser un mal libro.
La trilogía de Stieg Larsson es un policiaco que me recordó mi infancia, cuando comencé a leer por puro gusto, pues mi primer suministrador, tío Humberto, tenía adicción por este género y eran esos los textos que me prestaba. Como antaño, me sentí cautivada por el suspenso, la urgencia por resolver, la parsimonia de los acontecimientos, el enredo de una trama que comenzó siendo simple, sin sal, y poco a poco sus personajes maduraron y complicaron.
Comienza tras el encargo de retomar a destiempo una investigación que se creía no resuelta sobre la desaparición de una mujer. Los principales, tan distantes en personalidad y filosofía de vida, cada uno con el arrastre de traumas e inconvenientes de naturaleza variada, consiguen no solo yuxtaponerse, sino solucionar el misterio y hacer que sus propias vidas resurgieran, hasta cierto punto.
El primer libro inocula la necesidad de responder el enigma de un informe engavetado que, de repente, se complejizó por un conjunto de pistas que nadie quiso analizar en su momento. A partir de nuevos hallazgos, se descubre un embrollo que involucra poderes. Tal como sucede en la vida real. Posterior al esclarecimiento de los hechos, llegaron otras historias completamente independientes en la segunda y tercera entregas, y el hilo conductor son sus protagonistas que viven situaciones inexplicables.
La saga me mostró una sociedad sucia, corrupta, viciada por actores económicos, marcada por la profesionalidad de unos y las carencias de valores en otros. Me mantuvo en vilo, intranquila a ratos, y esa tensión se liberó totalmente solo con el desenlace de cada incógnita. Me ofreció pasajes increíbles, casi milagrosos, pero los creí sin detenerme mucho porque la base quedó bien sustentada y lo que al principio me pareció demasiado teatro, entendí que era necesario para el argumento.
En cada uno de sus volúmenes tenemos hechos de sobrevivencia, persecución, conspiración, rencor, sed de justicia; relata episodios de una crueldad tan fría como los escenarios escandinavos que describe; habla de soledad, desapego, también de amor. Me atrapó su tema, la verdad.
Sobre su autor no puedo decir mucho porque ni siquiera pudo vivir el éxito de su obra. Stieg Larsson murió a los cincuenta años, en noviembre de 2004, pocos días después de haber entregado el tercero de los tomos a su editorial. Por tanto, no vio publicado ni el primero porque no fue hasta unos nueve meses más tarde cuando salió a la venta para convertirse en todo un fenómeno literario en Europa.
Fue un periodista y escritor sueco con tendencia hacia la izquierda, feminista desde muy joven, cuando quedó impactado por la violación a una muchacha; escribía desde la adolescencia, y rechazó contundentemente la Guerra de Vietnam y el racismo, sobre todo el que se expresaba en la región nórdica con la presencia de grupos con ideología nazi.
Su fallecimiento, prematuro, por un infarto agudo al miocardio, respondió a una vida desordenada. Padecía de insomnio desde la adolescencia, fumaba y bebía muchísimo café, se alimentaba mal. Nada de eso colaboró con su salud, y se le sumó la ansiedad por algunos episodios relacionados con su trabajo de periodismo de investigación que involucró a peces gordos, y por lo cual recibió amenazas de muerte.
Al morir, Stieg Larsson dejó iniciada la cuarta parte de la saga y hasta el momento no se han empleado sus apuntes. No obstante, por el triunfo que significó, en 2013 la editorial sueca Norstedts encargó continuar la secuela al también periodista y escritor David Lagercrantz, quien publicó las novelas Lo que no te mata te hace más fuerte (2015), El hombre que perseguía su sombra (2017) y La chica que vivió dos veces (2019). Posteriormente, vio la luz Las garras del águila (2023), de la fotógrafa, periodista y escritora Karin Smirnoff.
Millennium es un policíaco que sugiero, si le gusta la lectura de esta índole. Si se atreve, encontrará intriga, violencia, crímenes relacionados con el abuso sexual y de poder, la falta de ética, los trastornos familiares, y de igual forma deja entrever la influencia de los medios en una sociedad cualquiera, muestra del apego que sentía el escritor por su profesión, en la cual, aseguran, fue excepcional.
Estamos hablando de una trilogía catalogada como importante para la novelística negra contemporánea. No solo cuenta con millones de lectores en todo el mundo, sino que su éxito también se mide al estar presente en editoriales de los cinco continentes, con traducciones a varios idiomas, y adaptaciones para el cine y la televisión. La obra de Stieg Larsson cosecha premios y reconocimientos a nivel internacional, lastimosamente, de manera póstuma para su creador.
Para descargar Los hombres que no amaban a las mujeres:
En formato PDF aquí.
En formato EPUB aquí.
Para descargar La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina:
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Para descargar La reina en el palacio de las corrientes de aire:
En formato PDF aquí.
En formato EPUB aquí.
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