El tiempo de los televidentes
¿A qué hora exacta comienza la telenovela? ¿Será posible saber con precisión la duración de la película? ¿No estarán abusando de los materiales de relleno? ¿Podrá evitarse la reiteración de menciones promocionales?
Preguntas y dudas frecuentes entre los televidentes son estas que encabezan nuestra columna de hoy. Una máxima sagrada de la programación televisual es el respeto a los tiempos, comenzando por el tiempo de los que buscan información, orientación y entretenimiento en el medio de comunicación.
Porque en la regularidad, la sistematicidad de una práctica, nace la conexión primaria entre programa y telespectador. Entre nosotros, las ocho de la noche es la hora de las noticias. Tres canales encadenados transmiten a diario el Noticiero Estelar. Bien por la arrancada; el problema está en la duración.
Para despejar malos entendidos, el autor de estas líneas conoce la excepcionalidad de determinados eventos informativos, derivada del relieve de la agenda y su impacto en los públicos. Sin embargo, en emisiones recientes se ha probado que el ajuste de los plazos para brindar una información oportuna y eficaz es factible y posible, si se reducen ciertos rituales, no siempre justificados, en la introducción del parte meteorológico y las secciones dedicadas a la cultura y los deportes. Lo que se va de medida afecta a los programas que siguen.
No hay quien siga la programación seriada de Multivisión, salvo la producción que arranca alrededor de las 8:40 p.m. Digo alrededor, puesto que nunca, jamás, coincide de un día a otro. El televidente debe estar atento a la cartelera de cada jornada, y ni aun así halla puerto seguro para satisfacer sus apetencias. Un lector, con toda la razón del mundo, se dirigió a este redactor para dejar constancia de sus casi delirantes pesquisas cotidianas a fin de conocer el horario de La teoría del Big Bang y El joven Sheldon entre siete y ocho de la noche.
Esa falta de compromiso con la puntualidad es mucho más evidente en las madrugadas de Cubavisión. Generalmente se programan dos películas, pero entre una y otra los rellenos, repetitivos algunos, se suceden.
Y si de mensajes promocionales se trata, a veces da la impresión de que se está apostando a la saturación. Lo que se llama la programación de cambio debe ser mucho más inteligentemente concebida y dosificada, si queremos que surta efecto.
¿Es exclusivo de la tv Cubana este rosario de problemas? No lo crea. En TeleSur la puntualidad a veces toma atajos increíbles por no hablar de que, entre un espacio y otro, puede emitirse una misma mención un par de veces. Rigor es la palabra que se me antoja necesaria para respetar los tiempos del televidente.