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Peligros entre redes

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Personas en todo el mundo la emprenden a diario con las redes sociales por los discursos de odio transmitidos en algunos mensajes, como si la pistola fuera culpable del disparo o la Inteligencia Artificial del desempleo.

Por Mario Múñoz Lozano

Jefe de la Redacción Cultural de Prensa Latina

La alarma volvió a la palestra pública luego que el pasado 14 de mayo, la actriz británica Kate Winslet, protagonista del multipremiado filme Titanic, aprovechó la ceremonia de entrega de los premios Bafta de la Academia de Cine y Televisión del Reino Unido para criticar los contenidos dañinos propagados en Internet.

Winslet dedicó a su hija Mia Threapleton el galardón ganado por su papel de madre de una adolescente atrapada por las redes sociales en la miniserie “I am Ruth”, el cual también interpreta la joven de 22 años.

La premiada actriz ofreció un emotivo discurso sobre salud mental y aprovechó para llamar la atención sobre los efectos perjudiciales de las adicciones digitales. “I am Ruth” narra la lucha de una mujer por ayudar a su hija, mientras esta se sumerge poco a poco en ese mundo en línea.

Fue hecha para familias que se sienten rehenes de los peligros de ese otro universo, el del otro lado de la pantalla de un ordenador, apuntó.

Remarcó que el guion de Dominic Savage está escrito para padres deseosos de comunicarse con sus hijos adolescentes, pero no pueden.

Puntualizó que la nueva producción televisiva está dedicada a los jóvenes convertidos en altos consumidores de Internet y su lado más oscuro.

“Les pido por favor que penalicen el contenido dañino, queremos recuperar a nuestros hijos”, manifestó dirigiéndose al público y en especial a Mia.

Y para cualquier joven que esté escuchando y que sienta que está atrapado en un mundo que no es sano, por favor, pedid ayuda. No hay vergüenza ninguna en admitir que se necesita apoyo, está ahí, simplemente pedidla. Muchas gracias”, remató en su discurso que ganó fuertes aplausos.

Su preocupación no es para menos. Un vistazo rápido al timeline de Twitter, por ejemplo, y son fáciles de identificar los mensajes de odio. La violencia motivada por los discursos de odio hacia grupos vulnerables prolifera en las redes sociales, pese al rechazo de muchas personas.

El racismo, la xenofobia, el machismo, el rechazo a los pobres, las consignas neonazis se multiplican en la red de redes con consecuencias negativas reales en la vida y la salud de quienes pertenecen a esos colectivos, pero además promueve la exclusión, la intolerancia y pueden llevar a justificar la vulneración de sus derechos.

Un aumento de ataques contra inmigrantes y otras minorías ha despertado nuevas preocupaciones acerca de la relación entre el discurso provocador por Internet y los hechos de violencia.

Según estudios, tales actitudes sobreviven en Internet por la impunidad con que viajan estos mensajes por las redes.

Entre las razones aparece la posición adoptada por propietarios de algunas de estas plataformas, que en ocasiones viran la cara ante las denuncias o se protegen, con el pretexto de la falta de mecanismos regulatorios ante los problemas de jurisdicción, regulación y anonimato típicos de las redes sociales.

LA NUEVA ADICCIÓN

El reclamo de Winslet es el mismo de millones de madres y padres incapaces de actuar ante el consumo desmedido de contenidos «on line» de sus hijos, seducidos por las nuevas tecnologías e internet.

La masiva popularidad de la comunicación en línea entre los adolescentes ha provocado reacciones encontradas.

Según especialistas, las mayores preocupaciones se han focalizado en el desarrollo de relaciones superficiales con extraños, en el riesgo de adicción y en el aumento de la probabilidad de ser víctima de ciberacoso.

Pero existen otros males como la asimilación y adopción de conductas, patrones de vida, modas y culturas ajenas, además del aislamiento social.

Estudios muestran que la depresión entre adolescentes y jóvenes se ha vuelto más común durante la última década. El uso de las redes sociales también ha aumentado durante el mismo tiempo.

Es difícil decir con seguridad que las redes sociales causan depresión. Sin embargo, hay varias maneras en las que el uso de las redes sociales podrían perjudicar a los niños.

Una encuesta de mayo de 2017 por la Royal Society of Public Health, preguntó a jóvenes de 14 a 24 años de edad en Reino Unido, de qué manera las plataformas de las redes sociales tenían un impacto en su salud y bienestar.

Los resultados reflejaron que Snapchat, Facebook, Twitter e Instagram aumentaban los sentimientos de depresión, ansiedad, mala imagen corporal y soledad.

Para Catherine Steiner-Adair, psicóloga clínica y autora del libro La gran desconexión, “no hay duda de que los niños están perdiendo habilidades sociales muy importantes”, publicó el sitio web del Child Mind Institute (Instituto de la Mente Infantil), de Nueva York, Estados Unidos.

“De alguna manera, enviar mensajes de texto y comunicarse en línea no es que provoque una discapacidad del aprendizaje no verbal, pero sí coloca a todos en un contexto de discapacidad no verbal, donde el lenguaje corporal, la expresión facial e incluso los tipos más pequeños de reacciones verbales se vuelven invisibles”, apuntó.

Sin duda, hablar de forma indirecta crea una barrera para una comunicación clara, pero eso no es todo. Aprender cómo hacer amigos es una parte importante del crecimiento, y la amistad requiere, en cierta medida, de la convivencia, de asumir aventuras y riesgos conjuntos.

Especialistas advierten que cuando la amistad se desarrolla en línea y a través de textos, los niños establecen relaciones en un contexto que está despojado de muchos de los aspectos más personales y a veces intimidantes de la comunicación.

Un artículo de Rachel Ehmke, editora jefa de la página del Child Mind Institute, alerta que si los niños no practican lo suficiente cómo relacionarse y cómo satisfacer sus necesidades en persona y en tiempo real, “muchos de ellos se convertirán en adultos con ansiedad acerca del principal medio de comunicación de nuestra especie: hablar.”

Desde otra perspectiva se puede considerar a Internet como una oportunidad para desarrollar habilidades, fomentar los conocimientos, promover las relaciones sociales, así como las posibilidades que brinda de facilitar el acceso a los más disímiles servicios.

El uso masivo de la red de redes por adolescentes y jóvenes lleva entonces, a una reflexión sobre los vínculos y a la necesidad de desarrollar un enfoque integrador, que permita visualizar tanto los riesgos como las oportunidades de esa nueva forma de comunicarse.

Al parecer, de la constancia en tener dominio de la medida, de controlar los tiempos en línea, de dialogar con nuestros hijos sobre las fortalezas y desafíos de la vida en las redes, dependerá mucho la salud mental de los hombres y mujeres a cargo de moldear el futuro de la humanidad.

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