Ciencia y tecnología

Revelan el protector solar ancestral que permitió la supervivencia de la humanidad hace 40.000 años

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Un reciente estudio científico publicado en Science Advances sugiere que el Homo Sapiens pudo haber sobrevivido a condiciones ambientales extremas hace 40.000 años, gracias, en parte, al uso de un rudimentario pero eficaz protector solar: el ocre, un pigmento natural elaborado con arcilla rica en óxido de hierro.

En esa época el campo magnético de la Tierra se debilitó de forma crítica debido a un cambio en los polos magnéticos del planeta, proceso que ha sucedido al menos 180 veces en la historia de la Tierra, y que produce un fenómeno conocido como la «excursión de Laschamp».

En estos períodos, que pueden durar siglos, el campo magnético se reduce a apenas el 10% de su fuerza habitual, lo que permite que una mayor cantidad de radiación ultravioleta penetre en la atmósfera.

«La radiación solar puede provocar enfermedades y anomalías genéticas», advierten los científicos del estudio.

En ese contexto, los Homo Sapiens demostraron una sorprendente capacidad de adaptación. Además del uso creciente de cuevas como refugio, comenzaron a fabricar ropa ajustada y, según el estudio, a aplicar ocre en su piel, no solo como elemento decorativo sino como barrera contra el sol.

«Estos comportamientos pueden haber contribuido a la propagación del Homo Sapiens por Europa y Asia, en un momento en que la población neandertal estaba disminuyendo», señalan los investigadores de la Universidad de Michigan. Mientras los neandertales habían estado presentes en Europa durante casi 400.000 años, los Homo Sapiens llegaron hace unos 54.000 años.

En menos de 15.000 años, sus «primos» neandertales desaparecieron. Aunque la ciencia no ha identificado una única causa para esta extinción, se cree que la menor capacidad de adaptación de los neandertales, sumada a su vulnerabilidad a enfermedades y cambios climáticos, desempeñó un papel crucial.

De tal modo, el ocre, utilizado por distintas culturas durante milenios para el arte rupestre y con fines rituales, habría tenido un uso adicional y vital.

«Su mayor producción y su asociación principalmente con humanos anatómicamente modernos durante la ‘migración’ de los polos magnéticos también sugiere que los humanos lo han utilizado también para este propósito», concluye el citado estudio.

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