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En el orgullo de ser cubano nos va la vida

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Defender el orgullo de ser cubano desde la cultura tiene mucho que ver con aquello que nos pedía Fidel en los momentos más críticos de los 90, lo primero que hay que salvar es la cultura. Hoy esa cultura se salva desde la realización de acciones concretas, en pos de su preservación como sustento de la identidad nacional, que nos corre por la sangre desde que se empezó a formar nuestra nación hasta nuestros días. 

La complejidad de los tiempos actuales nos indica que es impostergable el debate sobre los desafíos culturales de la contemporaneidad, los retos que tienen en la Cuba de hoy, aspectos asociados al componente inmaterial del ser humano, a su identificación con los valores identitarios que nos definen, en un escenario adverso en el cual lo cultural emula con otros métodos más ortodoxos de colonización.

Esos temas y otros reunieron, en Camagüey, desde el 10 de abril y hasta ayer, a un grupo de intelectuales y artistas cubanos en el Primer Coloquio Nacional Orgullo de ser cubano, que busca crear una plataforma de pensamiento anticolonizador, y edificarse como un espacio de debate y reflexión sobre aspectos que son imprescindibles para la defensa de nuestra soberanía.

Estos días han sido una oportunidad para el diálogo y el aprendizaje, mediante las experiencias de todo el país acerca de la consolidación de espacios que trasciendan en el tiempo, que vayan al encuentro de otros públicos, al necesario cara a cara con la gente.

Consolidar los valores que nos han traído hasta aquí, frente a la feroz guerra cultural que se nos hace, no depende solamente del Ministerio de Cultura y de sus instituciones, o del Ministerio de Educación y de sus escuelas. Requiere de una articulación en varios sectores de la sociedad. A esa unidad se encaminó el llamado de Alpidio Alonso Grau, ministro de Cultura.

«Hoy, en las redes sociales digitales, existe una contienda contra el orgullo de ser cubano, quieren que nos sintamos inferiores, para destruir la Revolución», aseguró el renombrado intelectual Abel Prieto Jiménez, presidente de Casa de las Américas, quien alertó que campañas como la de Milei y de otros ultraderechistas que gobiernan en la región, se ganaron en las redes, y agregó que en la hora actual de Cuba son útiles los eventos de este tipo; pero ahora hay que pasar a la acción.

El historiador Ernesto Limia recordó en varios espacios que el arte legitima la política. De ahí se deriva una misión indiscutible de la cultura: enfrentar la guerra cognitiva que se nos hace.

Y qué bueno es saber que esa cultura defiende la cubanía, la Patria, la Revolución y el Socialismo, porque la historia demuestra que cuando las vanguardias se alejan de las masas, dejan de ser vanguardias. No tenemos otra opción y eso quedó claro, tenemos que ganar la guerra cultural y defender el orgullo de haber nacido en esta tierra llamada Cuba.

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