Agenda Trump-Bukele centrada en deportación de migrantes
La deportación de más migrantes indocumentados para ser albergados en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) despunta en la agenda del presidente salvadoreño, Nayib Bukele, y el estadounidense, Donald Trump, según analistas.
Bukele, quien arribó el sábado a la Base Militar Joint Base Andrews, en Washington, D.C., Estados Unidos, tratará temas de cooperación en materia de inmigración, un tema controvertido para naciones de las Américas, en especial aquellas que tienen en las remesas de dinero un componente esencial de sus economías.
Al parecer en la promesa de la Casa Blanca de expulsar a un millón de indocumentados este año, el llamado Pulgarcito de las Américas juega un papel destacado y los expertos no se aventuran a decir hasta donde cederá el salvadoreño con tal de aminorar los efectos de la política arancelaria de Trump.
La cita será escenario de presuntas discusiones, a cambio de qué es la interrogante, aunque ya Trump confirmó que la custodia de estas personas será exclusiva de El Salvador.
El mandatario estadounidense dijo la víspera en su red social Truth, que esperaba con ansias la visita: “Nuestras naciones trabajan en estrecha colaboración para erradicar las organizaciones terroristas y construir un futuro de prosperidad”, escribió.
“Estos bárbaros están ahora bajo la custodia exclusiva de El Salvador (…) Su futuro depende del presidente Bukele y su gobierno”, señaló al referirse a los presuntos terroristas que alberga ya el Cecot, de ellos muchos venezolanos sin antecedentes y acusado de pertenecer a la organización Tren de Aragua.
En valoraciones sobre la cita expertos sostienen que existen pocas posibilidades de otros temas, pese a la ilegalidad del acuerdo migratorio y descartan que el centroamericano aborde beneficios para migrantes de su país.
Si Trump elimina el Estatus de Protección Temporal (TPS) que fue extendido al fin de su mandato por el presidente Joe Biden por 18 meses, cerca de 234 000 salvadoreños estarán expuestos a la deportación, sin contar otros miles que viven en la sombra.
Expertos como el estadounidense Michael Paarlberg, especialista en Ciencias Políticas, anticipan el anuncio de algún otro acuerdo que amplíe las opciones de deportación de migrantes a El Salvador, aunque no descartan que pudiera haber un bloqueo por parte de jueces estadounidenses al respecto.
Trump desea de ampliar las deportaciones a El Salvador, incluyendo las de ciudadanos estadounidenses, lo cual es ilegal, indican fuentes del entorno.
La semana anterior, Bukele aceptó que Washington deporte al país a migrantes indocumentados que cometan crímenes graves “de cualquier nacionalidad”, aunque sus críticos estiman que ese paso toca la ilegalidad.
Paarlberg consideró, además, que el visitante prioriza su relación con Trump y su imagen por encima de temas de país que puedan ayudar a los salvadoreños. “Esto, dijo, es arriesgado y va en detrimento de la economía de El Salvador, que podría perder mil millones de dólares en remesas si Trump sigue adelante con sus planes de deportaciones masivas, que Bukele respalda”.
Según el experto en relaciones internacionales Ricardo Valencia, el salvadoreño llega a Estados Unidos cuando el tema del Cecot “se vuelve tema político, en parte porque Trump usa a Bukele como un vertedero donde envía a gente que parece indeseable, sin que tenga pasado criminal”.
Para Washington, agregó, el mandatario salvadoreño “es una persona a la que le está pagando por hacer el trabajo sucio que no puede hacer él en Estados Unidos”.
Por otra parte, no se espera que las preocupaciones del sector empresarial salvadoreño por el impacto de la política arancelaria de la Casa Blanca sea tema de debate entre ambos gobernantes.
Desde marzo, El Salvador ha aceptado de Estados Unidos a más de 200 inmigrantes venezolanos a quienes los funcionarios del gobierno de Trump han acusado de pertenencia a pandillas y crímenes violentos, y los ha colocado en la notoria prisión de máxima seguridad para pandillas del país, ubicada a las afueras de la capital, San Salvador. También retiene a un hombre de Maryland que el gobierno admite fue deportado erróneamente, pero que no ha sido devuelto a Estados Unidos a pesar de las órdenes judiciales para hacerlo.
Desde la visita del secretario de Estado, Marco Rubio, en febrero, Bukele, cuyo gobierno ha arrestado a más de 84 000 personas como parte de su represión de tres años contra las pandillas, ha dejado claro que está listo para ayudar al gobierno de Trump con sus ambiciones de deportación.
Bukele llegó a un acuerdo bajo el cual Estados Unidos pagará alrededor de seis millones de dólares para que El Salvador encarcele a los inmigrantes venezolanos durante un año. Cuando un juez federal ordenó al gobierno de Trump dar la vuelta a un vuelo que ya estaba en camino a El Salvador con los inmigrantes, Bukele escribió en redes sociales: “ups… demasiado tarde”.
Aunque otros jueces habían fallado en contra del gobierno de Trump, este mes la Corte Suprema despejó el camino para que Trump empleara la Ley de Enemigos Extranjeros, una ley de tiempos de guerra del siglo XVIII, para deportar a los inmigrantes. Los jueces insistieron en que los inmigrantes tuvieran una audiencia judicial antes de ser expulsados de Estados Unidos.
Durante el fin de semana, 10 personas más que la administración afirma son miembros de las pandillas MS-13 y Tren de Aragua llegaron a El Salvador, dijo Rubio el domingo.
Justo antes de la llegada de Bukele a Washington, el Departamento de Estado actualizó su aviso de viaje para El Salvador al Nivel uno, que es para países que se consideran los más seguros para visitar para los ciudadanos estadounidenses. El aviso señala que la actividad de pandillas, y los asesinatos y otros crímenes violentos que la acompañan, ha disminuido en los últimos tres años.
(Con información de Prensa Latina y AP)