Tres nuevas áreas protegidas en la catedral natural de Cuba
Pinar del Río.–Una sierra de cuabales, un refugio de aves migratorias y una barrera coralina de más de 20 000 hectáreas, ubicadas en territorio pinareño, acaban de recibir la condición de áreas protegidas, por su «alta significación ambiental».
Con ellas se reafirman los valores de una región considerada como la catedral natural de Cuba, por sitios como el Valle de Viñales y la península de Guanahacabibes.
La doctora en Ciencias Damaris Gallardo Martínez, subdelegada del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) en Pinar del Río, explicó que se trata de la Sierra Preluda-Cuabales de Cajálbana, enclavada en el municipio de La Palma; el Banco de Sancho Pardo, en Sandino; y Punta Caribe, al sur de San Luis.
Sobre las particularidades de cada una de ellas, la especialista ofreció detalles a Granma.
CUABALES DE CAJÁLBANA
Por uno de esos caprichos inexplicables de la naturaleza, los cuabales de Cajálbana rompen con todo lo que hay a su alrededor. No es preciso ser un experto para notarlo; basta con adentrarse en estas montañas de pendientes bruscas en las que el paisaje cambia de súbito para dejar las rocas al desnudo y, sobre ellas, una densa maraña de matorrales xeromorfos espinosos (cuabales), formados en su mayoría por arbustos de dos a cuatro metros de altura.
De un extremo a otro de la cordillera de Guaniguanico, a lo largo de 160 kilómetros compartidos entre Pinar del Río y Artemisa, no existe nada igual.
«Esta formación vegetal posee un valor científico extraordinario, por su alto grado de endemismo y la presencia de especies amenazadas», resalta Gallardo Martínez.
La Subdelegada del Citma añade que, aunque sus singulares «matorrales» constituyen el elemento natural más representativo, en la depresión existente entre Sierra Preluda y la ladera sur de Cajálbana se encuentra un pinar sobre serpentina, con un estrato rico en especies endémicas que lo convierte en «un ecosistema muy diverso y complejo».
BANCO DE SANCHO PARDO
Conocido también como los Bajos de Sancho Pardo, se localiza al norte del Golfo de Guanahacabibes.
Los especialistas consideran que representa una de las potenciales barreras coralinas cubanas.
Incluso se afirma que los arrecifes frontales profundos de la primera terraza, en la parte noreste del área, alcanzan uno de los desarrollos lineales más importantes de Cuba, y quizá el mayor de los que se han descrito hasta el presente.
«El Banco de Sancho Pardo posee una enorme relevancia para la región, pues funciona como centro de emisión de larvas de especies antillanas y caribeñas hacia el Golfo de México y los cayos y costas continentales de Norteamérica», comenta la Doctora en Ciencias, y precisa que en el área se han identificado 30 tipos distintos de corales pétreos (de los 60 descritos para el país), 50 de esponjas y 34 de gorgonias.
En estas aguas tuvo lugar durante siglos un intenso tráfico marítimo del que se derivaron incontables accidentes, ocasionados por el insuficiente conocimiento de la morfología costera, las condiciones meteorológicas adversas, la acción de corrientes marinas intensas y la presencia de arrecifes someros.
La Subdelegada del Citma precisa que, «hasta el momento, se han identificado los restos de una decena de naufragios importantes, entre los que sobresale el Pecio de los Astrolabios, hundido en 1607, del cual se conservan objetos rescatados y expuestos en el Castillo de la Fuerza».
PUNTA CARIBE
Una parte de Punta Caribe está en el mar y la otra en tierra. La integración de varios ecosistemas propicia en ella el desarrollo de una rica biodiversidad.
Por su posición geográfica, se encuentra dentro del corredor biológico para aves del Misisipi. Además, se ha confirmado que es sitio de alimentación y refugio de aves provenientes de Centroamérica.
Según el expediente presentado para fundamentar su propuesta como nueva área protegida, hermosos cenotes provistos de agua dulce atraen a mamíferos marinos como los delfines y los manatíes.
El documento precisa que el área incluye 2,5 kilómetros de la cuenca del río Guamá, provista de una vegetación exuberante en la que sobresalen los manglares. En tanto, la desembocadura acoge una amplia diversidad de peces, crustáceos y moluscos.
UN RECONOCIMIENTO Y UN DESAFÍO
A pesar de los grandes valores que atesoran, ninguno de estos sitios ha estado exento de amenazas naturales como los huracanes, ni tampoco de otros males derivados de la influencia del hombre, como la contaminación, los incendios, la pesca o la caza furtiva.
De ahí que el acuerdo reciente del Consejo de Ministros, que les confiere la condición de áreas protegidas, signifique un reconocimiento y al mismo tiempo el compromiso de asegurar su conservación a modo de legado para las generaciones futuras.
pinar del río.–Una sierra de cuabales, un refugio de aves migratorias y una barrera coralina de más de 20 000 hectáreas, ubicadas en territorio pinareño, acaban de recibir la condición de áreas protegidas, por su «alta significación ambiental».
Con ellas se reafirman los valores de una región considerada como la catedral natural de Cuba, por sitios como el Valle de Viñales y la península de Guanahacabibes.
La doctora en Ciencias Damaris Gallardo Martínez, subdelegada del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) en Pinar del Río, explicó que se trata de la Sierra Preluda-Cuabales de Cajálbana, enclavada en el municipio de La Palma; el Banco de Sancho Pardo, en Sandino; y Punta Caribe, al sur de San Luis.
Sobre las particularidades de cada una de ellas, la especialista ofreció detalles a Granma.
CUABALES DE CAJÁLBANA
Por uno de esos caprichos inexplicables de la naturaleza, los cuabales de Cajálbana rompen con todo lo que hay a su alrededor. No es preciso ser un experto para notarlo; basta con adentrarse en estas montañas de pendientes bruscas en las que el paisaje cambia de súbito para dejar las rocas al desnudo y, sobre ellas, una densa maraña de matorrales xeromorfos espinosos (cuabales), formados en su mayoría por arbustos de dos a cuatro metros de altura.
De un extremo a otro de la cordillera de Guaniguanico, a lo largo de 160 kilómetros compartidos entre Pinar del Río y Artemisa, no existe nada igual.
«Esta formación vegetal posee un valor científico extraordinario, por su alto grado de endemismo y la presencia de especies amenazadas», resalta Gallardo Martínez.
La Subdelegada del Citma añade que, aunque sus singulares «matorrales» constituyen el elemento natural más representativo, en la depresión existente entre Sierra Preluda y la ladera sur de Cajálbana se encuentra un pinar sobre serpentina, con un estrato rico en especies endémicas que lo convierte en «un ecosistema muy diverso y complejo».
BANCO DE SANCHO PARDO
Conocido también como los Bajos de Sancho Pardo, se localiza al norte del Golfo de Guanahacabibes.
Los especialistas consideran que representa una de las potenciales barreras coralinas cubanas.
Incluso se afirma que los arrecifes frontales profundos de la primera terraza, en la parte noreste del área, alcanzan uno de los desarrollos lineales más importantes de Cuba, y quizá el mayor de los que se han descrito hasta el presente.
«El Banco de Sancho Pardo posee una enorme relevancia para la región, pues funciona como centro de emisión de larvas de especies antillanas y caribeñas hacia el Golfo de México y los cayos y costas continentales de Norteamérica», comenta la Doctora en Ciencias, y precisa que en el área se han identificado 30 tipos distintos de corales pétreos (de los 60 descritos para el país), 50 de esponjas y 34 de gorgonias.
En estas aguas tuvo lugar durante siglos un intenso tráfico marítimo del que se derivaron incontables accidentes, ocasionados por el insuficiente conocimiento de la morfología costera, las condiciones meteorológicas adversas, la acción de corrientes marinas intensas y la presencia de arrecifes someros.
La Subdelegada del Citma precisa que, «hasta el momento, se han identificado los restos de una decena de naufragios importantes, entre los que sobresale el Pecio de los Astrolabios, hundido en 1607, del cual se conservan objetos rescatados y expuestos en el Castillo de la Fuerza».
PUNTA CARIBE
Una parte de Punta Caribe está en el mar y la otra en tierra. La integración de varios ecosistemas propicia en ella el desarrollo de una rica biodiversidad.
Por su posición geográfica, se encuentra dentro del corredor biológico para aves del Misisipi. Además, se ha confirmado que es sitio de alimentación y refugio de aves provenientes de Centroamérica.
Según el expediente presentado para fundamentar su propuesta como nueva área protegida, hermosos cenotes provistos de agua dulce atraen a mamíferos marinos como los delfines y los manatíes.
El documento precisa que el área incluye 2,5 kilómetros de la cuenca del río Guamá, provista de una vegetación exuberante en la que sobresalen los manglares. En tanto, la desembocadura acoge una amplia diversidad de peces, crustáceos y moluscos.
UN RECONOCIMIENTO Y UN DESAFÍO
A pesar de los grandes valores que atesoran, ninguno de estos sitios ha estado exento de amenazas naturales como los huracanes, ni tampoco de otros males derivados de la influencia del hombre, como la contaminación, los incendios, la pesca o la caza furtiva.
De ahí que el acuerdo reciente del Consejo de Ministros, que les confiere la condición de áreas protegidas, signifique un reconocimiento y al mismo tiempo el compromiso de asegurar su conservación a modo de legado para las generaciones futuras.