Francisco Javier Balmaseda: precursor Hijo Ilustre de Remedios
La riqueza de la cultura y la historia de Remedios atesoran el incansable quehacer de figuras que no son conocidas lo suficiente. En el aniversario 202 del natalicio de Francisco Javier Balmaseda, es imprescindible el homenaje a este remediano, quien fuera una personalidad cimera de la intelectualidad de esta ciudad y de la nación en el siglo XIX
San Juan de los Remedios es cultura, tradición y modernidad en una sola raíz. La historia de la longeva ciudad, durante siglos, ha aportado a la sapiencia de sus hijos. El siglo XIX mostró notablemente el progreso social de la villa como resultado de incesantes procesos culturales que le dieron la posibilidad de ocupar una posición en la vanguardia del país.
Al hablar de la cultura remediana de este siglo, es inevitable la referencia a una de las figuras cimeras de la intelectualidad de esta ciudad y de la nación, Francisco Javier Balmaseda, quien es también, una de las figuras olvidadas en estos ámbitos.
Balmaseda nació en Remedios el 31 de marzo de 1823, fue poeta, periodista, escritor, filántropo y, por su prestigio, un verdadero agrimensor y un veterinario a toda prueba, incansable en la labor investigativa en Ciencia Animal. Fue el principal impulsor de la Exposición y la Feria Agropecuaria en Remedios y otras regiones del país. Prueba de ello es esa vasta obra que aún es material de consulta en el Museo Municipal, que lleva su nombre, y en bibliotecas y universidades del país.
Su incansable quehacer y su profundo pensamiento lo llevaron a preocuparse constantemente por el bienestar de su amado terruño. Fue alcalde de Remedios en 1857. En esta ciudad fundó sociedades de beneficencia, escuelas públicas y rurales en Buenavista, Taguayabón, Guanijibes (hoy Zulueta) y escuelas dominicales y gratuitas para los obreros.
Para él la educación y el bienestar eran una necesidad imperiosa para todos, es por eso que propone la creación de una biblioteca pública en Remedios para la cual ofrece sus mejores obras y recibe la colaboración de grandes amigos. Fue un incansable defensor de los derechos de la mujer, del esclavo; ayudó al enfermo, al desposeído, al pobre, estuvo constantemente del lado de la justicia y la verdad.
Aportó valiosas ideas para la construcción y mantenimiento de puentes, para la navegación fluvial, para las vías públicas y el ferrocarril cayero. Fue suya la idea de unir el cayo con la ciudad mediante un terraplén con vía férrea y así fomentar el comercio y el transporte marítimo.
Amó con idolatría, por encima de todas las cosas a Cuba. Colaboró con la lucha por su independencia e integró la Sociedad Económica «Amigos del País», donde desarrolló una intensa labor.
Sufrió profundamente la opresión de Cuba, sus ideas independentistas lo convirtieron en prisionero y deportado a la isla de Fernando Poo, en Guinea. Las vivencias del presidio, la cruda realidad que sufrieron él y sus compañeros, quedaron recogidas en su libro «Los Confinados a Fernando Poo». Al escapar del presidio se radicó temporalmente en Colombia donde desarrolló una fructífera labor y fue acogido como hijo.
Dentro de su obra literaria también se destacan los textos Rimas cubanas (1846), Fábulas Morales (1858), Tesoro del Agricultor Cubano (1883), Enfermedades de las aves, ensayos de Patornitología y consideraciones sobre Higiene Pública en la Isla de Cuba (1889) y muchos otros que aportaron a la cultura, las ciencias, la ganadería y la agricultura de Cuba.
No olvidó a Remedios ni en su testamento; sus aportes en la esfera agropecuaria y la veterinaria, sus investigaciones científicas en humanos y animales y su vasta obra literaria son el legado de este admirable precursor.
*Departamento de Investigaciones Históricas. Oficina del Conservador en San Juan de los Remedios.