La feria que nos reúne
Por eso, la feria es mucho más que un lugar para que fiesteen los libros y la cultura. Es sitio de encuentro y memoria; pequeño lugar donde volvemos a una raíz que guarda a los viejos maestros del pre o la primaria
La Feria Internacional del Libro de La Habana, es un sitio, y una fiesta, un puente literario; por allí andan países, homenajes, culturas, olores y comidas que aprovechan los modos de conjugar el hambre del cuerpo y el espíritu.
Es un momento que reúne a los escritores de más fama y renombre, con el humilde escritor de una editorial provincial, esa que se alza dignamente en la Cuba que definen como, “ser del interior”
Pero esta vez , y con el permiso de Azorín y sus Diez minutos de parada, solo pido diez minutos para hablar de algo que reúne la Feria de la Habana. Y es que desde hace veinte años consecutivos, (¡veinte años sí es mucho!) se reúnen en la feria, los ex alumnos del pre de Belic, en Niquero, de donde salieron hace cuarenta años.
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La idea de reencontrase, para tender puentes con la memoria, surgió la tarde, o quizás, la mañana, en que Ángel Meriño y Dania Cañada, se encontraron en los muros centenarios de la Cabaña donde se alza cada año la fiesta de los libros.
Desde el 2005, se reúnen entre libros y recuerdos, los viejos muchachos y muchachas del pre de Belic. Se sabe que no pocos ex alumnos de tantas escuelas y proyectos se reencuentran más de una vez; pero estos de lejano Pre, de un punto perdido en la geografía niquereña, tienen la experiencia de sostenerse y crecer en el tiempo. Y se juntan alumnos y profesores.
Han incorporado al grupo a un centenar de ex estudiantes, algunos andan por otras esquinas del mundo. Ahora son amas de casa, médicos, abogados, actores, poetas, trabajadores de turismo, inventores de sueños, cubanos todos de bien.
Y en cada encuentro se aferran al hilo de la memoria, vuelven las horas de autoestudio, el amor y la travesura cuando un papelito o los mil guiños de la cara hacían el trabajo del WatsApp, el deporte opcional bajo la net de voleibol y los remates de Mayito y el Nene, las fugas de la escuela tras los mangos o el tamarindo de la cercana finca.