Destacadas

La cultura social

Vistas: 0

La creciente y desafiante indisciplina social humilla tantos sueños y orgullo de una ciudad con orden, respeto, ética que hasta puede aplastar la bella tradición de la holguinera costumbre…

Alterar el orden público, con un deterioro en ascenso de la convivencia social, corroe los mejores hábitos y costumbres como seres humanos y declina prácticas como ser extremadamente cuidadosos de normas o principios éticos, moral y cultura para el respeto del buen vivir.

Hoy se habla de la familiaridad acrítica como una característica de la vida cotidiana, que consiste en la naturalización de la realidad circundante a todo objeto o proceso, con el cual conviven diariamente.

Esa conceptualización, desde la indisciplina social, es como un cáncer benéfico para obscenidades que cabalgan por su respeto, guapetones que dejan en miniatura al famoso Pedro Navaja, ruidos que violan la virginidad nocturna, basureros que devoran antiguas pulcritudes, violencias que tratan de imponer una ley de la selva.

Son malas prácticas, cada vez más difíciles de ocultar e, independientemente de la cruda realidad de hoy, alertan de la importancia de reconocerlas en todas sus expresiones y estudiarlas como fenómenos de nuestras condiciones sociales actuales y no darle el casto cuño que es lo que tenemos hoy.

Hay que profundizar en la subjetividad de quienes practican esta nociva conducta, para penetrar esa problemática desde el más moderno acercamiento teórico que permita penetrar este fenómeno en la actual sociedad cubana, independientemente de los enredados problemas actuales, para erradicarlos con el cimiento de la ciencia.

Cuando no hay conciencia de esas acciones ceden los valores con resultados, cada vez, más aciagos, al desafiar límites, con metas ascendentes y consecuencias impredecibles.

Porque estas indocilidades crecen desde las irresponsabilidades, desorganizaciones, no saber controlar los impulsos, estímulos externos, sin respetar reglas, ni obstáculos para lograr sus metas.

Las indisciplinas sociales o de cualquier naturaleza, no surgen por espontaneidad, casi siempre están asociadas a la falta de exigencia, control, abulia y otras manifestaciones que dejan los espacios propicios para que perduren.

Fidel sobre esta maléfica realidad reflexiona: “Si acabamos con el ruido, la Revolución va a obtener una victoria más …. Es necesario que nuestro pueblo vaya adquiriendo cada vez más organización, cada vez más sentido de la responsabilidad, cada vez más sentido de la disciplina social… Obedecer siempre es duro, obedecer siempre por lo general no nos gusta a los seres humanos y obedecer es un problema de conciencia, un problema de necesidad social, un problema de orden. Y porque tenemos que vivir trabajando en sociedad, y porque no se concibe esa vida sin un orden y sin una disciplina social”.

Tomado de Cubadebate

Tomado de Cubadebate

Medio de información alternativa que alerta sobre campañas de difamación contra Cuba. Publica noticias y análisis con un tratamiento objetivo de los hechos. Muestra los intereses que el poder global oculta para mantener sus privilegios. UCI, La Habana, Cuba. editor@cubadebate.cu

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *