¿Un éxito de qué y para quiénes? (I)
La rompió Bebeshito! Es un hecho, un éxito comercial y de marketing. Que entusiasma y hasta desorienta, que alerta y es necesario metabolizar. La noticia, como en otras ocasiones, dividió a los foristas. Recolocó sobre la mesa varios ejes dicotómicos, como “cultura popular” y “cultura de masas”, arte y mercado, lo histórico y lo emergente, la relación entre Cuba y su diáspora. Como entre los emigrados de allá.
Horas después del acontecimiento comentó en un post de Facebook la Dra. en Ciencias de la Comunicación Ana Teresa Badía:
- “Oniel Bebeshito llenó el Pitbull Stadium de Miami, con una capacidad para 20 mil personas.
- Nunca antes un cubano del género urbano había protagonizado un espectáculo de tanta magnitud en Estados Unidos.
- El género urbano se entroniza en la industria musical mundial.
- A la alta y culta cultura tan “correctamente correcta”, solo la invitación a la reflexión: ¿viviremos de espalda a ese fenómeno o urge diseñar políticas más inclusivas? ¿Cómo contribuir a la consolidación de la mejor educación de los artistas y sus seguidores desde letras menos groseras y más aportadoras?
- El género repartero, urbano, es un tremendo fenómeno cultural, sociológico y comunicacional.
- Nadie como yo fue tan crítica en su momento con letras y músicas del género. Pero esos temas como el uso de símbolos y qué se comunica, los dejamos para un próximo debate; por ahora, el cubano rompió todo pronóstico y llenó la instalación deportiva estadounidense.
- Marca mango la cosa”.
“No quiero ser aguafiestas pero solo quiero recordar ante esta euforia por el éxito de Bebeshito (a quien felicito) que hace tan solo dos años Silvio metió a más de 100 mil personas en Zócalo de México y no vi en las redes tanta alharaca….”, comentó en su redes sociales El Talismán. El Trovador Fidel Díaz, rememoró a su vez el Concierto del 31 de marzo de 1990, en Chile, donde Silvio Rodríguez acompañado por Irakere prodigó con su Arte a 80 mil personas.
“Dicen que fue aquello una «victoria», depende de las batallas que defiende cada cual. Dicen que merece estudio, análisis aquello, depende de qué es realmente lo que se pretende «descubrir» que ya no sepamos, porque ahí está muy claro el resultado”, cuestionó la periodista cultural Ania Ortega. Para ella fue una victoria “pírrica” y hay que ir a los orígenes del género urbano, dónde, cuándo y cómo surgió.
“Hablando de Cuba, estamos olvidando que, mientras no se demuestre oficialmente lo contrario, todavía vivimos en un país en Revolución cuyas bases y principios de su estructura social contempla educación y formación a todos los niveles docentes incluyendo las Escuelas de Arte. Por tanto, supuestamente los motivos que condicionaron el nacimiento del género en otros países latinos, no existían de forma evidente en Cuba”, señaló.
El suceso debió ser una chispa, para alumbrar el fenómeno, más allá de Bebeshito y del repleto Pitbull Stadium. Para debatirlo desde distintas aristas y analizar con sapiencia descolonizada y gran sentido de la responsabilidad, nuestras falencias educacionales, nuestras limitaciones comunicacionales y nuestras falta de coherencia. Para asumir, con todos los opinantes y para el bien de los humildes, la necesidad de actualizar la política cultural, institucional y familiar. Una, multidimensional y sistémica, que no puede ser la misma de hace 60 años, ni la de 10 años atrás, sin renunciar a ciertos principios, ni a la hegemonía del proyecto revolucionario.
Para acercarnos más, despojados de elitismos y desbordantes de fraternidad, a nuestros familiares, vecinos y compatriotas que lo consumen. Alma con alma, a sus expectativas y modos de soltear y asumir sus precariedades, sus necesidades de pertenecer y de expresarse.
Y sí, hay que analizar al reparto en toda su complejidad y respondernos las preguntas que lanzara a propósito el académico Ernesto Estévez Rams. Hay que estudiarlo, “con ciencia, desde la sociología, desde la musicología, desde los roles de género, desde la racialidad..,”como opinó la joven músico Arianna Álvarez Alvalo.“¿Acaso alguien cree que el auge del reguetón y el reparto es por pura casualidad, que la rápida y a la vez efímera escalada de los artistas del género se da de forma natural? ” , se preguntó Arianna.
Para afirmar en el mismo post: “La Industria mueve los hilos y nos impone su agenda global. Lo hace en el cine, lo hace en la prensa, lo hace en la publicidad, lo hace en la literatura y por supuesto, lo hace en la música. Cualquiera vale, total, ya ellos tienen suficientes recursos para construirte al artista a tu medida. Es ingenuo pensar que obran en beneficio de las mayorías, es contra natura… El objetivo final, sigue siendo vendernos toda una serie de valores y prácticas culturales que sea compatible y refuerce todo un sistema de vida, un sistema político económico que los mantiene en la parte alta de la pirámide”.
“¿Quién ha dicho que por ser pobres nos toca consumir basura? Eso sí es muy elitista. Nosotros soñamos quijotescamente en hacer de lo mejor, lo más popular, soñamos con hacer de Cuba un pueblo más formado y más culto. Y no, no es fácil, por el camino se cometieron injusticias y errores que nos costaron y nos cuestan, pero tampoco nadie puede decir que fracasamos. Miremos a nuestros vecinos regionales y eso nos podría dar, en parte, la medida de todo lo que hemos logrado en materia cultural. La utopía es más o menos realizable, pero tiene que ser siempre el horizonte”, concluyó la clarinetista espirituana.
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El llamado reparto es un fenómeno que impacta cada vez más en nuestros niños y jóvenes, y no solo en las barriadas más humildes o desfavorecidas. Como cultura popular que se masifica o cultura de masa que se populariza. Desechemos la ilusión de que se va extinguir por sí solo, por el peso de sus fallas, por el rechazo a la vulgaridad y la misoginia. Lo que necesitamos es transformarlo, educando a sus exponentes, comprometiéndolos con un buen hacer el arte musical. Reconducirlos, con éticas y estéticas atemperadas, auténticas y contemporáneas, no las clásica y europeas, no las del siglo XIX, ni de 1961.Y cultivando a sus consumidores, su sensibilidad y recepción crítica, llegándoles con otras propuestas, diversas y frescas. A eso llamó el Presidente y Primer Secretario del PCC Miguel Díaz-Canel en el Congreso de la UNEAC.
- Consulte además: Notas sobre el reparto (I)
En mi caso, no celebro a Bebeshito, bastante que he escrito criticando sus obscenidades. Su triunfo no es el triunfo de lo que yo defiendo, aunque produzca el disgusto de Ota Ola, o haga trizas su pronóstico de que no podía llenar el lugar. Aunque confirme que los que acosó y doblegó con su aplanadora Macarthista, no mueven tan grandes masas de cubanos, como el que acaba de irse de aquí. Dándole la razón a José Manuel Carvajal, a El Taiger.
Lo que pretendo es poner en el foco al reguetón cubano, como fenómeno cultural, sociológico y político. Comparto criterios de la Profesora Badía, aunque preciso, no es un éxito comunicacional del autor de la «Totaila» y «El Hacha», sino de la maquinaria de posicionamiento de Planet Récord, del italiano Roberto Ferrante. Es un éxito empresarial y del capitalístico modo de significar; de los que saben vender una marca y hacer valer la apariencia. De los que poco les importa socializar la decencia y la humildad, y si maximizar ganancias, financiera y subjetiva, para seguir ganando más.
Descolonizarnos comprende trascender la racionalidad neoliberal, romper con las lógicas del Capital, con su espíritu banalizador y con el snobismo por lo cool y lo de «allá». Lo que conlleva a actuar, estratégicamente, coherentemente, con ascendente independencia, a “nuestro aire” y bajo nuestro “sol moral”; menos reactivos de lo que se hace noticia en la otra orilla. Abrirnos al mundo, pero con un tronco martianamente cubano.