Soluciones para un futuro verdaderamente sostenible
En el evento teórico de la XV Bienal de La Habana, el empresario y científico belga Gunter Pauli presentó los preceptos de su libro “La Economía Azul”
El investigador, líder empresarial y científico belga Dr. Gunter Pauli, estuvo en Cuba como parte del evento teórico de la XV Bienal de La Habana. Este exitoso emprendedor se califica como rebelde. Afirma que fue el primer líder universitario en su país. “Quería cambiar la sociedad desde adentro”, confiesa.
Para él, trabajar en una trasnacional era una suerte de “Prostitución intelectual”. “Me mantuve siempre independiente”, dice. Sus máximas son: “No pedir permiso” y “No hacer proyectos piloto”. Leer el libro “La trama de la vida” (1996), de Fritjof Capra, resultó muy inspirador para este hombre que, a lo largo de 44 años, ha fomentado más de 200 emprendimientos.
En opinión de Pauli, para hacer un negocio hace falta: “Corazón, claridad en la cabeza, perseverancia y resistencia. Lo importante es sentirse muy bien, como en una misión, y pensar cómo generar valor agregado”, sin dejar de mirar el portafolio de oportunidades.
“No utilizo ninguna aplicación de Microsoft. Eso te obliga a pensar de una única manera. Hay que cambiar las reglas del juego. No somos conscientes de las trampas de las pantallas en 3D. Por eso necesitamos el arte y la creatividad”.
Narra que su primer negocio fue la venta, en Japón, de cervezas que provenían de un monasterio belga. Para presentar esa bebida como un producto cultural enfocó su publicidad en la historia de la levadura.
Un paraíso en Colombia
En 1984, las praderas de Vichada (Colombia), eran unos terrenos improductivos y deforestados, junto a la orilla occidental del río Orinoco. El lugar se caracterizaba por la violencia y Pauli debía dormir cada noche en un lugar diferente. Parte del éxito estuvo en emular el sistema inmunológico. “No hay jefes, no hay casa central”, advierte.
Hoy, el Centro Experimental “Las Gaviotas”, es uno de los más grandes proyectos de regeneración de la selva tropical en Colombia. Cuenta con 12 mil hectáreas reforestadas y la zona sobresale por la producción de agua purificada potable que consume, gratuitamente, la población local.
De esa forma, y con la promoción de las bicicletas como el medio de transporte ecológico, desaparecieron las enfermedades y el hospital de la comunidad debió cerrarse debido a la falta de pacientes.
Pauli asegura que muchos estudiantes latinoamericanos van a realizar sus estudios de Doctorado a “Las Gaviotas”, y que esa es la única región de Colombia donde hay pleno empleo. Además, acota, no ha habido homicidios en 42 años.
Combatir el cambio climático
A fines de la década de 1980, cuando era un joven emprendedor, tuvo acceso al informe anual «Estado del Mundo», sobre temas medioambientales.
Eso lo motivó a inaugurar, en 1992, su primera fábrica cero emisiones con pasto en el techo y donde el agua se bombea con energía eólica. Los empleados usan ropa de La Patagonia y van a trabajar en bicicletas mientras que los autos funcionan con aceite reciclado de restaurantes.
Luego de la Cumbre de Río de Janeiro, en 1992, a petición del gobierno de Japón y en cooperación con la Universidad de las Naciones Unidas, puso en marcha la Iniciativa de Investigación Cero Emisiones (ZERI).
Cuatro años después, Pauli instituyó la Fundación ZERI, una red global integrada por 3000 científicos y 1000 empresarios, enfocados en buscar soluciones que promuevan una auténtica sostenibilidad.
Por esa época se dio cuenta de que una de sus fábricas de detergentes biodegradables empleaba como materia prima una palma africana, por lo que estaba destruyendo todo el hábitat de ese ecosistema. Entonces decidió fundar otra fábrica que utilizara la cáscara de naranja con el mismo fin. Actualmente tiene ocho fábricas similares en Brasil.
En 1994, fundamentó su concepto de Economía Azul como aquella que “aplica los logros de los ecosistemas a los sistemas económicos; su realización asegurará que los sistemas humanos y, en general, todos los sistemas vivos puedan alcanzar la estabilidad y la seguridad que han de salvaguardar y mantener su trayectoria evolutiva y regenerativa”.
Desde la tercera reunión de la Conferencia de las Partes (COP 3), celebrada en 1997, en Japón, se adoptó el Protocolo de Kioto con el compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en los países industrializados. Un tema al que Pauli continúa prestando especial atención.
Hongos comestibles a partir de la pulpa del café
Pauli estimula a inspirase en los ciclos de la naturaleza. En 1998, Zimbabue tenía la mayor incidencia de huérfanos a causa del SIDA. El emprendedor asevera que terminó con la malnutrición en Zimbabue. Hoy en ese país existen 2400 centros para la producción de hongos comestibles.
Precisamente esos emprendimientos constituyen un ejemplo de economía circular que contribuye al desarrollo sostenible. En su libro explica que la Pulpa del Café contiene celulosa. A partir de 1 kilogramo de borra se puede producir un 1kilogramo de hongos comestibles.
Además, el sustrato usado, que queda después de la cosecha de los hongos, es un alimento orgánico ideal para las gallinas ponedoras y el estiércol producido por las aves puede usarse en biodigestores para generar combustibles.
En el año 2020 ya se habían creado 5000 fincas para la producción de hongos comestibles en Tanzania, Congo, Sudáfrica, Camerún, Mozambique, Estados Unidos, Francia, Italia, Australia y Japón.
Mil cometas para Cuba
La empresa alemana SkySails, supervisada por Pauli, se basa en la generación de energía por el efecto de los artefactos conocidos como yoyos. El viento lleva la cometa hasta 800 metros de altura, donde las corrientes son más constantes. La pérdida de presión permite a los cometas descender como si fueran yoyos. Cuando la maquinaria sube y baja, genera 150 kilovatios de energía eólica, 24 horas al día, durante todo el año.
Según Pauli, mil cometas de 40 metros cuadrados podrían resolver el problema energético en Cuba. Como valor agregado, destaca, se puede producir hidrógeno para transformarlo en agua potable, –tan necesaria para la agricultura– así como en energía para sistemas de movilidad.
Biopolímeros contra los plásticos y producción de biogás
Durante 12 años, Pauli fue el presidente de la empresa europea más grande que se dedica a la producción de biopolímeros.
«Ustedes tienen las materias primas, recuerden mi mensaje de Economía Azul: Generar más valor”. Explica que para hacer un polímero se necesita un aceite, que al aplicarle presión se convierte en un ácido. El segundo ingrediente necesario es un azúcar que se convierta en alcohol. Acota que la fuente de azúcar disponible en Cuba es el bagazo, que se puede fermentar.
Pauli fue presidente del comité del gobierno francés para estudiar la producción de biogás, a partir de algas. Para ello invita a regenerar los bosques de algas y manglares, un ecosistema productivo del cual se pueden obtener, entre otros beneficios, no solo biogás sino también aditivos para los alimentos.
De igual manera, los bosques de algas y manglares posibilitan la cosecha de camarones, mientras que las ramas de manglar pueden ser utilizadas como alimentos para cabras que, con esa dieta, llegan a producir hasta dos litros de leche diarios.
Efecto multiplicador
Pauli agradece la posibilidad de trabajar con los niños. En su opinión: “Todos somos héroes” pero no como los personajes de los cuentos de Disney. “Mi objetivo es tener una generación de jóvenes que mantienen vivo al niño que llevan dentro”, porque “los niños no tienen miedo; quieren vivir el momento y tienen que tener retos que los sorprendan”.
Por eso escribió 365 fábulas, –de 3 minutos de duración– aprobadas por la Academia de Ciencias de China. Según el autor, esos textos se utilizan en todas las escuelas del país asiático. Las historias tienen como fin enseñar a las nuevas generaciones temáticas relacionadas con la ciencia, tecnología, ingenierías y matemáticas así como avivar el espíritu emprendedor entre los niños.