Contra el delito: la respuesta contundente de todos
Ante el llamado que nos hiciera el Primer Secretario del Comité Central del PCC en el VIII Pleno, a fin de responder con resultados a los reclamos de ese pueblo al que nos debemos, contra el delito tiene que haber una respuesta contundente de todos, con firmeza y sistematicidad. Es una batalla sin tregua que ganaremos unidos, para que jamás haya impunidad .
Al clausurar el VIII Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, el pasado mes de julio, el Primer Secretario y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez advirtió que «Los tiempos no son ni de autocomplacencias, ni de inercias que no sepamos romper. Nuestro pueblo reclama resultados, y a ese pueblo nos debemos».
Igualmente, hizo un llamado a la rectificación como práctica permanente de los revolucionarios y a combatir simultáneamente, de manera decidida en varios ámbitos, incluida la batalla frontal contra las manifestaciones de indisciplina, las actividades delictivas, conductas antisociales, la corrupción, las ilegalidades, la violencia social, el vandalismo y otros fenómenos nocivos que afectan la seguridad, la tranquilidad ciudadana y el orden interior.
El pasado 23 de noviembre, en una reunión en el Comité Central nos convocó, como parte de las actividades principales por el aniversario 66 del Triunfo de la Revolución, a un Ejercicio Nacional de Prevención y Enfrentamiento a esas manifestaciones, con el propósito de intensificar las acciones conjuntas y efectivas de los órganos del Estado, del Gobierno, el Ministerio del Interior, las organizaciones políticas, sociales y de masas, control popular y comunicacional.
La convocatoria es a convertir este Ejercicio en una contundente respuesta, unidos y con la participación de todos los factores, que no puede tener otro resultado que el éxito, amparados por la voluntad política de la dirección del país de defender al precio que sea necesario esas conquistas sagradas de la Revolución que son la tranquilidad ciudadana y el orden interior.
Nos impulsa en estos tiempos complejos el simbolismo del día de su inicio, este 2 de diciembre, cuando conmemoramos el aniversario 68 del Desembarco del Granma y Día de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, así como la fecha de su clausura el próximo 7, punto de confluencia histórica en que recordamos al invencible Titán de Bronce, Lugarteniente General Antonio Maceo Grajales; rendimos homenaje a la Operación Tributo; a la fundación de nuestra Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana y al aniversario 90 del natalicio de Frank País.
Múltiples razones nos inspiran a continuar esta batalla que no admite pausas, descuidos ni ingenuidades. Nos reclama rigor, constancia, articulación, firmeza, profesionalidad, capacitación, exigencia, previsión, máximo control, cumplimiento estricto de la legalidad y de lo dispuesto en las normas institucionales o de convivencia social.
Es un llamado a elevar la vigilancia revolucionaria, la prevención y el enfrentamiento al delito, la corrupción, las ilegalidades y las indisciplinas sociales en barrios, comunidades, centros laborales, en bases campesinas, poblados costeros o montañosos. Se trata de convocar a todos, a la familia, a la escuela, a las organizaciones políticas, juveniles, estudiantiles y a los factores sociales que tienen la responsabilidad de educar, formar y proteger a sus hijos, sus alumnos, sus integrantes, con la visión martiana y fidelista de que todo el mundo cuenta y aporta al interés común de salvar y contribuir a la paz social.
Por ello, no puede haber pasividad ni inercia; es preciso reactivar o estimular el funcionamiento de los grupos de prevención en las demarcaciones de los consejos populares, en particular en las acciones preventivo-profilácticas con personas de conducta antisocial, y ocuparnos cabalmente de la incorporación al estudio o al trabajo de quienes están desvinculados y muchas veces caen en conductas delictivas que los llevan a prisión.
El 8vo. Congreso del pcc alertó de la necesidad de reactivar y hacer sentir la labor de las organizaciones de masas y sindicales, en los momentos actuales, como en los tiempos difíciles en que nacieron, y sin las cuales no hubiera sido posible defender a la Revolución de los ataques criminales y contrarrevolucionarios promovidos por sucesivos gobiernos de Estados Unidos, que los halcones de hoy pretenden recrudecer con la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump y su gabinete de guerra.
Como ayer, los CDR y la FMC están llamados a desempeñar un papel protagónico en la prevención y el enfrentamiento a estas manifestaciones, en cada cuadra y organización de base, con el impulso a los Destacamentos de Vigilancia Popular Revolucionaria, las Patrullas Campesinas, los Destacamentos Mirando al Mar u otros espacios de influencia positiva, de acercamiento educativo, persuasivo, de alerta oportuna o de rehabilitación.
Ante la guerra económica abierta desde EE. UU., con un bloqueo genocida y recrudecido, que apuesta por el estrangulamiento, la asfixia y la rendición de nuestro pueblo a partir de las carencias y dificultades que generan con sus medidas restrictivas, se impone la defensa a ultranza de nuestros recursos, el máximo control interno y externo, la protección de las instalaciones, de los medios, el combate al derroche y por el ahorro, el control de los precios, del uso de la tierra y del ganado mayor.
Nuestro pueblo reclama más efectividad en el enfrentamiento al delito, disminuirlo o contenerlo; pide una actuación enérgica y responsable del cuerpo de inspectores estatales en los diferentes sectores; nos llama a velar por la legalidad con rigor; a no permitir que personas inescrupulosas burlen el fisco o sigan manipulando los precios de manera abusiva para enriquecerse a costa de los trabajadores; rechaza el tráfico y consumo de drogas, y denuncia con firmeza cuando aprecia falta de enfrentamiento oportuno.
Ante el llamado que nos hiciera el Primer Secretario del Comité Central del PCC en el VIII Pleno, a fin de responder con resultados a los reclamos de ese pueblo al que nos debemos, contra el delito tiene que haber una respuesta contundente, de todos, con firmeza y sistematicidad. Es una batalla sin tregua que ganaremos unidos, para que jamás haya impunidad.