Investiga joven dirigente de la UJC sobre la vida de Carolina Rodríguez (+Audio)
El 20 de noviembre de 1825 nació en Santa Clara Carolina María Rodríguez Suárez, a quien José Martí calificó el alma de Cuba. La labor de Carolina Rodríguez como agente secreta fue muy significativa, mantuvo vínculos con el General Carlos Roloff durante la Guerra Chiquita. En esta gesta conspiró fervientemente y por ello mantenía correspondencia regular con Roloff. La vida y obra de esta valiente MUJER cubana, motivo al licenciado Jorge Daniel Estrada Ramos miembro del Buró Municipal de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba en Caibarién a realizar una investigación.
El joven investigador asegura que la figura de Carolina Rodríguez constituye hoy un paradigma para la mujer cubana y la juventud. El licenciado Jorge Daniel Estrada Ramos miembro del Buró municipal de la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba en Caibarién destacó la importancia que hoy tiene que los jóvenes estudien e investiguen sobre la historia de Cuba para así conocerla mejor, enamorarse de ella y defenderla.
´´El alma de Cuba´´
´´(…) las campañas de los pueblos solo son débiles, cuando en ellas no se alista el corazón de la mujer, pero cuando la mujer se estremece y ayuda, cuando la mujer, tímida y quieta de su natural, anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge la obra con la miel de su cariño – la obra es invencible.´´
Así de grande ha sido la obra que iniciara Nuestro Héroe Nacional José Martí, quien a pesar del papel fundamental que jugó en la preparación de la guerra por la independencia de Cuba y su legado hasta nuestros días no se conoce de su presencia física en Villa Clara, antigua provincia Las Villas. Aunque existieron lazos que lo ataron fuertemente a nuestro territorio. Uno de esos lazos fue precisamente una mujer, una patriota, una incansable revolucionaria a la que llamó ´´El alma de Cuba´´. Es el caso Carolina Rodríguez Suárez.
¿Quién fue Carolina Rodríguez?
Carolina María Rodríguez Suárez nació en Santa Clara el 20 de noviembre de 1825, hija del matrimonio de Don Félix Valois, Cadete de Milicias y Ana Francisca Suárez. Creció en aquel ambiente colonial de injusticias y sinsabores que sufrían los cubanos, ese ambiente moldeó su espíritu, convirtiéndola en una luchadora incansable. Se unió en matrimonio a Manuel Casero de quien enviudó, años más tarde.
La labor de Carolina Rodríguez como agente secreta fue muy significativa, mantuvo vínculos con el General Carlos Roloff durante la Guerra Chiquita. En esta gesta conspiró fervientemente y por ello mantenía correspondencia regular con Roloff. Ejemplo de su epistolario, se encuentra la carta del 12 de marzo de 1879 en la que le explicaba lo que estaba sucediendo en Santa Clara, que ella tenía armas en su cuarto y otros pertrechos para entregar a un grupo que se iba a lanzar al campo a luchar. También le describió el ambiente que existía en la ciudad en relación con una nueva sublevación, el pesimismo que reinaba en determinados círculos locales y puso de manifiesto la conducta de algunas damas de la villa, que solamente pensaban en fiestas y no atendían sus exhortaciones a cooperar económicamente para la causa.
Esta misiva pone en evidencia que Carolina trabajaba en la clandestinidad con el seudónimo de “Cubanacán” y bajo las órdenes del general Carlos Roloff. Producto de su labor conspirativa su vida corría peligro, por lo que tuvo que salir hacia Estados Unidos para evitar la deportación a España. Allí se vinculó a grupos de exiliados y laboró en una tabaquería donde recibía un modesto salario y vivía precariamente para donar el dinero que ganaba a la causa cubana. En aquellos años, previos al estallido de la Guerra del 95, José Martí realizaba la labor de preparación de la guerra.
Martí conoció a Carolina Rodríguez en esos avatares y quedó impresionado con la tenacidad y convicciones patrióticas de esta mujer. Por la correspondencia establecida entre ellos y los artículos publicados en el periódico Patria, podemos conocer este período de la vida de la patriota Carolina Rodríguez. Martí dignificó la imagen de Carolina con su verbo preciso y con la justeza de las palabras adecuadas para valorar su actitud. Aún cuando Carolina por su patriotismo sin límites, no podía ser olvidada, hay que reconocer que Martí contribuyó a su inmortalidad, distinguiéndola como «El alma de Cuba».
Por el artículo publicado en Patria se ha podido obtener la imagen de la habitación modesta y muy pulcra, adornada con un vaso de flores como un símbolo de su sensibilidad femenina que la dureza de la guerra no le hizo perder. También, Martí cuenta como Carolina salía muy de mañanita, arrebujada en su manta de lana negra, para ocupar su silla en la tabaquería. Allí, despalillaba tabaco y con el modesto jornal que «con sus manos de setenta años» y sus dificultades visuales ya latentes podía ganarse; se ocupaba de distribuirlo entre los clubes que recaudaban fondos para la guerra y los cubanos enfermos en el exilio y así apenas quedaba para su sustento. Esta ejemplaridad de Carolina en su modo de vida en el exilio a favor de la causa cubana, también se expresaba en su apoyo a la creación de clubes revolucionarios y a cuantas actividades se realizaron con estos fines patrióticos.
En 1894 en West Tampa se efectuaba una gran fiesta patriótica en conmemoración del Grito de Yara. Los tabaqueros cubanos que trabajaban en los talleres de la comunidad de emigrados de Tampa habían cedido el producto de ese día de trabajo para los fondos de la revolución. En ese escenario, también se pidió una contribución para ayudar al costo de una operación que tenía que hacerse en la vista Carolina Rodríguez y que aquella enorme concurrencia hizo sus aportes para este propósito humanista.
Carolina estaba presente y alzó su brazo para decir que: «en virtud de que los trabajadores habían contribuido con el día de trabajo para armas y municiones con que libertar la Patria y como ella no podía contribuir de igual manera, aunque cegada para siempre, cedía la cantidad allí recolectada para su curación, a la adquisición de dichas armas y municiones con que libertar la Patria de todos los cubanos»
Al finalizar la guerra, los cubanos a partir del primero de enero de 1899 pudieron regresar a Cuba. Así llegó Carolina muy enferma y casi ciega a su ciudad natal. Ocupó una habitación en una casa de la calle el Carmen en Santa Clara, donde murió el 2 de junio de ese año. No recibió homenajes, ni fue reconocida por sus méritos patrióticos.
Al pasar de los años en 1939, por acuerdo adoptado por el Ayuntamiento y el Centro de Veteranos y Patriotas de Santa Clara, con fecha 4 de octubre de ese año, decidieron rendirle homenaje póstumo. Así exhumaron sus restos para colocarlos en el panteón de los veteranos, para lo cual distribuyeron esquelas mortuorias de invitación al pueblo de Santa Clara. En capilla ardiente, la noche de 26 de enero de 1940 en la sede del Centro de Veteranos (en Calle Cuba y Carretera Central) fueron velados sus restos, trasladados al cementerio de la ciudad y colocados en el panteón de veteranos donde reposan actualmente.
De igual manera, por disposición del Ayuntamiento del 10 de junio de 1899 se decidió llamar con su nombre al antiguo callejón de El Carmen, atendiendo a que en ese lugar pasó los últimos días de su vida, dicha calle ostenta actualmente su nombre como merecido homenaje. Recientemente -el 31 de mayo de 2013- se colocó una tarja en la fachada de la que se considera su última morada (callejón de Carolina Rodríguez, entre Julio Jover y Berenguer en Santa Clara).
La Sociedad Cultural José Martí en ViIla Clara, creó un club de jubilados en Santa Clara que lleva su nombre y honran a la patriota con su trabajo por la divulgación y el conocimiento de la obra martiana y la vida de esta ejemplar mujer. De igual forma en el 2017 se aprobó entregar la Condición Carolina Rodríguez Suárez a mujeres que son reconocidas por los resultados en su labor, el servicio y la entrega a la Patria con una amplia trayectoria y entrega en sus diferentes trincheras. Hasta la fecha han sido reconocidas un total de 29 mujeres de toda la provincia, de las cuales dos fallecieron recientemente.
El legado de Carolina está presente hoy en toda nuestra provincia. Muchas son las muestras de patriotismo y entrega de valerosas mujeres que ponen su empeño en construir esa Patria que Martí soñó. Esas son nuestras Carolinas. Las Carolinas de estos tiempos. Y entonces me remonto a Martí cuando expresó:
¿Quiere usted saber quién es el alma de Cuba?
TEXTO ESCRITO POR EL JOVEN INVESTIGADOR Jorge Daniel Estrada Ramos