La mano sanadora de los villaclareños en Artemisa
Una semana después del paso del huracán Rafael por el occidente del país, Vanguardia llegó hasta Artemisa, tras las huellas de los trabajadores villaclareños que contribuyen a la recuperación en la provincia más afectada por el evento meteorológico.
Con las heridas abiertas permanece Artemisa tras el paso del huracán Rafael, que la atravesó, desde Playa Majana hasta la bahía de Cabañas, durante la tarde noche del pasado 6 de noviembre.
Una semana después, el panorama estremece. Árboles frondosos, cuyo verdor se robaron el viento y la lluvia, muestran las raíces desnudas, en franco desafío a la gravedad, o quedaron amontonados como escombros junto a las vías. Las palmas reales, aunque esbeltas, parecen el fotograma en pausa del azote de la tormenta que sacudió sus penachos, cuando la naturaleza arremetió contra sí misma.
Estructuras metálicas aparentemente sólidas fueron retorcidas, y no pocas edificaciones de viviendas, almacenes o establecimientos comerciales reflejan la pérdida total o parcial de sus cubiertas.
Consolidar la hermandad y ayudar a sanar
El tendido eléctrico y telefónico semeja los estragos de una mano gigante y torpe empeñada en destruir una maqueta. En algunos tramos, los postes cayeron cual fichas de dominó, y en otros se inclinan peligrosamente sobre vehículos y transeúntes, sostenidos a duras penas por los cables que aún no rozan el suelo.
Entre tanto destrozo, consuela el movimiento de los camiones y equipos pesados, y el ajetreo de operarios ataviados con casco y overol, que acudieron desde todas las regiones del país para consolidar la hermandad y ayudar a sanar.
Por la estrecha carretera, desde Cabañas hasta Quiebra Hacha, en el municipio artemiseño de Mariel, avanzaba este miércoles un grupo de trabajadores de la Empresa Electromecánica de Villa Clara, encargados de despejar el camino para facilitar el tránsito y el posterior restablecimiento del fluido eléctrico, luego de desmontar cuatro torres de alta tensión en un tramo de la autopista a Pinar del Río.
«Regresaremos cuando terminemos el trabajo»
Sin dejar de dar indicaciones, Yoendrys Torres Moreno nos cuenta que los 12 trabajadores agrupados en dos brigadas llegaron al occidente el lunes al mediodía. Aunque por primera vez se unen a las fuerzas de la Empresa Eléctrica, la encomienda no se aleja de una misión tan abarcadora como la construcción y el montaje de estructuras metálicas.
«Antes de partir, nos reunimos con el director y se habló claro: «Regresaremos cuando terminemos el trabajo». La familia también se sacrifica en estos días, pero la dirección de la empresa se ocupa, y por esa parte estamos confiados. Siempre buscamos la manera de comunicarnos al terminar cada jornada.
«Resulta muy bonita y gratificante la solidaridad de los vecinos cuando pasamos por los lugares, pendientes de brindarnos un poquito de agua o un buchito de café. Ese calor humano que nos caracteriza a los cubanos siempre está presente», refirió Torres Moreno.
«Resulta muy bonita y gratificante la solidaridad de los vecinos»
Orestes Fraga Santana —Pelusa para sus compañeros— no es novato en movilizaciones de este tipo, y aunque cada fenómeno meteorológico deja huellas únicas por donde pasa, una constante lo guía: prestar la ayuda que necesita «este pedacito cubano», hasta finalizar la última tarea.
Los pobladores de Santa Isabel observan, entre curiosos y esperanzados, a los obreros de Electromecánica, y Suramy Sosa Zambrana asegura que son la primera brigada que llega a la comunidad.
Al rememorar el impacto del huracán, evade las metáforas, porque sintió de cerca la furia de los vientos sostenidos de 130 km/h —con una racha de 186 km/h a las 5:20 de la tarde—, según reportó la estación meteorológica de Mariel.
«Vimos cómo caían los postes y volaban los pedazos de techos de zinc. Fue muy fuerte. Aunque mi esposo sí, yo nunca había vivido algo parecido. Ahora nos queda esperar a que arreglen, para salir adelante otra vez.
Llevamos varios días sin corriente, las cositas echándose a perder, imagínate, pero hay que seguir hasta que Dios quiera», comentó.
A las afueras de la capital provincial, una brigada de eléctricos concentraba sus esfuerzos en desarmar las seis estructuras de 220 kV destruidas por «Rafael» y ensamblar las nuevas torres. Allí encontramos a dos villaclareños.
«Trabajamos en colectivo y nos llevamos bien»
Jorge Castellanos Suárez, proveniente de Santo Domingo, se dedica a las labores de montaje y acumula casi 25 años en la Empresa Eléctrica. Explicó que la solidaridad ha reunido en esta ocasión a trabajadores desde Santiago de Cuba hasta Pinar del Río, y muchos de ellos se reencuentran en el empeño de resarcir daños.
«Trabajamos en colectivo y nos llevamos bien. La lejanía familiar preocupa un poco, porque la situación no es la misma que antes y uno tiene que estar en la casa para resolver problemas, pero ante cualquier eventualidad, la empresa se ocupa mientras nosotros cumplimos aquí con el deber».
Para Heriberto Morales Ruiz, santaclareño consagrado al oficio de soldador, sí resulta la primera convocatoria tras los embates de un ciclón, pero la experiencia en el sector azucarero le basta para asumir la estancia prolongada fuera de casa y la exigencia de un encargo tan importante como urgente. «Estaremos aquí hasta que se acabe», ratificó.
En una calle céntrica de la ciudad de Artemisa encontramos en plena faena a los seis trabajadores villaclareños de la Empresa de Telecomunicaciones de Cuba (Etecsa), acompañados por un especialista y un supervisor.
«Arriesgarlo todo para salvar la tranquilidad del pueblo»
Yudier González Hernández, jefe de la brigada de cuatro linieros, que arribó el pasado viernes en la noche, detalló que se encuentran levantando las redes de la parte exterior, para luego reparar todos los postes y los cables afectados.
«En un primer recorrido comprobamos que la periferia de la ciudad está bastante deteriorada, porque los árboles hicieron mucho daño, pero trazamos un plan de trabajo para dar prioridades y restablecer el servicio poco a poco.
«Este es el cuarto llamado de recuperación al cual respondo, pero de los seis integrantes de la brigada, cuatro son nuevos y tres están participando por primera vez. Han dado el paso al frente y hasta ahora todo marcha bien», añadió.
Y justo el 13 de noviembre, fecha en que los bomberos cubanos celebran su día, a 328 años de la creación del primer servicio voluntario de extinción de incendios en la ciudad de Santa Clara, encontramos a Reineldo Torres Pérez, quien superó su prueba de fuego, literalmente, durante el siniestro de la Base de Supertanqueros de Matanzas, en agosto de 2022.
«Estamos trabajando duro para recuperar la red de comunicaciones lo antes posible. La acogida ha sido maravillosa, tanto por los colegas de aquí como por la población en general, siempre en función de ayudarnos, a pesar de que continúan afectados por la falta de fluido eléctrico», expresó.
Con la misma destreza y precaución que adquirió en el Cuerpo de Bomberos, desde hace 15 meses, este joven de 25 años escala postes para reparar averías en la red telefónica.
«Aunque existen grandes diferencias entre ambas labores, aprovecho la experiencia. Me gusta ayudar a quien lo necesite, estar al lado de las personas en los momentos más difíciles y arriesgarlo todo para salvar la tranquilidad del pueblo», concluyó.