Casos y cosas de los parques
La hierba crece, las hojas caen, los bancos desaparecen y las luces se desvanecen. Un claro escenario que puede darse en el mejor y más repre-sentativo de los sitiales históricos en Santa Clara. La población santaclareña se queja del mantenimiento de áreas verdes, el barrido sistemático de los parques y el robo de luminarias, por mencionar algunas de las problemáticas alrededor de tarjas y monumentos.
No son pocos los que identifican la indisciplina social como principal causa. Tienen razón, pero también es válido reconocer que la disminución en la fuerza laboral y el descuido ocasional por parte de los operarios de servicio también ha motivado estos males en plazas, parques y otros sitios de interés patrimonial para la comunidad.
Con este andar hacia delante y hacia atrás, viene a la mente un icónico personaje de la televisión cubana: Ruperto, con su caminar característico que, no por gracioso, debe asumirse en el día a día de los servicios públicos de esta localidad.
En este punto debemos dedicarle una mirada crítica al parque de vehículos con que cuenta Comunales en la capital villaclareña para enfrentar esta candente tarea. Para nadie resulta un secreto que la cifra disponible, en ocasiones, resulta insuficiente. Lo dice la población, aunque tampoco depende el cien por ciento de esta institución. Lo cierto es que existe un presupuesto al cual ajustarse, una cuota, como en la bodega, pero de carritos de recoger basura o triciclos, que debe dis-tribuirse hasta cada rincón santaclareño, por no hablar de la alternativa de tracción animal en el resto de municipios.
Reglamentaciones como la Ley 1 «Ley de Protección al Patrimonio Cultural» y la Ley 2 «Ley de los Monumentos Nacionales y Locales», dan cuenta de la prioridad que constituye la atención a los monumen-tos y al patrimonio cultural de este país. Funcionarios de la Asociación de Comba-tientes de la Revolución Cubana en Santa Clara, así como del Centro Provincial de Patrimonio, coinciden en la necesidad de preservar estos sitios, plenos de historia y de valores identitarios.
En un parque del reparto Camilo Cienfuegos, más conocido como Pastorita, se localizan tres sitiales o tarjas. Allí se ejecutó una inversión de luminarias modernas, de las de tipo LED, porque alumbran y ahorran más electricidad, pero ya las han robado en varias ocasiones. Caso de indisciplina social, y también de descuido. Continúa la cadena de culpas.
Actualmente, en Villa Clara se registran cerca de 500 tarjas y 16 monumentos declarados: 11 de ellos nacionales y cinco locales. ¿De qué forma podrán identificarse los ciudadanos con sitios como el antes mencionado, que cuenta con el único busto en bronce del Héroe de Yaguajay en toda la provincia? Esto, solo por mencionar un dato distintivo.
Desde el punto de vista judicial, sin embargo, se sancionan las actitudes deliberadas contra el patrimonio, aunque esas nor-mas, muchas veces, pasan desapercibidas. El artículo 243 del Código Penal cubano establece: «El que intencionalmente destruya, deteriore o inutilice un bien declarado parte integrante del patrimonio cultural o un monumento nacional o local, incurre en sanción de libertad de dos a cinco años o multas de trescientas a mil cuotas».
¿Alternativas? Al parecer habrá que involucrar a otros actores, estatales y también privados, con tal de garantizar la buena imagen y protección de los parques y sitios históricos, ya sea mediante la instalación de cámaras de seguridad, la contratación de guardaparques e, incluso, la revitalización de estas zonas con otras ofertas, como se ha hecho en varios sitios de la capital cubana.
Las soluciones deben llegar. El lenguaje de la desidia e impunidad no debe fortalecerse al paso de los días, sin nadie que detenga sus pedradas. El respeto por nuestra historia es asunto de todos y una cuestión de prioridad nacional.