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Oropouche, virus para respetar

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Si bien al principio consideraron que el virus del Oropouche (OROV) era relativamente benigno, el tiempo ha demostrado que, en algunas personas, puede causar complicaciones, sobre todo cuando se toma a la ligera o como algo pasajero.

Al valorar la situación epidemiológica cubana, el director nacional de Higiene y Epidemiología, Dr, Francisco Durán García, insistió en que el país mantiene estrecha vigilancia ante el aumento considerable de casos desde que fuera detectado por primera vez, el pasado mayo, y ya está presente en 15 provincias, 99 municipios y 172 áreas de Salud, cifras que pudieran incrementarse con el transcurso de los días. 

Con la proliferación del mosquito Culex quinquefasciatus, y al circular varios virus a la vez, sumados la influenza y el dengue, el panorama se torna complejo.

En julio de este año la Organización Panamericana de la Salud (OPS) emitió una alerta epidemiológica a partir del incremento de afectados en cinco países de la región de las Américas. Son estos: Brasil, Bolivia, Perú, Cuba y Colombia.

(Foto: OPS)

En el gigante sudamericano se han reportado varios casos de pacientes con síntomas severos que derivan en una meningoencefalitis. Ello demanda una alerta para los sistemas cubanos vinculados a la atención de grupos vulnerables, fundamentalmente las embarazadas, a fin de evitar anomalías congénitas.

Un detalle a considerar, según el experto, es que derivado del cambio climático y el aumento de las migraciones, el virus ha dejado de ser exclusivo de zonas rurales y ha pasado a afectar a la población urbana.

Al resultar una enfermedad nueva para Cuba, hay mucho por investigar, de aquí la importancia de acudir de inmediato al médico ante manifestaciones como dolores de cabez y articulares, vómitos, diarreas y fiebre alta.

Se insiste en asistir a un centro de Salud para realizar el diagnóstico adecuado ante la circulación de tantos arbovirus, como el dengue, que puede llegar a manifestarse en formas graves.

Algunas consideraciones

De acuerdo con investigaciones médicas, el padecimiento se transmite por la picadura de mosquitos. La especie Culex quinquefasciatus es causante del virus, un «huésped» adicto a cualquier tipo de aguas, incluso, las albañales y contaminadas.

El OROV fue detectado por primera vez en 1955, en las cercanías de la isla de Trinidad, y luego se originaron varios brotes en Brasil a fines del pasado siglo.

Los síntomas son muy similares a los del dengue: fiebre elevada en el inicio, dolores de cabeza, musculares y en las articulaciones, vómitos, y tiene un período de incubación de cuatro a ocho días, aunque no se descarta hasta 12, y algunos casos pudieran presentar síntomas de meningitis aséptica o proceso infeccioso que afecta las meninges del sistema nervioso central.

Algunas personas experimentan recaídas en un mes debido al retorno del cuadro clínico, con malestar general y fiebre.

La mirada médica se detiene en el peligro de una posible (co)infección entre el dengue y el Oropouche, con un cuadro similar, lo que hace complejo el abordaje clínico y las conductas preventivas, si se tiene en cuenta que la sintomatología del OROV pudiera evolucionar hacia formas más complejas, por lo que acudir al médico es una  prioridad.

La ciencia no cuenta aún con vacunas ni tratamientos específicos para enfrentar el padecimiento, por lo que las autoridades sugieren ingerir abundante líquido y mantener la higiene para evitar la propagación.

Tema candente

Cada vez que existen situaciones como estas, se reclama algo fundamental como la higiene, apoyada en la participación popular; pero en ello intervienen varios factores. Por un lado, la responsabilidad ciudadana: están los que cumplen cabalmente con las normas, y aquellos que la violan a diario, sin pensar en las consecuencias en la colectividad.

¿Y las acciones de organismos implicados?, llámense Comunales, Acueducto y otros que no son capaces de evitar que el panorama sanitario se torne más complejo.

Se conocen las condiciones actuales que vive Cuba, las carencias de todo tipo; pero lo cierto es que las lomas de desechos siguen creciendo y lo que comenzó como un microvertedero se convierte en un gigantesco basurero a la vista pública.

Seamos claros. Es cierto que a veces recogen la basura y acto seguido la propia vecindad «vuelve a la carga»;  también están los salideros en la red hidráulica, intencionales o no, que conspiran en el proceso.

O esos tragantes de las calles, tupidos desde hace años. Nada más que caen unas gotas y basta para que penetren en las casas en fracciones de segundos, sobre todo en zonas bajas, con el peligro que ello representa, y súmele después la demora para que vuelvan a la normalidad. Ejemplo vivo: la calle Unión, entre Julio Jover y Berenguer, en Santa Clara. Según los vecinos, se ha notificado varias veces a quienes tienen que tomar cartas en el asunto ante casos de niños, enfermos e imposibilitados, pero… aún aguardan por soluciones efectivas.

La propagación del virus es real. El vector escoge las aguas albañales y contaminadas. Por tanto, contribuir con la sanidad resulta determinante. Hagamos lo que nos corresponde por el bienestar de todos.  

Jose Antonio Zuloaga Martínez

Jose Antonio Zuloaga Martínez

Periodista, director de programas en CMHS Radio Caibarién.

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