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Dos generaciones fundidas en un sueño para el futuro

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Aquel día de estío, dos generaciones de cubanos confluyeron en un abrazo que fue utopía, reclamo de justicia y sueño para el futuro. El primer Partido Comunista en la Isla nació hace 99 años, liderado por el «Viejo Roble» Carlos Baliño, y por Julio Antonio Mella, un pino nuevo erguido en la jungla de concreto de la neocolonia.

La casa número 81 de la calle Calzada, en el Vedado, donde hoy sonríe la cultura en la sala teatral Hubert de Blanck, acogió, el 16 y el 17 de agosto de 1925, el congreso constituyente de la organización política de vanguardia, en medio de la clandestinidad obligatoria ante el clima asfixiante impuesto por el presidente Gerardo Machado.

Menos de 20 delegados e invitados participantes eligieron a José Miguel Pérez como el primer secretario general, y acordaron el seguimiento de la Tercera Internacional, defensora del internacionalismo proletario.

Al mismo tiempo, marcaron distancias con la Agrupación Socialista de La Habana, alineada con la Segunda Internacional, cuyos dirigentes apoyaron a sus respectivas burguesías en la Primera Guerra Mundial.

Junto a las ideas más progresistas del planeta, el primer Partido Comunista profundizó en las raíces independentistas nacionales, encumbradas en la herencia del Apóstol. Baliño lo conoció en persona y colaboró en el Partido Revolucionario Cubano, mientras Mella intentó redescubrirlo para las juventudes de su tiempo, a través de obras como Glosas al pensamiento de José Martí. 

En el periódico Lucha de clases, la organización demostró voluntad de equilibrio entre las tradiciones emancipadoras propias y del orbe: «Con la enseñanza de Lenin, haremos una realidad el postulado de Martí adaptado al momento histórico: Con todos y para el bien de todos».

El Partido elaboró un programa para el estudio del marxismo-leninismo y el empleo de la prensa obrera, mientras inició la batalla por las reivindicaciones proletarias y campesinas, y los derechos de la mujer y de los jóvenes. A pesar de la reducida asistencia a ese encuentro inaugural, bastó para sembrar esa semilla que fue uno de los antecedentes del actual Partido Comunista de Cuba, vanguardia de la Revolución.

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