Higiene, talón de Aquiles ante un panorama sanitario complejo
Las altas temperaturas, las precipitaciones y las irregularidades institucionales e indisciplinas ciudadanas son algunas de las realidades que complejizan más el panorama sanitario actual.
Urge extremar las precauciones ante cualquier indicio que pueda originar brotes epidémicos, y aunque parezca llover sobre mojado, lejos de «teques», todos tenemos responsabilidad en el asunto.
Ojo con las enfermedades diarreicas agudas (EDA) transmitidas por bacterias, virus u otros agentes infecciosos fusionados con las heces fecales. Todo incide en la digestión, y en ello desempeña un rol principal el contacto con las manos contaminadas de personas que no se las lavaron luego de realizar acciones cotidianas.
Debe evitarse la ingestión de alimentos, agua y bebidas que no estén sometidos a procesos de desinfección. Que la premura del día a día no nos tienda trampas peligrosas, y mucha precaución con la infancia, que adquiere las infecciones al estar en contacto con adultos incumplidores de las medidas higiénicas.
Resulta de primer orden mantener la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de nacida la criatura, a fin de prevenir múltiples enfermedades y riesgos.
Ahora bien, no basta con el cumplimiento de la responsabilidad a nivel individual; es preciso complementarlo con la labor de los organismos pertinentes.
En ese sentido vale destacar tres aspectos: la higiene en instituciones que expenden alimentos y el rigor de quienes despachan; el abasto de agua, que continúa presentando irregularidades y, a pesar de mejorías en fuentes suministradoras, no acaba de estabilizar ciclos de entrega; y el otro tiene que ver con la recogida de desechos sólidos, que tampoco encuentra soluciones, independientemente de planes y medidas. En este último caso las montañas de desperdicios siguen creciendo por cualquier sitio, y lo más triste es que muchos ya lo ven como un «adorno normal» de la cotidianidad.
En medio de este contexto habrá que añadir lo que nos toca como componentes sociales. ¿Cumplimos nuestro deber o nos sumamos a los que complejizan el entorno?, ¿cuántas veces se multiplican los salideros a partir de las negligencias de la población en las conductoras para favorecer el riego de otras áreas?
Hay mucho más. Las referencias serían interminables, y en medio de estas circunstancias resulta vital cumplir lo establecido. Citemos el correcto lavado de las manos. Parece sencillo y rutinario, pero no siempre logra efectividad. Se hace necesario incluir las muñecas y entre los dedos, y frotar ambas manos durante 30 segundos.
Las uñas no pueden quedar marginadas. Deben estar cortas, pues en ellas se escoden microorganismos peligrosos causantes de enfermedades.
Habrá que cepillarlas hasta que queden limpias, y luego secar bien con toallas, servilletas desechables o pañuelos según las disponibilidades.
Y si bien debe constituir un hábito, hay momentos específicos en que debe ser obligatorio, entre ellos, al llegar de la calle, del trabajo y de las escuelas. Indispensable, también, antes y después de preparar alimentos, de comer, al terminar de jugar, luego de tocar algún animal y de ir al baño.
Alimentos
Deben consumirse bien cocinados y no dejarlos a temperatura ambiente por más de dos horas. Tendrá que evitarse el contacto entre los crudos y cocinados, junto al empleo de diferentes utensilios al prepararlos para suprimir contaminaciones.
Las frutas, vegetales y hortalizas requieren un buen lavado, sobre todo las que se consumirán crudas.
Agua
Siempre que se pueda, dadas las reales y complejas situaciones de electricidad y combustibles, deberá hervirse durante tres minutos una vez logrado el punto de ebullición y luego añadirle cuatro gotas de hipoclorito de sodio al 1 % por cada litro de agua.
Si hay que mantener el líquido almacenado, debe colocarse en envases limpios, no corrosibles y bien tapados; los tanques, cisternas y otros recipientes deben ser lavados y desinfectados sistemáticamente.
En el hogar
Insistir en la limpieza de sus áreas y chapear los alrededores en aquellos casos donde proceda.
Los animales domésticos no pueden permanecer en zonas de cultivo ni próximos a lugares de preparación o consumo de alimentos. No es aconsejable la utilización de las casetas de las letrinas para el resguardo de estos durante la noche. Además, se insiste en depositar los desechos sólidos en recipientes cerrados hasta su disposición final.