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Celebra Santa Clara el aniversario 335 de su fundación

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Con el encuentro simbólico en el Puente de La Cruz, de las familias de Remedios que fundaron Santa Clara, el 15 de julio de 1689, inician, este lunes, las actividades por la celebración.

La jornada continúa en el Parque El Carmen, sitio fundacional de Santa Clara, para dar paso a la Sesión Solemne de la Asamblea del Gobierno Municipal en la Universidad Central de Las Villas.

Las actividades por el 335 cumpleaños de Santa Clara, este 15 de Julio, reservan para la tarde la entrega del Premio Literario Fundación de la Ciudad, en la Biblioteca Provincial Martí.

Los festejos por la celebración prosiguen en la noche, con la presentación de las orquestas de Alberto Álvarez y su Son, y Guzmán y su Poder Latino, en el área recreativa del Sandino.

La ciudad que palpita en el centro de Cuba

Cuba es un caimán que atesora la llave del Caribe. Justo en el centro, como una especie de reina que regula el paso entre el Oriente y el Occidente, la ciudad de Santa Clara palpita, abraza a sus hijos, consciente del peso de su historia.

Hace 335 años, aquellos pobladores de la villa de San Juan de los Remedios plantaron en esta tierra sus casas, en busca de escapar, según las fabulaciones populares, del asedio de corsarios y piratas. Dicen que el 15 de julio de 1689, muy cerca del parque El Carmen, en la ribera del río La Sabana, comenzó a nacer, como las plantas que fertiliza el cauce de las aguas dulces, la nueva ciudad.

Más clara que santa, conoce de la impronta de una doña Marta Abreu de Estévez que la observa, desde su silla, en el parque Vidal, con la certeza de que su legado imperecedero será imposible de olvidar.

Muy cerca, decenas de pequeños revolotean a escasos pasos de El Niño de la Bota Infortunada. Siempre erguido, mantiene su mano en alto, mientras el agua cae, en ese constante borbotear que le pone sonido a la cotidianidad de quienes pasan de un lado a otro y, de vez en vez, le regalan una sonrisa.

Frente, el teatro La Caridad; a unos metros, la emisora CMHW, la Reina Radial del Centro, ubicada casi al lado del hotel Santa Clara Libre. La torre verde sobresale y rompe con el estilo del corazón de la urbe. En sus paredes quedan las huellas de una batalla decisiva para lograr una Cuba libre. En la biblioteca Martí, majestuosa con sus columnas romanas, Fidel hizo su primera alocución ante los santaclareños, un día de reyes del año 1959. Justo en ese edificio imponente, en su Sala Caturla, se recibieron los restos del Che y, desde su plaza, erguido ante el tiempo, besado de inmortalidad, han vuelto a echar a andar, de nuevo, sus guerrilleros huesos.

Desde la loma del Capiro el paisaje se ve tan hermoso. Los enamorados se besan mientras cae la noche, algunos llevan guitarras y suena la trova, la que inunda con su goce El Mejunje, la misma de la «raspadura de guarapo, con ajonjolí, que te gusta, ¡yo me las comiera todas!».

Y los nacidos aquí leerán esa frase con la entonación de aquel peculiar pregonero que caminaba por sus calles. La tarde cae y los pajaritos del parque Vidal llegan como una nube gruesa, compacta, inmensa. El bullicio de su trinar se une a la retreta; los árboles, en esta época del año, regalan un colorido fabuloso.

Santa Clara es una ciudad llena de encantos. El tiempo no la puede doblegar. Después de una pandemia, de aquellas calles tan vacías, vuelve el ajetreo en el centro, las grúas pintando los edificios centenarios, el cambio de luces, la limpieza de asientos y bancos.

La diana mambisa, una vez más, anunciará el comienzo del jolgorio, como cada 15 de julio. Otro tamarindo se prenderá a la tierra, brotará, como testigo de una ciudad hermosa, imponente, rebelde, revolucionaria, que perdura bajo la mirada protectora de Marta y el Che.

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