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Viceversa, apuntes finales

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Este miércoles concluyó la telenovela Viceversa (Cubavisión, lunes, miércoles y viernes, después del Noticiero Estelar) y a juzgar por las múltiples reacciones en las redes, está demostrado que en Cuba el melodrama mueve. Incluso, el tan tímido melodrama que suelen prodigar las telenovelas cubanas, que asumen el género con ciertas reservas, sin lanzarse a fondo, sin asumir del todo las posibilidades (y de paso, los excesos) del folletín al uso.

Pero es que incluso en el mundo, en algunos de los grandes centros de producción de telenovelas (Brasil, Colombia, Turquía, Corea del Sur…), el género está cambiando, se van diluyendo ciertas fronteras. Hay melodrama, pero no es el imperio absoluto del melodrama. Así ha sido en Cuba en las últimas décadas. Así ha sido Viceversa, que como casi todas las producciones cubanas, promovió en buena medida una agenda pública, social.  

Pero quizás la pretensión de abordar tantos temas acuciantes afectó la estructura dramática de la propuesta. La cantidad de tramas fue excesiva. Y esto se complicó con la edición, que muchas veces fragmentó las escenas, por momentos injustificadamente,  buscando crear tensiones. Momentos importantes, aguardados durante muchos capítulos, fueron interrumpidos y no pocos incluso fueron resueltos con referencias posteriores. El resultado es que en algunas ocasiones, en lugar de mantener al público en vilo, lo que se consiguió fue desdramatizar.

Viceversa no resolvió del todo una ecuación ciertamente problemática. Recrear sus muchas tramas (a la manera de las telenovelas clásicas), con una narración por momentos no lineal, como en las series. Hay que reconocer que el atractivo de muchas de estas historias consiguió mantener la atención. 

El nivel interpretativo, en sentido general, fue bueno. Y habría que destacar la factura, con énfasis en apartados deficientes en novelas recientes, como el sonido y la iluminación.

La decisión de no grabar en estudio le ha garantizado al dramatizado cubano una evidente verosimilitud (demasiados cartones que jamás parecieron paredes hubo que sufrir por años), pero otras especialidades se resintieron: la calidad del sonido y la eficacia en el diseño de luces. Aquí son notables claros avances en ese sentido. Al igual que en el maquillaje, el vestuario, la ambientación.

No pude decirse lo mismo de las escenas en exteriores. La visión de la ciudad sigue siendo muy chata, con pocos matices, muy limitada. Se concentra en fragmentos de alguna calle de barrio, o un parque… sin particulares búsquedas estéticas. La telenovela cubana debería aprovechar más la plasticidad de las ciudades, y no solo para insertar cortinas de transición, sino para que el entorno, el escenario, contribuya, le otorgue ciertos sentidos a las acciones, al drama. Viceversa no aprovechó esas potencialidades.

Por último, nos parece que el diseño de presentación y despedida y de las cortinas ha sido muy inspirado, muy conseguido… de lo mejor que se ha visto en mucho tiempo en la Televisión Cubana.

Concluyó Viceversa. La semana que viene habrá telenovela cubana de estreno. Estaremos al tanto. 

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