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Las ONG made in USA , los proyectos anticubanos y el largo brazo de la CIA

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Los gestores del caos, como parte fundamental de la guerra no convencional que ejecuta el Gobierno de ee. uu., con el objetivo de preservar la hegemonía imperialista, utilizan a las llamadas Organizaciones no Gubernamentales (ONG) como punta de lanza en su estrategia desestabilizadora.

Una de las más destacadas, por su accionar subversivo, ha sido la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid), el promotor más activo del cambio de régimen contra los gobiernos de orientación progresista en América Latina.

Esta organización ha creado en nuestro continente una profunda red que capta cuadros, fabrica líderes y penetra la sociedad civil; un verdadero ejército intervencionista de «expertos», «consultores» y «consejeros».

No menos «destacado» ha sido el rol desempeñado por la National Endowment Democracy (ned). Según el bloguero y escritor estadounidense Max Blumenthal, «la ned es un agente líder del poder blando de Estados Unidos, que se ha metido en asuntos de otros países desde su fundación, en el apogeo de la Guerra Fría»

Creada en 1982 por Ronald Reagan, bajo los auspicios de la CIA y el mi6, si alguna frase la define es la dicha por Allen Weinstein, unos de sus fundadores, en 1991: «Mucho de lo que hacemos hoy fue hecho, encubiertamente, hace 25 años por la CIA».

Su cuantioso presupuesto proviene, fundamentalmente, del Congreso de Estados Unidos, que le otorga millones cada dos años, como parte del presupuesto del Departamento de Estado.

El dinero es distribuido entre el Instituto Republicano Internacional (IRI), el Instituto Demócrata Nacional para Asuntos Internacionales (NDI), el Centro Americano para la Solidaridad Internacional del Trabajo de la Federación Americana de Sindicatos-Congreso de Organizaciones Industriales (AFL-CIO) y el Centro para la Empresa Privada Internacional (CIPE), de la Cámara de Comercio.

Solo en sus primeros diez años de creada, la ned distribuyó más de 200 millones de dólares en 1 500 proyectos para sostener a los llamados «amigos de América».

Mientras que el Instituto Republicano Internacional (IRI), nacido en 1983, también de la mano de Ronald Reagan y de un grupo de ideólogos fundamentalistas del Partido Republicano, considerado el arma secreta de la derecha más proterva de Estados Unidos, cuenta con una gran estructura que incluye más de 500 empleados distribuidos por zonas geográficas, y con oficinas en varios países, en dependencia de sus prioridades y posibilidades.

Los cruzados de la derecha yanqui, agrupados en el IRI, comenzaron su trabajo contra Cuba desde la década de 1990. Su primer programa data de 1993, y estuvo dirigido a estimular el llamado proceso de transición en nuestro país, con el objetivo final de derrocar a la Revolución.

Su programa hacia Cuba concibe el entrenamiento, la distribución de materiales, dinero, medios técnicos y equipamiento entre activistas y elementos contrarrevolucionarios, empleando para ello procedimientos y métodos clan­destinos, con el objetivo de encubrir sus propósitos desestabilizadores.

QUIÉN PONE LA PLATA, MANDA

Durante la administración del expre­sidente estadounidense Donald Trump (2017-2021), junto a las más de 200 medidas y sanciones, se incrementaron las acciones subversivas contra Cuba.

Basta dar un vistazo a la página web de la ned para darnos cuenta de la enorme cantidad de dólares que recibieron y reciben organismos, instituciones y medios de prensa contrarrevolucionarios.

Por esa fecha, comenzaron a incrementarse en el país las plataformas digitales administradas por individuos vincula­dos a cursos y becas internacionales, a planes de intercambio académico y otras variantes financiadas por empresas y medios de prensa privados.

El 26 de mayo de 2016, Open Society Foundations acogió en su sede de Nueva York al Laboratorio de Ideas Cuba Posible. El evento neoyorquino, financiado por la Fundación Ford y Open Society, versó sobre «los desafíos actuales de Cuba»; la misma Open Society de George Soros, el millonario de las revoluciones de colores y los golpes suaves.

Millones de dólares son destinados a las diferentes estructuras creadas dentro y fuera de la Isla, organizaciones y proyectos como: Diario de Cuba, Cibercuba, People in Need (PIN), Article 19 y el Observatorio Cubano de los Derechos Humanos (OCDH), entre otras, reciben año tras año los dineros del Gobierno estadounidense para labores de subversión interna en la Isla.

Muchos de esos fondos, provenientes esencialmente de la Usaid o de la ned, tienen su origen en la CIA, y llegan a la Usaid a través de intermediarios privados como la Smith Richardson Foundation, la John M. Olin Foundation o la Lynde and Harry Bradley Foundation.

Otra de las organizaciones financiadas con estos haberes es el proyecto El Toque, conocido en Cuba no solo por sus campañas de desinformación y manipulación de la realidad, sino, sobre todo, por el «dedicado trabajo» realizado en función de influir en las tasas de cambio, favoreciendo la depreciación de la moneda nacional frente al USD, y contribuyendo a la inflación en la Mayor de las Antillas.

Como bien señaló recientemente el sitio Razones de Cuba, «el diseño organizacional empleado por El Toque cuenta no solo con un respaldo monetario de la ned, sino también de la Agencia de Medios Globales Usagm, quien le concedió 150 000 dólares, a través de la empresa Media Plus Experience inc, esquema creado para blanquear los fondos de dichas instituciones y hacerle llegar dinero a sus colaboradores secretos en la Isla».

Así, delinquen por partida doble. Por un lado, violan las leyes cubanas al servir a una potencia extranjera contra su tierra natal y, por otra parte, incluso pueden ser procesados en España, por evasión fiscal y blanqueo de fondos, en compañía de otro proyecto anticubano, Cuba Siglo XXI, y el pez mayor, la ned.

Debemos tener claro que quienes integran esas plataformas y demás proyectos anticubanos no son luchadores por la «libertad», ni seres iluminados movidos por ideas sublimes; detrás de ellos se encuentran miles de laboratorios, centros de estudio, tanques pensantes pagados por el Gobierno de ee.uu. para lograr un cambio político que les favorezca en Cuba.

Se trata, aunque se empeñen en negarlo, de simples empleados de los yanquis que medran a costa del sufrimien­to de sus compatriotas en la Isla. Su afán es el dinero, son simples ejecutores de una política condenada al fracaso, nada más.

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